Azul Violeta (cuarto Libro)

XXXV.- Oscura perspectiva

Hace algunos años.

Una noche en un bar, Joel y su amigo Tomás conversaban.

— Entonces serás transferido al extranjero, ¿por qué no te ves emocionado? Cualquiera soñaría con tener ese ascenso en su trabajo.

— Bueno, supongo que no quiero dejar mi antiguo hogar y mi vida. Simplemente estoy indeciso sobre el cambio repentino... — comento

— Pero siempre soñaste trabajar para Galia Inc., solo pregúntate si encontrarás otro trabajo que valga la pena. Si no lo haces, tu talento se desperdicia...— decía al tiempo que respondía un mensaje de Dove. Le decía que estaba con una amiga y si quería podía unirse a ellas. — esa amiga de Dove, como es insoportable.

— ¿Por qué? ¿Te hizo algo? — preguntó pues nunca lo había escuchado quejarse de una mujer y menos de una mujer amiga de su novia.

— Desde el primer momento en que nos conocimos me trata muy mal, no se fía de mi incluso amenazo con golpearme si le hago algo a Dove...— comento. Tomás miro como Joel enviaba mensajes en redes sociales a una tal Christine y al salir de la App ponía una contraseña.

— ¿Y? ¿Le has hecho algo? — quiso saber mientras pedía otra cerveza.

— No pero sentí que miraba dentro de mí, que raro se escuchó eso jajaja — decía despreocupado — simplemente no me agrada y el sentimiento es mutuo. Vamos.

Joel y Tomas se conocieron por un tercero y de alguna manera lograron convertirse en amigos. Joel quería molestar a la chica por no confiar en él o que fuera capaz de descubrir sus mentiras. Cuando se reunieron, él lo presento con toda la intención de que ellos comenzarán una buen relación. No había más opciones que esa para quitársela de encima.

Su primera impresión fue: al sonreír, sus ojos también sonríen.

— Entonces ¿cuándo te mudas?

— Estoy pensando en rechazar la oferta, aún no es demasiado tarde... — comento mientras movía los muebles de su casa.

— ¿Qué? ¿Estás jugando conmigo? ¿Sabes lo difícil que fue conseguir ese puesto y ahora lo dejaras? ¿Estás bien de la cabeza?

— Estoy saliendo con la chica que me presentaste ese día... no lo sé... siento que si estoy con ella, mi vida será mejor... sé que dejo una oportunidad de oro pero puede que venga algo mejor, siempre aparece algo mejor — comento distraído.

Joel estaba furioso. No podía creer que su amigo cayó por un flechazo. Y mucho menos con Christine. Al final, no sabía cómo ni porque pero Tomás decidió ir. Mientras estuviera en esa relación no podía pensar con claridad. Christine seguramente lo estaba manipulando.

— Hola, buen día... ¿tienes el equipo de campamento?

— Si, puedes subir por el...— le pidió mientras seguía doblando la ropa para el equipaje — pero en silencio porque Christine duerme.

Llevaban poco tiempo en una relación y él debía mudarse. Se sentía asustado de una relación a larga distancia, sin embargo, creía que podría ser posible. Confiaba en que lo sería. Mientras Tomás estaba lleno de positivismo y amabilidad, Joel subió a la habitación de su amigo y alcanzo a ver una espalda desnuda sobre la cama. Tomo una foto con su teléfono. Se acercó un poco más hasta que sintió un brazo alrededor de su cuello.

— ¿Qué crees que haces? Sabes que el equipo de campamento está arriba, no entres a mi habitación tan solo porque sí. — señalo y cerró la puerta.

— ¿Pero no es raro? Ella abrió las piernas solo para ti y acaban de comenzar a salir...yo creo que ella anda de cama en cama.

— ¿A ti que te importa que avances demos en nuestra relación? Eres un pésimo hombre que solo molesta a los demás solo, ¡porque su relación más larga no te permite tener sexo con ella! ¡Toma el equipo y vete antes de que deje de ser amable! — le ordeno.

Después de eso, la noticia que conmocionó a Joel fue que Tomás le propuso matrimonio a Christine. Se enteró por medio de Dove. No lo entendía, apenas llevaban poco tiempo en una relación seria, su broma estaba saliéndose de control. Aún tenía la foto que tomo aquella vez, el problema era donde usarla; la tomo en el calor de momento y si la usaba mal podría afectarle.

La ventaja de vivir en un lugar pequeño es que, todos se conocen o frecuentan los mismos lugares. Joel siempre salía a bares y allí conoció a una mujer que conocía a Christine. No le dijo mucho pero no le agradaba, no entendía como alguien tan seria como ella podría llamar la atención más que alguien extrovertido.

Antes de que empezar con los preparativos, Joel fue a felicitarlo. Asumía que como amigo debía advertirle de lo que ocurriría a continuación. Lo hizo de manera sutil y poco a poco fue envenenando el concepto que tenía de Christine como su prometida y como persona. Al conocerlo desde hace mucho tiempo, Tomás no se molestó en averiguar si lo que le dijeron era verídico o no. Sabía que ella era una mujer solitaria que tenía malas relaciones sociales que no se molestó en explicar a nadie incluyéndole a él.

Empezó a tratarla como una molestia. Empezó a dejarla hacer lo que quisiera. De todos modos no era bonita y tenía unos kilos de más, no sabía cuál era su atractivo pero quizás, tenían razón al dudar de ella. Había cosas que él quería que ocurrieran pero ella no le dio una posibilidad o una esperanza de que fueran a suceder. El día de la boda le envió un mensaje.

“Christine, eres una chica extraña y estoy agradecido por no ir más lejos en nuestra relación, me gustas y de verdad quería creer que el para siempre aplicaría a nosotros pero quiero una esposa que me reciba en casa y una familia cálida. Busca a alguien que pueda satisfacer tus deseos egoístas desde la comida hasta la familia. Adiós." " También discúlpate con los invitados y los pagos, no me contactes más"




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