Pasando algunos días la rutina regreso a ser cotidiana. El dolor había desaparecido y podía pasearse por la casa sin ayuda. Su hermano mayor pasaba por las tardes después de su trabajo y en ocasiones estaba acompañado por su esposa quien lo acompañaba a buscar al bebe que era cuidado por Ryusui. En cambio, su hermano Jun, se la pasaba todo el tiempo en el taller con su madre y solo podía verlo cuando iban a comer. Escucho un poco que Jun empezaba a hacer exposiciones de sus obras y quería consejos. Le pareció escuchar voces conocidas pero no se acercó a saludar.
Últimamente no soltaba su celular. Los mensajes de su novio habían cesado y las llamadas eran muy cortas donde casi todo el intercambio de palabras solo eran saludos y despedidas. Le había envido el mismo mensaje en diversas ocasiones sobre querer verlo pero no tenía respuesta; entendía que estaba ocupado pero eso ya dejo de ser pretexto.
Un día después de la cena, ella estaba en su dormitorio cuando su hermano mayor entro. Estaba agitado.
— ¿Qué paso?
— Mama está furiosa. No, no sé qué es más fuerte que eso pero… Jun eligió el peor momento para presentarla.
— ¿A quién?
— Su prometida… bueno, la conocemos pero no sé porque mama se enojó si ellos ya lo había planeado todo.
Anya no parecía entender lo que sucedía. Su madre sabía que Jun salía con chicas con frecuencia (no al mismo tiempo) pero no le molestaba porque sabía que no iba en serio. En palabras de él, las invitaba a algún sitio en plan de amigos no a estar en una relación y era algo que aclaraba desde el principio.
— No te entiendo. ¿Qué pasa con la prometida de Jun?
— Está embarazada
— Pero eso no es posible. — replico pensando que escucho algo extraño.
Afuera, Ryusui estaba furioso. Frente a él estaba su hijo menor junto a una chica que casi vio crecer: Marlene, la hija menor de Dove. Christine también estaba enojada, miraba a su hijo por si había una explicación que saliera de sus labios pero él se mantenía en silencio. Ni siquiera intentaba calmar a Marlene que parecía decirles todo lo sucedido entre ellos.
— Dove, Dove… ¿Sabe lo que haces con mi hijo?
— No. No le dije a nadie que estábamos saliendo porque… bueno… prácticamente somos familia — respondió Jun
— No te pregunte a ti — contesto Christine conteniéndose de gritar. — Marlene, ¿tus padres saben lo que está pasando entre ustedes? Me parece imposible que estén juntos y estén esperando un bebe. Simplemente… Jun… después de eso, me prometiste no decir ninguna mentira. Necesito una explicación, ahora.
Ambos guardaron silencio. Ni siquiera se miraban.
Ninguno de los dos quería hablar ni responder sus preguntas. Más tarde, Christine le pidió a Marlene que regresara a su hotel y Jun podía quedarse en su habitación o acompañarla. Ella ya no quería retomar el tema pero Ryusui dijo lo que ella quería decir
— Llamaremos a Dove en la mañana y lo hablaremos con calma. Sabemos que ocultan algo así que, tienen tiempo para confesar.
Jun no dijo nada. Llamo un taxi para Marlene y la despidió. Entro de nuevo a la casa para darse cuenta que sus padres habían salido, Yuu lo esperaba en la sala. Él también estaba a punto de irse.
— No pensé que tuvieras interés en Marlene. Ella es mala. Hasta su mamá lo dijo, no puede manejarla. Es impredecible.
— No es tan mala cuando la conoces. Solo sucedió. Coincidimos y encajamos mejor cuando nos convertimos en adultos que cuando éramos niños. Es una suerte que mamá no me gritara más.
— Nunca la había visto tan enojada. Como siempre, eres el único que la hace gritar de furia.
— Es la segunda vez que pasa así que, no me sorprendería si deciden desterrarme de la familia. — Comento en voz baja sin ocultar su tristeza — veré a Anya antes de dormir. Nos vemos, saluda a la cuñada y a mi sobrino de mi parte.
Fue a saludar a su hermana y después se fue a su habitación.
La situación no era nada similar pero tenía aire de un suceso que aconteció cuando era estudiante. Estaba seguro que sus hermanos mayores no lo sabían porque rogo a sus padres que no lo mencionaran. Prometió ayudarla y eso haría hasta que cambiara de opinión.
Hace unas semanas, en algún lugar donde se encuentre la ciudad más romántica del mundo.
Era una cena importante pero la situación no la apremia. Hay dos parejas en la mesa, la más joven, intenta mantener el ánimo de la velada principalmente ella y la más anciana, se limita a entender lo que está sucediendo. Es incómodo, es el tipo de reuniones familiares donde no te agrada la familia política y el desprecio es mutuo, palpable y molesto.
— Claudia... Entonces, ¿nos dirás la razón de esta cena? — pregunto su madre.
La joven mujer llamada Claudia miro con ojos de amor a su acompañante, sonrió con alegría y dijo en voz clara.
— Jun y yo vamos a tener un bebé.
Esta absurda situación me recuerda a mi pasado.
No me iba a suceder dos veces, aprendí mi lección.
— Claudia... Creo que hay algo mal... — le dije en voz baja — no hay manera de que te embarazaras... Yo, me hice la vasectomía hace muchos años.