Yo, Jun, nací como tercer hijo de un matrimonio mestizo; desde joven decidí seguir los pasos de mi madre y dedicarme al arte. Ella es el tipo de madre que habla claramente con la verdad, nunca me negó nada y yo la ayude en todo lo que necesitaba; gracias a ello, mis estudios se centraron en esa dirección después de asistir a una exposición de sus obras donde me enamore del arte y me volví fan de su trabajo. Confiaba tanto en nosotros que muchas veces pensé que jamás la engañamos con nuestro mal comportamiento, solo crecimos y pudimos llegar a establecer nuestros límites antes de ser un desecho de la sociedad porque, siento yo, mama y papa estuvieron alli para educarnos.
Tengo un padre realmente amoroso, comprensivo y notablemente estricto, alguien que cree en la igualdad, por Dios, no se imaginan las veces que vi a amigos no hacer nada en casa ni intentarlo solo porque eran tareas de alguien más. Curiosamente, lo que más recuerdo es que papá iba a trabajar mientras nos quedábamos con mamá. Los días más divertidos, los tenía alrededor de mi familia. Quizás fui un niño inquieto pero, nunca hice nada que lastimara a nadie.
Recuerdo claramente como mamá jugaba con nosotros así tuviera que interrumpir su trabajo, como respondía nuestras preguntas pese a que eran extrañas, asegurándose de que cada uno de nosotros se sintiera amado y no se explicar con palabras como cambie tanto que la nueva versión de mí, despertaba mis mayores temores. No fue en busca de aceptación tampoco rebeldía, solo un comportamiento inadecuado.
Fue a principios del verano de mis 16 años. Por esa fecha, mi padre estaba trabajando en Okinawa donde estaba previsto pasar una temporada, mi hermana mayor Anya estaba en sus clases de música con la profesora extranjera y mi hermano mayor ya no vivía con nosotros en la misma casa. Todas las tardes del verano, mamá iba a tomarme como su discípulo pues le pedí ayuda para mejorar mi técnica de dibujo, se suponía que iba a ayudarla a preparar la cena después de la clase pero esa noche, alguien llamo a la puerta con desesperación.
Al abrir, me encontré frente a frente con mi ex novia. No recuerdo bien su cara pero su nombre es Mei. Detrás de ella iban sus padres con aspecto severo. No dejaban de mirarme como si hubiera cometido algún crimen. Me quede en blanco. Al no escuchar ningún ruido, mamá se acercó a la puerta.
— Ah, debía ser... No me sorprende que su hijo no se quiera hacer responsable.
— ¿Disculpe? ¿Cuál es el problema? — por su tono, me di cuenta que estaba enojada.
— Ah, he de suponer que su hijo no presenta a su novia sino que también la abandona en un momento delicado. Este niño… embarazo a mi hija.
La mirada de mamá podía apuñalar.
— Creo que hay en error… deberíamos platicar con calma.
Entraron los tres. Se dirigieron a la sala. Ella me ignoro completamente pero nadie negaría que ellos esperaran que me disculpara y asumiera mi responsabilidad. Mamá no me dejo y se quedó a mi lado.
— Hijo, ¿quieres hablarme de Mei?
— Nos separamos hace tiempo porque me engaño. — respondí en voz baja
— Miente. Mi hija está embarazada y su hijo es el culpable. Debí imaginarme que era mitad. Lo normal sería que asumiera la responsabilidad de este hecho. Que se disculpara por causarnos este disgusto. Debería ponerse a trabajar, no, ustedes debería estar pidiéndome perdón en nombre de su hijo.
— Lo siento pero no. Me disculpo que este asunto la haya hecho venir a mi casa pero no voy a responsabilizar a mi hijo por algo que quizás no hizo. Recuerdo a esta señorita y hace semanas que no viene a esta casa. Si dicen que se separaron, evidentemente le voy a creer.
— Estoy buscando al responsable de lastimar a mi hija. Sabemos que criar a un hijo no es fácil y abortar no es una opción si no obtiene el permiso de su novio y tutores. A lo que me refiero, es que el tiempo pasa y necesitan saber lo que les espera porque no pienso permitir que ese bebe nazca en una familia monoparental. — Hablo el hombre — de mi cuenta aceptaría que ambos decidieran abortar al bebe.
— Entiendo pero… ¿esa niña no tiene boca para decir quién es el padre de su hijo? O mejor aún, para decidir qué hacer con ese bebe. No la escucho hablar… si se comporta como adulto, debería razonar como uno. A esta edad ya debería saber que la línea entre curiosidad y responsabilidad es casi inexistente.
Al contrario de lo que podía ver y entender, ella guardaba silencio. Ni intentaba defenderse o explicar su punto de vista. Parecía que lloraría en cualquier momento como si eso fuera arreglar el problema que había causado.
Pero yo estaba en medio de una total confusión.
No lo entendía completamente, las frases no conectaban entre sí; en pocas palabras, Mei estaba embarazada y como sus padres me conocían como su novio, fueron directamente a obligarme a ser responsable. Por un momento me congelé, no sabía que decir pero mamá converso con ellos sin perder los estribos, podía sentir lo enojada que estaba. Intenté que Mei me mirara pero ella solo tenía los ojos mirando el suelo. Estaba dejando todo en manos de los verdaderos adultos.
Se levantaron indignados esperando que mamá les diera la razón. No sé qué más se dijeron pero no fue algo bueno.
No recuerdo mucho.
Al irse las visitas, mamá me preguntó: