Azul Violeta (cuarto Libro)

XXI.- Sí pudiera regresar el tiempo

Alejandro siguió los pasos de Christine hasta que se ocultó el sol. Llegó a un hotel reservado casi siempre a turistas. La seguía en silencio. Anya y Yuu se habían dormido por la forma de caminar de él, tan tranquila. Llegaron a la habitación.

— Oye... 

— Déjame un momento solo — pidió

Imagino que le dolían los pies. Camino sin descanso durante horas. No había comido nada así que pidió algo a la habitación. Los niños se quejaron de la comida y Alejandro estaba enloqueciendo. Fue su culpa es cierto pero de todos modos, ¿no se profesaba un amor que lucharía contra todos?

Yuu le arrojó comida en la cara. Anya intento morderlo. Ante ellos, él es el culpable de que su madre derramará lágrimas. Las personas malas hacen llorar a otros.

Dejo a los niños en la pequeña sala un momento y fue al dormitorio. Solo había una delgada pared que los separaba pero que buena era. Escucho el llanto de Christine, semejante al de una persona que estaba rompiéndose pedazo a pedazo. Sus gruesas lágrimas ya tenía la almohada empapada.

Solo un momento. Solo un poco, quería actuar egoísta.

Cuando Alejandro volvió a verla estaba dormida, sus ojos hinchados y su boca un poco seca. Había apretado tanto los puños que se hizo marcas en las palmas de las manos.

Sonó su celular.

— ¿Si? — Contesto Alejandro — ¿Quién es?

— Kathleen... ¿Cómo está Christine?

— Ahhh...lloro mucho y se durmió.

— ¿Qué? ¿Que no la puedes cuidar bien? — reprochó

— ¡No es una niña!

— Si tuvieras un poco de humanidad...no, olvídalo...dame la dirección antes de que te cuelgue de tu miembro...— amenazo

— ¿Y quién te crees que eres para mandarme así? — también se enojó pero no gritaba por consideración a la persona dormida.

— Dame la dirección...A-H-O-R-A.

Alejandro le envió un mensaje. Kathleen tan igualada lo trataba como tapete. Fue culpa de ella que la situación se volviera de esa manera...no, exageraba...no fue culpa de ella si no de él.

Christine soñó con el momento en que conoció a Alejandro.

Si ese día le hubiera dicho hola...

Se veía a sí misma en una vida distinta.

Christine miraba a un yo más joven tomando otro camino en su vida.

 

Después de decirle "Hola" se dio cuenta de que tenían muchas cosas en común, sin embargo, sus personalidades chocaban. Él un fatalista y ella intentando ser realista. Su relación progreso al grado que registró su matrimonio antes de que terminara el primer cuatrimestre.

Comenzaron a vivir juntos. Cómo espectador Christine veía a la joven chica que su sonrisa sarcástica no había desaparecido. Alejandro se dedicó a trabajar en su nombre y renombre como artista. Christine aun inexperta comenzó a trabajar como curadora.

En lugar de buscar donde trabajar, empezó vendiendo poco a poco. No había necesidad de conocer a King ni Tallulah. Alejandro, además de tener una lengua afilada, demostró ser una especie de esposo amoroso pero solo en la habitación. Siempre enfocado al trabajo, pensando en los lugares que visitaría pues odiaría estar a la sombra de su esposa.

Dado que estaba juntos, Gabriel fue alejándose. Su carrera despegó como diseñador de personajes así que trabajo en ello hasta que se mudó al extranjero. Podría cumplir más sueños. No existiría "Polilla", no habría razón para ser acusado de plagio, no habría razón para deber miles de dólares y tampoco se convertiría en la persona que casi arruina su vida privada.

Christine eventualmente dejo las redes sociales personales, dejo de ver series extranjeras y criticaba un poco series actuales por ello desconocía quien o quienes eran las promesas de la actuación en otros países de habla no inglesa. Empezaría a dejar sus pasatiempos por no considerarlos aptos o dignos de aprendizaje, buscaría como mejorar su técnica sin que haya algún distractor.

Christine no mejoro la relación con su familia y de alguna manera asumió la deuda que tenían ellos como si fuera propia. Su familia no cambio. Cada vez que se vieran le echarían en cara como es que se casó para salir del hogar paternal además de que la enloquecerían pidiéndole nietos.

La molestarían recordándole la deuda de vida que tiene con ellos y su deber filial hacia ellos, pagaría la escuela de su hermano pues era su responsabilidad. Sus padres pelearían como cada día y aunque ya no viviera con ellos, seguiría siendo la culpable de todas sus peleas y posterior separación.

Cada día se volvió monótono. Solo viviendo para trabajar. En casa nadie le daba la bienvenida, nadie le ayudaba con las tareas del hogar. Se sentía un poco vacía. No había clientes con los cuales tratar, ni había más empleados, no había niños que criar. Algo le faltaba. Esto no es lo que debería soñar.

La vieja Christine viendo su versión alterna como se desmoronaba ante la tristeza. Siempre estaba sola no había nadie con quien hablar, sus amigas apenas le hablaban porque cada una se enfocaba en su andanzas. No sabía si fue amor o locura. Llegó a su edad actual y sus amigas también tenían futuros distintos.

Como ella, Christine, se casó con Alejandro, no había forma de que Myra lo conociera y naciera Víktor. Así que ella termino saliendo con un ex compañero de carrera que resultó ser un golpeador e infiel. Afortunadamente se fue de su lado, pero cada vez que salía con alguien terminaba con las mismas características.

Cómo no se mudó de país, Dove jamás conoció a Suman. Ella continuo construyendo su carrera musical sin darse cuenta que su primer novio le fue infiel, prometiéndose con él a una vida juntos y terminando plantada en el altar. Puso su vida en peligro pues no había nadie que la apoyará. Lloraba de dolor. Sin embargo, los pensamientos fueron más pesados que las palabras y cometía tonterías.




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