Su estancia término, según Ryusui, Christine se veían aún más hermosa de lo usual y mientras bajaban a la recepción del hotel las personas la miraban de reojo, había olvidado lo que se sentía ser el centro de atención.
Apenas llegaron a la recepción, cuando escucharon el llanto de un niño quien gritaba por su papá. El niño en cuestión decía "papá, ¿dónde estás?" que las personas que trataban de ayudarlo no lo entendían.
Christine se acercó a ayudar, la recepcionista dijo que el niño apareció de repente perdido pero está tan asustado que cualquier persona que se le acerque le hace huir.
— Pequeño, ¿dónde está tu papá?
— Papá...papá...— dijo tranquilizándolo un poco. La suave voz de Christine parecía entender lo que decía así que el niño la miraba con atención. — papá dijo que si me perdía buscará a los policías.
— Bien, vamos con los policías...— le hizo una seña a Ryusui quien la siguió hasta que llegaron a seguridad. Las personas encargadas pidieron que se retiraran pero cuando se movían el niño comenzaba a llorar. Ryusui también estaba encantado de que el poco español que aprendió funcionará de maravilla pues podía entender lo que el niño le platicaba a Christine.
Unos minutos más tarde apareció un hombre elegante con una gran presencia. Sus ojos miraba a todos como si fueran simples insectos que habían lastimado a su niño, tras el apareció un joven que supuso era el secretario.
El hombre que le llamo más la atención parecía haber envejecido muchos años pero de manera tan espectacular que aún resultaba atractivo. Miro a Christine que estaba sentada cerca de su hijo.
— ¡Papá! Mira, una amiga nueva, su nombre es Christ...— dijo claramente en español después de correr a sus brazos.
— ¿Christine? — completo el sujeto. — ¿Tu eres Christine Riels?
— ¿Me conoce? — dijo la chica, Ryusui tuvo que levantar la mirada para verlo. Supuso que estarían a la misma altura pero él tenía un aura intimidante.
— No puede ser cierto, ¿eres esa chica? ¡Te ves tan joven que es imposible! — recalcó. El secretario le recordó algo pero fue ignorado. El niño no sabía lo que ocurría así que intento romper el hielo.
— Amiga, ¿tiene niños? ¿Podemos jugar?
— Tengo dos niños...y están en mi casa. Solo vinimos de vacaciones...— contesto. Si ya no había problema entonces podían irse. Se levantó y a punto de despedirse el sujeto la tomo del brazo.
— ¿Me recuerdas? Soy Alan. Alan Álvarez. — dijo el hombre. Christine se soltó y lo miro sin saber a qué se refería.
— Esposa, debemos irnos nuestro vuelo saldrá pronto...
— Ya voy...— contesto. — lo siento, no lo recuerdo. Niño, por favor cuídate y no te separes de tu padre.
— Si...amiga... ¿me das tu número de teléfono? ¿Podemos llamarnos mucho?
Christine le dio su tarjeta y se despidieron. El secretario decía e insistía que debían irse pronto. Su vuelo a Tokio era esa noche y debían recoger a la señora todavía o eso alcanzo a escuchar ella.
Los tres se marcharon mientras Christine pensaba en quien podría ser ese Alan.
— ¿Anya? ¿Dónde estás?
Han pasado algunos días. Ryusui por fin empezó las grabaciones junto a la modelo Darí. Christine estaba en casa jugando con sus pequeños y había días en que se sentía muy agotada. Su diagnóstico médico le decía que descansará más o se volvería a lastimar de su mano y eso era lo que menos quería.
Se enteró de que Dove pensaba mudarse a Irlanda con su familia pero no tenían una fecha para realizar tal viaje incluso le dijo que en su ausencia no podía pensar en otra amiga que no fuera ella.
Al día siguiente, y por qué Alejandro la obligó, tendría que ir a la galería donde solía trabajar pues querían exponer su trabajo por iniciativa de Sayako. Alejandro esperaba con ansias que su trabajo fuera reconocido porque era lo que merecía.
Christine dejo a los niños en la guardería, Anya no sufrió tanto como esperaban así que no fue difícil para ellos quedarse solos pero ella se sintió devastada al darse cuenta que tendría que dejarlos allí con mucha frecuencia.
Llegó a la galería por la puerta usual; Suri, la recepcionista, la recibió con aplausos y la llevo hasta la oficina de Alejandro quien cambio las cosas coloridas que le adornan por algo más siniestro y oscuro.
— Muchacha por fin llegas. Hay una persona que quiere comprar tu obra más exclusiva, me dijo que sabes quién es... — anuncio directo al punto sin siquiera saludar.
— ¿Eh? pero yo no he puesto a la venta nada, ni siquiera he pintado, ¿cómo es eso posible?
— No lo sé, deberías hablar con King, sé que ellos aún te representan como The Queen pero "La silueta sensual de la Reina" la manejas tú, ¿no? En fin, vamos a qué lo conozcas. — le obligó a levantarse y salieron a una pequeña área verde que no estaba allí cuando ella trabajaba. — ¿Te gusta?
— No, en realidad... ¿fue tu idea?
— No, fue la de Kathleen, no sé qué le ocurre, de repente enloquece...— señaló y le indico el camino.
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Editado: 09.11.2023