Azul Violeta (cuarto Libro)

XXIV.- Es su culpa — dijo el culpable

Joanna fue a visitar a Christine por petición de Ryusui. Dado que no la podía contactar se asustó y pensó que quizás Alejandro tenía algo que ver, sin embargo, su propio orgullo le impedía preguntarle además de que podría encontrar con esos sujetos de nuevo si la acosaba descaradamente.

— ¿Así que te envío Ryusui?

— Eres suspicaz, en efecto, me envió él y quisiera información sobre cada uno de tus guapos amigos aquí presentes. — dijo Joanna.

El mismo día en que fueron a visitarla no pudieron verla así que quedó ir al siguiente fin de semana. Christine tenía un anormal resfrío así que estaba en casa de Kathleen con sus pequeños. Kathleen estaba furiosa de tener tanta gente reunida además de las constantes visitas de Alejandro.

Los amigos de Christine la visitaron excepto Antonio quien estaba en un seminario de neurología. Joanna fue allí después de que Ryusui sintiera que la situación ya duro demasiado.

— Dejare que ellos hablen — contesto.

— No, está es una conversación, debes participar — insistió.

Christian, Alejandro y Mariano rieron. Derrick no sabía si reír o no. Parecía atrapado en su mundo.

— Bien...de verdad estoy mejor. Si ves a Ryusui dile que estoy bien y ya no estoy enojada...

— ¿Te fuiste de la casa y dices que no estás enojada? Creo que aún no se va tu fiebre. — comento Christian mientras buscaba el termómetro.

— No, bueno... estaba molesta por usar mis palabras contra mí, también debería disculparme por el golpe que le di pero es mejor eso que decir algo que lamentaría más tarde. — comento y nadie la contradijo.

Un golpe quedaría borrado después de un tiempo pero las palabras las recordaría siempre en momentos extraños.

— Yo creo que has enloquecido y si no te arreglas con él, lo mejor será el divorcio — menciono Mariano — algo que no debería pasar en una relación es que se ataquen verbalmente o físicamente y lo sabes. Si las cosas van mal entonces deben separarse.

— No creo que sea la respuesta — dijo Alejandro. — además no debemos entrometernos en su relación, lo cierto es que no lo aprobamos. Y no lo haremos después de saber cómo te trato.

Christine quedó en silencio. Eso no lo vio venir y la ponía triste. No esperaba su aprobación pero tampoco que lo detestaba de esa manera.

Continuaron charlando un rato. Joanna fue la última en irse y al despedirse de Kathleen se dio cuenta de que por mucho que se amaran, a veces no están destinados a estar juntos. Esos dos se amaban pero sus últimos problemas hacían que no vieran más allá de su nariz.

 

— Oye, vine por la ropa de Christine — anuncio Joanna más tarde.

— ¿Qué? ¿No te la puedes llevar? ¿Por qué viniste? — contesto un poco alterado.

— Creo que necesita cambiarse de ropa, no sé tú pero me aburriría de vestir siempre lo mismo. — Comento — está bien ella. Mejoro su resfriado y para el próximo mes está programada la cesárea.

— ¿Qué? ¿Por qué? El doctor dijo que sería natural... ¿qué? Necesito verla... ¡dime con quién se queda! — pidió.

— No. Me dijo que ya no está enojada pero no menciono nada sobre decirte donde está ahora...— dijo desde la habitación. Escogió algunas prendas comidas y después fue a buscar la ropa para los pequeños.

— Joanna, al menos me dirás lo que dice de mí, ¿verdad?

— No dice nada... en realidad, evita el tema... pero sus amigos están con ella... la cuidan como a una hermana menor. — comento al aire sin saber si lo escuchaba o no.

— No sé porque creí que ella me engañaba...a veces me siento tan estúpido...

— No es que te sientas, es que lo eres...— confirmo ella. — lo creíste porque nadie espera que una mujer sea amiga de hombres, socialmente está mal. Las mujeres amigas de mujeres y hombres amigos de hombres. Los adultos hacen esa división porque de jóvenes no aguantaron las malas críticas.

— ¿Me dices viejo y joven a la vez?

— No, te dijo viejo y estúpido. Ella desde el principio te dijo que tenía amigos hombres (o eso mencionaste) y si no puedes ver la línea que los separa lamento decirte que ella te dejará, se llevará a los niños y nunca la verás de nuevo.

Antes de reclamarle, escucho el timbre. Joanna fue a abrir y dejo entrar a alguien diciéndole "ya lo prepare para ti, si esto no funciona me encargaré de su funeral" y salió.

Ryusui asomó la cabeza y vio a Alejandro vestido de negro. Estaba alejado por casi dos metros.

— ¿Qué haces aquí?

— Vine a disculparme. Bueno, algo así...no es mi culpa que tu visión sea corta como para no darte cuenta de lo que ocurre a tu alrededor.

— ¿Es disculpa o insulto?

— ¿Ambas? — contesto. — No lo niego, aún la amo pero eso no significa que ella sienta lo mismo por mí. En realidad, ella ya me rechazo hace tiempo... en todos los años que la he conocido es la primera vez que la veo tan enamorada pero no ciega ni tonta...

— ¿Y esperas que crea eso? Siempre buscas estar cerca de ella bajo cualquier pretexto, cualquiera sentiría que algo está mal. — reclamo

— Pero tú no eres cualquiera. Tú la elegiste por qué sentiste que de lo contrario no encontrarías a nadie a quien amar y ella te eligió porque te ama. Tu maldita inseguridad hizo que tus sentimientos vacilaron y la asustaste. ¡No intentes hacerme parecer el único culpable porque tú también lo eres!

Ryusui quedó en silencio. No sabía cómo responder. Alejandro tenía razón. Después de escuchar de Joiichiro que los niños no podrían ser de él pensó que quizás se veía con alguien más. Admitía que pasaba mucho tiempo afuera grabando y no le ponía la atención que debía darle; pronto se dio cuenta de que no era de esa manera.

Simplemente en la discusión, saco todo lo que pensaba y la daño. Solo servía para eso, para dañar su relación con una persona que no soltó su mano en distintas situaciones.




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