Azul

¡Me lo quedo!

¡Me lo quedo!

En los días siguientes, Blaide decide abandonar a sus abuelos e irse a vivir conmigo. Como casi siempre estamos en práctica, en clases, no nos las pasamos tanto en la casa y así no interrumpimos a mi madre en los oficios matutinos. Nuestra relación ha mejorado desde que todo está en paz, mi madre comprende que ese es mi destino y no me dice nada.

Y mi mejor amigo y yo estamos mejor que nunca. Salimos al cine, vamos a comer algo en un restaurante que no sea tan caro y gozamos un montón. He tratado de ver dónde consigo empleo, pero nada, así que prefiero decirle a mi padre para trabajar con él. Cuando llego a casa, está sentado en su escritorio y le pregunto si puedo ir mañana al salir de clases, para ver en qué lo ayudo.

—Pensé que ibas con el entrenador —me dice sorprendido.

—Después de graduarme lo haré. Mientras, necesito algo de dinero y me da fastidio pedirte a cada rato.

—¡Excelente!, me gusta tu actitud.

—¡Sí!

—Gracias papá.

Nunca le doy las gracias, no soy tan cariñoso con él ni con mamá y debo cambiar esa parte. Ellos se han calado de mí lo que nadie haría y merecen amor y comprensión de mi parte.

**

Trey, Bin, James, Blaide y yo vamos a una tienda donde alquilan trajes de gala. Ya estamos a dos meses de la graduación y necesitamos estar listos por ese lado, para empezar en lo demás. Bin y James sólo nos acompañarán, pues ellos no forman parte de nuestra promoción, pero desean ayudarnos en lo que puedan. Ellos, por su parte, sí se han quedado con su abuela, porque en mi casa ya no hay más espacio y prometieron que más temprano que tarde, tendrán un nuevo hogar.

—Muy bien, jóvenes. ¿Quién va primero?

—Ellos, yo tengo que ir a otra tienda después, porque no me vestiré de hombre —responde Trey animada.

Nos vamos al vestuario para probarnos los esmóquines. El primero, me queda apretado y siento que mis nalgas necesitan un respiro. El siguiente, parece ser hecho para una persona más alta que yo, porque parezco un payaso.

En una hora, ya nos hemos probado más de 20 trajes. La persona encargada de la tienda, no parece tener paciencia con nosotros y busca a una chica de nuestra edad para que nos ayude.

—Pruébate éste —me da a mí el de color gris y a Blaide el de color negro.

Mirarme en el espejo con este traje me hace lucir más atractivo de lo que soy. No me incomoda, no me aprieta, me veo genial y lo adoro.

—¡Qué hermosos se ven! —exclama la chica.

—Muy lindos —dice Trey sonriendo—. Ahora es mi turno.

Trey es la persona más indecisa que existe sobre la faz de tierra, ya se ha probado miles de vestidos y no se decide por ninguno. La chica de la tienda tiene una paciencia increíble y la ayuda a probarse otros. O ellas se gustan, o de verdad les encanta hacernos sufrir.

—Podemos ir al cine, ver tres películas de dos horas y estarían todavía viendo lo que va a ponerse Trey —murmura Bin Raider con una risita nerviosa. Y ni se imaginan lo fastidioso que ha de ser con los zapatos.

—Ya yo tengo mis zapatos —confieso ante los chicos—, en eso no tengo inconveniente.

—Igual yo —comenta Blaide—. Gracias a Dios que no me gustan las chicas, sino sería un fastidio tener que esperar.

—Completamente de acuerdo contigo —opino.

Luego de dos horas y media, al fin Trey tiene su vestido. Ahora vamos por sus zapatos. Esto será la eternidad, porque si con algo simple se tarda muchísimo, no imagino escogiendo qué cosa de esas se va a comprar.

A mi hermana le fascinan los tacones súper altos que son más difíciles para caminar. Está entre unos blancos y unos negros. Su vestido es de color lila y ella se empeña que deben ser como se los imagina en la cabeza.

—Te ves bellísima con lo que te pongas, Trey —Bin sonríe y mi hermana frunce el ceño como si le molestara lo que está diciéndole.

Blaide y yo nos salimos para dejarla con los chicos. Primero, tengo hambre y segundo, no aguanto las piernas y el trasero.

—Al fin me siento libre.

—Te veías lindo Ro.

—¡Gracias!, tú igual. Eres mío, si eso quieres saber.

El sarcasmo romántico funciona con los dos, pero como estamos en etapa de transición y no sabemos a dónde llegará esto, nos limitamos un poco y, simplemente, decimos cosas cortantes que no afecten nuestros sentimientos.

—Adoro cuando dices eso.

Pedimos una pizza para mi hermana, Bin y James, y otra para nosotros. Viendo desde el establecimiento de comida, aún están en la tienda de zapatos. Los chicos parecen estar divirtiéndose bastante.

—Ésta si me gusta porque no está tan mojada.

—A mí me gusta lo que sea.

—Yo no soy lo que sea, soy único.

—Hablo de la comida.

—Y yo hablo de ti, así que reformula tu comentario.

—De la comida me gusta todo, lo dulce también, y de ti me encanta tu cabello y cuando duermes.

—Mucho mejor.

**

Mis padres fueron a una fiesta en casa de uno de sus amigos y se llevaron a Justin. Trey y los chicos juegan en la sala a Twister. Blaide y yo estamos acostados viendo una serie sobre fuego.

—Y así es como haces que tu enemigo se moleste contigo.

Estas personas ganan dinero haciendo esas estupideces, ya quisiera yo hacer algo así de sencillo y obtener bastante.

Mi amigo cambia de canal y sintoniza otro programa, de esos donde aprendes demasiado y lo deja en Sala de Emergencias: Historias Inéditas. Estando acostados los dos, me produce un calor tremendo y me quito la camisa y el pantalón. Me quedo en interiores y me siento más fresco.

—Me tientas demasiado —me mira a los ojos, pero yo no he hecho nada malo.

—Tengo calor.

—¡Claro!, el calor.

—Es en serio.

—¿Te produzco calor?

—¡Sí!, eres como el sol.

Se acerca más hacia mí y se pone de frente para verle el rostro. Su beso electrocuta mis sentidos y no puedo parar porque pierde la conexión. Él se quita la camisa y el pantalón de un solo tirón y lo tira hacia el suelo. No sé si ya estoy hipnotizado o es que, definitivamente, lo amo en serio.




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