Azul Violeta (cuarto Libro)

XXXVI.- Castigos gratis para todos

— Esposa, no entiendo cómo es que no sentías nada de dolor y casi te rompes el brazo. — comento Ryusui antes de ir a la casa. Después de llevarla al hospital, le vendaron el brazo y no debía moverlo por al menos una semana además le dieron alguna medicina para los golpes que tenía en el abdomen y cara.

— Lo siento. Solo me enfurecí pero ya no lo haré más. — dijo.

Recogieron a los niños y compraron algo para preparar la comida. Los niños estaban un poco asustados por ver a su mamá con el brazo lastimado. Al llegar a casa, Christine obligó a Ryusui a acostarse pues de lo contrario su resfriado empeoraría. Mientras ella iría prepararle algo de comer.

— Le pediré a Alejandro que venga. Probablemente lo lastime al forcejear con él, ¿está bien? — le dijo a Ryusui y él solo asintió. Si ella no podía tener amigos entonces él tampoco podía tener amigas, pensó, pero no aplico.

“Ven, inmediatamente" eso escribió en el mensaje.

Termino preparando caldo de pollo para Ryusui y los niños. Alejandro llegó asustado alrededor de 10 minutos después.

— Estaba en una reunión con Galia Inc., se comunicaran contigo pronto — comento sin saludar.

— Toma — y le arrojó un pequeño ungüento. — probablemente te golpe un poco al intentar... lo que sea.

— ¿Y tu esposo está de acuerdo? ¿Qué un hombre esté aquí?

— ¿Qué hombre? — contesto para molestarlo

— Ay mujer...— dijo entre dientes.

Christine le ofreció comida. Alejandro la acepto de buena gana y se sentó a comer con los niños mientras ella revisaba a Ryusui. Mientras el revisen su celular y vio un mensaje de Katia.

“Sonara raro lo sé, pero por favor podrías comprarme analgésicos y... y..."

— Cuánta confianza tiene esa chica — dijo en voz alta, memorizando su petición. — que igualada.

— ¿Quién? — pregunto Christine le regresar a la cocina. — ¿quieres venir a cenar?

— No, lamento decir esto pero tú cocina no es muy buena. Me puedes envenenar en cualquier momento — comento.

— ¡¿Entonces?! ¡No comas! — se quejó ella mientras él recibía el plato lleno de comida.

Alejandro termino de comer y después de un rato se fue a comprar cosas que necesitaba. Christine lo despidió y después fue a bañar a los niños. Ryusui estaba mejor en la tarde. Él le recordó que le avisará si necesitaba ayuda. Justo cuando termino, llegó Yamashita.

— Hola, señorita Riels.

— Hola, ¿salió la sentencia? — le pregunto al tiempo que lo dejaba entrar.

— Si, todas. Paga por mi buen trabajo. — comento y busco con la mirada si había comida. Había crecido una confianza misteriosa entre él y esa familia.

— Puedes servirte lo que gustes. — le pidió. — aunque aún no preparo la cena.

— Gracias, muy amable.

Mientras comía le comento que Darí se salvó de ir a prisión pero después de todos los cargos todo sería resultó de manera monetaria y alcanzaba la suma de unos cuantos millones por lo que tuvo que vender sus propiedades. Además debía ofrecer una disculpa pública.

Por otro lado Joiichiro, debía estar en prisión alrededor de 36 meses y pagará unos cuantos millones, fue acusado de varios cargos y todos fueron comprobados excepto sobre la sospecha de aceptar sobornos, suponían que era una mentira. Pero al menos ya no los molestaría.

La mujer que lo acompaño esa vez solo pagaría alguna suma monetaria y en cuento al responsable, no había ninguna pista vinculante. De cualquier manera, salió todo bien.

Alejandro había comunicado a Yamashita sobre su sospecha hacia Polly pero no había manera de vincularla en ese momento y sin pruebas, no podrían investigarlo. Christine estaba sorprendida pero como era peor tener que pagar dinero que no tienes a probar una libertad encadenada. De alguna manera, estaba conforme.

— Ahora, ¿mi pago?

— Llame a King y dijo que está todo listo para que empieces a trabajar allá. ¿Estás seguro? Aunque la vida es algo barata no ganas tanto dinero como aquí

— Estaré bien. Posiblemente sea mi fanatismo pero, ¿no sentiste lo mismo al mudarte a este país? ¿No estabas huyendo de su sociedad putrefacta?

— Quizás. Puedes mudarte cuando quieras. — saco su chequera y escribió una cantidad que le entrego — por tus servicios. Deberías estar loco de solo aceptar ese pago.

— Gracias. ¿Me puedes dar más comida para llevar a casa?

— Seguro...— contesto extrañada.

Ryusui estaba dormitando al igual que Jun y los niños jugando en la sala. Esperaba que los días de tranquilidad por fin aparecieran. Se despidió un rato después.

Ding Ding

— ¿Si?

— Abre, traje lo que me pediste...

Después del incidente con el representante de Galia Inc., decidieron cerrar temprano. Alejandro le comunicaron que el sujeto fue suspendido sin goce de sueldo y que les gustaría continuar trabajando con ellos incluso ofrecieron más cosas en el contrato. También prometieron hablar con Christine.

Alejandro al salir de la casa de esa mujer, fue a comprar las cosas que Katia le pidió. De manera repentina, se le vino a la mente Myra y su cara de dolor cuando tenía cólicos. Después de visitar a Christine quería poder decir en voz alta que eso tenía que acabar ya pero no sé animaba pues sobre todas las cosas era casi la única amiga que tenía.




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