Azul Violeta (cuarto Libro)

XX.- Producto de la duda

Durante la investigación, Sayako fue convocada.

En su declaración, dijo que cuando conoció a Christine le pareció que entró a trabajar en la Galería de arte por sus contactos y no por su talento así que investigo sobre ella; al no tener información útil contacto con una tal Alexandra Miller y Karla algo por medio de las redes sociales de la misma Christine. Ellas le facilitaron el nombre del blog de odio.

Confesó que al principio fue un bullying común, sin mayores intenciones más que obligarla al dejar el trabajo, sin embargo, alguien quitaba las notas que ella pegaba en la pizarra. Después de unas semanas, la información que recaudó simplemente desapareció. No le dio importancia y continúo con su día a día.

Takaki estaba bastante decepcionado por la conducta infantil de su esposa. Sayako se disculpó con él por ser problemática y después iría a disculparse con Christine. Takaki no menciono nada. Una persona no podía juzgarse por sus errores del pasado sino cada uno tendría cientos de verdugos.

Sin embargo, Christine se negó a verla.

Kathleen, como la buena persona que era, le insistió a Alejandro que fueran a ver a Christine. Le decía cada vez que lo veía que si ella seguía triste por ese asunto el bebé nacería triste. Alejandro también se preocupó. Después de que Eva se fue a Francia, su permiso casi terminaba, Christine apenas abandonaba su casa. Ryusui accedió a ser instructor de actuación pero ya no estaban tan cariñosos como siempre.

Había una relación un poco confusa.

 

— Mujer, no sé cómo te puedes mover con esa panza gigante. — señaló Alejandro quien fue a llevarle su hermosa persona para alegrarla.

— ¿A qué viniste? — dijo ella quien estaba limpiando un poco. — te dije que pintaría lo que me dijiste.

— No vine por trabajo, Solo quería saber, ¿Cómo estás? ...y Kathleen me obligo porque se preocupa por ti

— ¿Cómo me voy a creer eso? — Dijo molesta — creo que aún soy la misma estúpida que confía en todos a pesar de que me están dañando.

— Muchacha, ¿De qué hablas? — pregunto Alejandro preocupado.

Christine rompió en llanto. Lo reconocía, la razón por la que acepto tal reto al convertirse en madre era porque sentía que su marido la apoyaría y confiaría en que los dos podrían criar a los niños bien, sin embargo, ahora parecía algo muy lejano.

Alejandro se puso al frente, sabía que algunas personas encontraban consuelo en los abrazo pero Christine los rechazaba al sentirse incómoda. La llevo hacia su pecho, al menos como su amigo quería que no se sintiera sola. Era su torpe manera de consolarla.

— Suéltame o te pegaré. — dijo la mujer.

No escucharon abrirse la puerta. Ryusui contemplaba como su esposa alejaba a un hombre. Sus sentimientos comenzaron a gobernar frente a su razón y rio de manera desagradable. ¿Qué clase de cliché acababa de ver? Tal cual como las tontas historias de amor que odiaba leer Christine.

— Vaya, Alejandro, ¿Está es la oportunidad que esperabas?

Ambos voltearon a verlo. Ryusui tenía una mirada apagada. Alejandro se alejó un poco mientras Ryu caminaba hacia ellos.

— Creo que al final, fui un tonto por creer que solo trabajaban juntos. Dime, al menos, ¿uno es mi hijo? — Lo dijo acusando a Christine y se arrepintió de inmediato.

Christine limpio sus lágrimas, ya tenía suficiente tensión en sus hombros y miles de cosas que pensar como para preocuparse de algo más.

— ¿En serio? ¿Eres de los que cree ciegamente? ¿Siempre fuiste así?

— ¡Lo siento pero yo no puedo creer fielmente tal como tú lo haces! Vi claramente como él quería abrazarte y eso, ¿no es suficiente para dudar?

— ¿Me vas a hablar como crío de secundaria? ¿Te vas a poner celoso solo porque un colega intentaba consolarme? — su tono enojado ponía los pelos de punta a Alejandro.

— ¿Y que si me comportó así?  NO PUEDES NEGAR QUE SIEMPRE ESTÁS TRABAJANDO CON BASTANTES HOMBRES, ¡CUALQUIERA SOSPECHARÍA DE QUE ALGO NO ESTA BIEN! ¡TU SOLA TE DISTE ESA FAMA!

— ¿Y SOLO POR ESO ME RECLAMAS? ¿QUE TAL TUS ESCENAS DE BESOS? ¿O LAS ESCENAS DE CAMA QUE SOLÍAS HACER? ¿DE VERDAD ERAN ACTUACIÓN? ¡PORQUE A MI ME PARECIERON BASTANTE NATURALES! — grito molesta que despertó a los niños de su siesta — ENTONCES ¿SOLO NECESITABAS EXPERIENCIA PARA MEJORAR TU TRABAJO? ¡NO TIENES PORQUE HABLARME ASI! ¡TU TAMBIEN TE LLEVAS BASTANTE BIEN CON ESAS ACTRICES!

Ryusui se puso rojo como un tomate, Christine tenía mal genio y lo sabía, a pesar de eso, aún podía mantener una línea entre lo personal y lo profesional. Alejandro ya no sabía hacia dónde mirar.

— AHORA RESULTA QUE ESTÁS CELOSA, ENTONCES TU MADRE TENIA RAZÓN, ¡LOS HIJOS COMETEN LOS MISMOS ERRORES QUE LOS PADRES! TU MADRE FANTASEABA CON QUE SU ESPOSO LO ENGAÑABA Y AHORA PRESENCIÉ COMO MI PROPIA ESPOSA ME ENGAÑABA... ¿SERA EL KARMA? ¡AL FINAL TE ESTAS CONVIRTIENDO EN ELLA!

Christine no dijo nada más. Estaba aturdida. Quería golpearlo allí. Estaba furiosa. Cualquiera de sus reacciones estaría mal pero solo quería hacer algo.

—  ME DI CUENTA QUE ESTO ES LO QUE ME MEREZCO POR CONFIAR CIEGAMENTE EN ALGUIEN, CREÍ QUE DE VERDAD PODRÍA AMARTE TANTO COMO TU ME AMABAS PERO AL PARECER ES MÁS IMPORTANTE LO QUE UN EXTRAÑO TE DIGA A LO QUE YO HAGA — dijo molesta. Ryusui no pudo contradecirla.

— Entonces vete — dijo con voz muy baja — vete, no te quiero más aquí. Es cierto, siempre has dicho que tienes más amigos que amigas pero no creí que serían esa clase de amigos.

Christine le dio un golpe con su puño. Ryusui jamás había sentido la fuerza de uno de sus golpes. Solo lo escucho una vez de Eva "cuando ella golpea sientes que tus huesos están a punto de romperse"

Su roto corazón, la vio irse solo con su bolsa. No se atrevió a decir ninguna palabra. Christine no miro atrás. Actuaria egoísta como siempre lo fue.  Alejandro se quedó atrás viendo como los pequeños estaban acercándose. Ryusui le dio a los niños diciéndole que al menos debería ser responsable de cuidarlos.




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