Azul Violeta (cuarto Libro)

XLV.- ¿El amor esta en el aire?

— Mamá y papá no están así que calentaré la cena ahora...— anuncio Jun.

— Ok...— contesto Anya — Mamá también dijo que volverían pronto, ¿a dónde fueron? ¿No los he visto desde temprano? ¿Papá fue a grabar?

— A hacer cosas de adultos en un lugar para adultos — respondió Jun — ¿Dónde está Yuu? ¿No cenara?

— No, lo dijo cuándo se fue — le dijo Anya — Jun rápido vamos a cenar.

Cerca de noviembre, llamaron a Ryusui desde un hospital en el pueblo donde vivían sus padres comunicándole que cayeron y se lastimaron la espalda. Kiniro no se había vuelto a aparecer así que le pidieron a él que los cuidara unos días mientras llegaba la nueva enfermera. Christine fue a ayudarles aunque no podía decir que su relación era muy buena, aun se trataban con cortesía.

— Yuu, ¿a qué viene esta cita? ¡Odias las citas! — dijo Susan en el café. Estaba alegre — casi siempre quedamos en tu casa.

— ¿Recuerdas por qué comenzamos a salir? — pregunto.

— Si, me declare muchas veces y todas me rechazaste, sin embargo, confío en mis habilidades para enamorarte.

— Susan, por favor, termina conmigo. — le pidió. — estos tres años solo he sentido que me aprovechó de tu amabilidad y juego con lo que sientes. No puedo seguir así, no hay manera de que me gustes ahora o en el futuro.

Susan lo miro. Hizo un enorme intento para no llorar. Lo miro. Su historia no amor no era para nada fascinante. En secundaria, se le declaró cada día hasta que él accedió a salir con ella pero no parecían novios en lo absoluto. Nunca se habían besado, ni tomado de la mano o abrazado. No había palabras bonitas, no había regalos...nada. Solo era una farsa. Solo cumplía el rol que ella le pidió. Era un caballero pero no podía ofrecer nada como novio.

— ¿Te gusta alguien más?

— Nadie. Lo siento, parece que aún no experimento lo que es el amor. No puedo salir contigo más y asumiré que hemos terminado. Gracias Susan fue interesante haberte conocido. — se despidió y se fue.

Yuu estaba muy confundido. Susan era bonita pero solo la veía como su amiga y compañera de clases, no había nada que le llamara la atención sobre ella. Se sentía mal por jugar a ser novios.

— Mamá — dijo al hablarle por teléfono — saldré a probar el nuevo menú del restaurante que está cerca de casa, ¿está bien?

— Seguro, espero que ya hayas terminado tus deberes.

— Si, ya terminé. — confirmo. Se despidió.

Anya se arregló y salió hacia el restaurante. Al llegar allí se encontró con un hombre al que saludo de beso en la mejilla.

— ¿Por qué nos vemos aquí? ¡Es extremadamente cerca de mi casa!

— Perdón Anya, sé que es precipitado pero quiero presentarme ante tus padres. — dijo el hombre. — quiero que aprueben nuestra relación.

— ¡Leon! ¿Cómo se te ocurre? Apenas hemos salido por unos meses. Es demasiado pensar en que mis padres van a conocerte. No es como si nos fuéramos a casar. Todavía soy joven.

— Anya, ¿estás segura de eso? — Contesto León — ¿no puedo imaginar un futuro a tu lado? ¿Es difícil?

— No solo... solo... yo no pienso mucho en el futuro, ¿sabes? mi plan más cercano es entrar a la universidad, no el matrimonio. Disculpa si hablo sin pensar pero es así...— dijo Anya. La tímida Anya se convirtió en la valiente Anya.

— No te preocupes, quizás yo apresuró las cosas... pero — no añadió nada más.

Su cita en el restaurante continúo dando un paseo por algunos lugares que Leon no conocía. Hace pocos meses se conocieron y el clic fue inmediato. No tardaron mucho en salir pero Anya tenía demasiado miedo de tener un comportamiento incorrecto pues era su primera relación además él es ligeramente mayor. Estaba segura de que sus padres no estarían contentos pero era algo que quería experimentar. Leon se comportaba de manera muy respetuosa. Hablar de conocer a los padres era una formalidad que parecía innecesaria y sentía que no podía hacer que su noviazgo fuera aceptando por todos.

Se tomaban de la mano y al menos eso era suficiente, de momento.

— Alejandro... ¿podemos hablar?

— ¿Katia? ¿Seguías aquí? Hace rato que cerro la galería.

— Lo sé, escuché del abuelo que dejaras tu cargo a Sayako. ¿A dónde irás? ¿Ya no trabajaras en este país?

— Retomare mi carrera como artista plástico. Mi objetivo siempre fue participar en la primera exposición de Christine — comento. Durante años su carácter fue suavizándose pero no lo suficiente como para tratar a todos con amabilidad.

— ¿Por qué siempre ella? Cada vez que parece que me acerco a tu corazón, ella sale. ¿De verdad nunca te enamoraras de mí? ¿No tengo oportunidad? Ella está fuera de tu alcance.

— Te lo dije muchas veces... no te voy a amar nunca. Aceptaste este tipo de relación solo con sexo de por medio, no somos amigos ni amantes... ¿no lo puedes entender? Más claro no puede estar. No te amo y no lo hare en el futuro.

— Le diré a Christine. Le diré que tipo de amigo tiene y así empezará a odiarte — dijo dolida. Creyó que ya había ganado alguna parte de su corazón después de tantos años como amigos accediendo a ser algo que ella no quería.




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