Azul Violeta (cuarto Libro)

XL.- Sorpresas no tan sorpresivas

Como cada semana, Eva revisaba sus redes sociales para enterarse de lo que hace Christine. Ella decidió alejarse y mantenerse al margen pero sin dejar de desear por su felicidad. Aunque no estuvieran cerca continuaban considerándose buenas amigas.

— Llegué — anuncio Kouyou cerrando la puerta detrás de si — no sé cómo es que el clima es tan cambiante de un momento a otro. Allá o solo hace frío o calor durante el día, hasta dentro de la casa el clima es distinto.

— Hola — y le dio un beso — te acostumbras. Es difícil decir cómo.

Eva y Kouyou se conocieron por casualidad cuando Christine tenía algunos problemas con una modelo y el ex manager de su esposo. La primera impresión del otro fue "que borracho" y rogaban no volverse a encontrar. Su relación no floreció mucho en ese momento hasta que se volvieron a encontrar, está vez en el lugar donde ella vive.

En ese año, Eva decidió estudiar veterinaria y zootecnia así que en eso se iba su tiempo diario además de trabajar. Una tarde cuando fue a cenar a un restaurante lo reconoció al verlo tan solitario tomando una copa.

Fue ella quien comenzó a platicarle cosas para que pudiera sobrevivir sin lastimarse o algo y él se mostraba muy agradecido con ella. Para Yamashita Kouyou trabajar para King era un sueño hecho realidad y le dieron una buena bienvenida en el equipo legal incluso podía ver a diario a Tallulah y Toshi lo cual también le alegraba, pero no dejaba de ser extranjero lo cual dificultaba su vida un poco al no poder acostumbrarse a lo que había a su alrededor, sin mencionar el idioma que le parecía tan difícil de aprender y estaba teniendo problemas con ello.

Sin embargo, lentamente comenzó a sentir la necesidad de platicarle a alguien lo que ocurría en el día y se dio cuenta de que Eva frecuentaba ese restaurante, fuera del trabajo era casi la única persona que conocía.

Pasaron casi tres meses hasta que comenzaron a salir. Eva siempre se mantenía al margen y tampoco se mostraba muy cariñosa con él pues no podía olvidar lo que le hizo su anterior novio, por lo que sentía que no tenía iniciativa o él se aburrirá de ella. Afortunadamente se equivoco. Su relación progreso bien hasta el punto en que decidieron vivir juntos.

La sorpresa de Eva fue enorme al enterarse que estaba embarazada. Reconocía que fue un accidente al contar mal su ciclo; algo que nunca había sucedido. No obstante, sentía que podía confiar en él y tener su apoyo por lo que darían el siguiente paso que sería casarse. Para Eva, conocer a Kouyou fue lo mejor que le pudo ocurrir pues era trabajador, entusiasta y la animaba a seguir adelante completamente. Kouyou también se sentía tranquilo y enamorado de la forma de ser de su novia; amable, cariñosa y energética.

Pero muchas veces las cosas no planeadas salen muy mal. Eva continuaba con sus clases y Kouyou trabajando, ella comenzó a sentir la presión de que su salario jamás sería suficiente para cuidar de un bebé además de que tenía que estudiar y practicar con algún médico veterinario antes de pensar en abrir su propia clínica.

Solía estresarse bastante al imaginarse las peores cosas que estarían por suceder por lo que al final de un día común tuvo que ser remitida al hospital. Kouyou estaba demasiado asustado cuando le llamaron a su oficina y salió sin avisar a King, cuando estaban en una reunión, sobre el asunto que debía atender con urgencia. Al llegar con Eva, ella se quería dar de alta como si no pasara nada, simplemente no quería verlo.

Kouyou no se apartó de su lado aunque Eva lo rechazara diciéndole las palabras más crueles que se le podían ocurrir. No podía decirle a nadie lo que acababa de pasar pues ella tampoco lo podía aceptar. Eva poco a poco comenzó de nuevo su rutina y solo esperaba el inminente final de su relación. Ella ya no podía con esa carga y no quería que Kouyou cargue con ella. La culpa era demasiada, paso de una inmensa felicidad a una profunda tristeza.

Los días continuaron pasando hasta que harta le dijo que se iba a ir de la casa. Kouyou no la culpaba de nada incluso quería saber cómo se sentía pero siempre le respondía mal y estaba de mal humor lo que hacía imposible tener una conversación adecuada.

Una tarde, Kouyou le dijo que aún tenía en mente casarse con ella. No se imaginaba su vida con otra persona. Eva no sabía que responder. Estaba segura que tras su fracaso como futura madre su relación estaba acabada.

Desde muy joven se asustó al ver cómo era un parto y no entendía porque las personas querían tener hijos por lo que ella decidió no tenerlos. No quería pasar por ese dolor así mismo ella siempre llevando bien la cuenta de sus días, dejo que llegara un día adecuado para concebir. Lo hizo de manera consciente e inconsciente pues se sentía que era el momento adecuado para cambiar de parecer y formar una familia. No por petición sino que ambos así lo sentían.

— Pero... ¡ya no podré tener hijos! ¿Estás seguro? — dijo con los ojos llorosos. Estaba a punto de gritarle sin importar el tipo de respuesta.

— Estoy seguro. No necesitas una familia más grande, solo estaré aquí para ti.

Finalmente se casaron. A la boda solo asistieron sus familiares más cercanos. De sus amigos de toda la vida, le dijeron lo mismo, "pudiste elegir alguien mejor" "te será infiel, es demasiado guapo para ti" “No deberías confiar en extranjeros, no sabes cómo son”, Eva se molestó mucho y poco a poco les dejo de hablar. Quería imaginarse que le diría Christine cuando se enterará de su enlace.

Hubo muchas personas que les dijeron que si no había niños de por medio, su familia fracasará, le recordaron que sus padres querían jugar con sus nietos y que cuál es el punto del matrimonio si no iban a tener descendencia.




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