Azul Violeta (tercer libro)

III.- ¿Este es el llamado primer amor?

— Reyik, levántate, te llevaré hoy para tu clase de repaso...— indico Suman quién lo llamo desde la puerta

— Estoy ocupado, yo iré más tarde...— respondió desde la cama

— Quién te creerá eso, tienes 20 minutos para que bajes — ordeno.

Reyik no le encontraba lo emocionante a tener que ir a clases particulares cuando podía leer su libro favorito o practicar algún deporte. Se bañó y cambio, Suman ya lo esperaba en el auto. Ni desayunar pudo.

— Christine dijo que es mejor estudiar en su taller y allí es a donde iremos. Ella te ayudará y verás que pasarás el examen... te recuerdo que eres mi responsabilidad mientras estés en mi casa.

— Suman, ¿sabes que la primera ronda es en noviembre? No hay forma.

— La habrá, hallaran la manera. — Sonrió — aprovecha que ella aceptó pues a ti no te quieren en otra academia por tus malos resultados y desagradables aires de grandeza.

Reyik no contesto. Tomo el examen dos veces y de alguna manera no consiguió el puntaje adecuado. Sus padres le pidieron a Suman cuidarlo mientras se preparaba para el ingreso de nuevo. El chico no entendía porque su familia no hacía un donativo para que lo aceptaran en alguna universidad.

Llegaron al edificio. Suman lo llevo directamente al apartamento de Christine. En el mismo piso, Reyik se dio cuenta que no llevaba ningún material de apoyo o para fingir contestar. Solo llevaba su teléfono.

Ding Ding

— Hola, bienvenidos... — Christine les saludo con una sonrisa. Ese día llevaba una falda larga y una blusa con botones. — un recordatorio, los celulares apagados y no puedes tomar ninguna foto.

Reyik encontró raro que les dijera eso y no apagaría su teléfono.

Suman le entrego materiales de apoyo para el estudio de Reyik incluso una prueba para medir su conocimiento. Un largo rato después se despidieron. Reyik se sentó en una mesa cerca de la ventana. Distinguió a un pequeño huésped ocupando la cuna.

— Dime que quieres que haga y lo consideraré...

— Hola, buen día, hoy comenzarás con estos test, tienes 20 minutos para cada uno, empieza...— y le entrego tres cuadernillos.

El chico comenzó a escribir. Frente a él había un lienzo en blanco, varias pinturas en sus recipientes y otras muestras de color. Casi no había olor a pintura eso quería decir que lo mantenía bien ventilado pero ¿no era malo para el pequeño huésped?

— ¿Terminaste? — y los tomos. Reyik solo completo dos. Christine los reviso rápidamente y escribió su evaluación.

— Tú, no puedes escribir bien, ¿verdad? ¿Te cuesta escribir en Kanji?

— ¿Qué? ¡Dices tonterías! — ¿cómo se dio cuenta? — ¿no te parece que eres muy pretenciosa? Puedes fingir que me das esas clases y recibes el dinero.

— También eres bueno en inglés y conocimientos generales... ¿qué quieres estudiar? — continuo con sus observaciones.

— Negocios...— respondió por inercia

— No, ¿qué quieres estudiar TÚ...? — volvió a preguntar.

El chico nunca se lo había planteado. Su familia siempre le dijo que debía estudiar algo relacionado a comercio, negocios o finanzas así que nunca pensó en otra cosa. Christine al ver su indecisión le pidió comenzar con la escritura, quizás sus malos resultados no tenían una explicación tan larga.

Reyik comenzó a estudiar un poco y se aburrió. Busco con la mirada a Christine quién estaba alimentando a Anya en la habitación. Reyik fue a buscarla y entro. Ese lugar olía a limpio, como una cámara de esterilización, y nadie se daría cuenta de que afuera pintaban retratos.

— ¿Has terminado?

— Si...— le entrego el cuadernillo. Solo contesto la mitad. Sus ojos no podían dejar de mirarla incluso si tenía un bebé en brazos. — ¿y bien?

— Tu rendimiento es bueno. Puedes irte por hoy. Mañana comenzaremos...

— Espera... ¿no es peligroso que una bebé esté en un lugar donde pintan?

— Pues esta habitación fue preparada para eso. Soy pintora así que necesito echarles un ojo de vez en cuando y no descuidarlos. — respondió

 

En los días siguientes iba a la misma hora y estudiaba por su cuenta. Christine no era tonta sabía que se distraía mucho pero el chico no quería hablar de sí mismo; Suman le dijo que solo se encargará de que alcanzará el puntaje necesario para el examen preliminar.

Reyik también observaba a la mujer que está frente a él. A veces estaba pintando seriamente, de vez en cuando estaba comiendo bocadillos mientras hacia algún boceto. Su sonrisa era enorme pero desconocía la causa, ¿tal vez nervios?

La ropa que usaba era extraña en ella, ni de adulto joven ni de señora. Anya a veces jugaba cerca de ella o llevaba a su otro hijo. También miraba sus manos, usaba dos anillos pero sus manos estaban bastante maltratadas. Su maquillaje era sencillo y le aportaba juventud a su cara.

La forma en que caminaba también era curiosa. Parecía que le dolían las piernas y a veces cojeaba. ¿Sería molesto si intentaba ayudarla? No había vuelto a entrar a la habitación del bebé pero había allí un retrato familiar. Seguro su esposo salía en esa fotografía.




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