XIII.- La fantasía que no debía pensarse

— ¿Papá? Mama, ¿dónde está? — pregunto Yuu

— Mamá fue a trabajar y hoy les daré de cenar... — respondió

— Anya quiere avena — pidió Anya dándole su tazón favorito.

Ryusui comenzó a prepararla mientras escuchaba la televisión. En un programa de variedades estaban hablando de infidelidades y tenían como invitada a Youta Darí.

<< Señorita Darí, ¿usted sabe cómo sospechar de alguien que es infiel?>>

<< Para nada >> y soltó una risilla <<pero muchos creen que es el abuso de contraseñas en cualquier dispositivo que antes no existían o salidas frecuentes a causa del "trabajo" >> hizo muchos énfasis en esa palabra.

 Ryu no entendió lo que quiso decir

<< Denos un ejemplo >>  pidió el conductor

<< Bueno, yo sospecharía si mi pareja cambia de planes de repente, menciona nombres que antes no había dicho en un tono especialmente cariñoso, si cuando recibe mensajes y no los lee en mi presencia incluso si lleva a un amigo que es evidente que tiene sentimientos amorosos hacia mi pareja...>>

Ryusui encontró muy aburrido el tema. Mientras servía la cena ya había apagado la televisión, no lo pensó hasta ese momento pero... ¿Por qué Christine usaba dos teléfonos? ¿Por qué llevaba a Alejandro a la casa dos veces por semana? Si estaba trabajando, ¿verdad?

Quería sacar ese pensamiento de su cabeza pero parecía un poco difícil.

— Ya le dije que no lo recuerdo...— contesto — ¿Me puede explicar porque estamos aquí?

— Ahhh mi novia es fanática de The Queen y quiere conocerla. — no dijo nada más

— ¿Le parece que está siendo algo grosero? — Dijo Alejandro — que casi tiene traerla aquí solo para presentarle una mujer cuando la artista ha cuidado bastante su vida privada.

— Pero si ella me dejo su tarjeta...— contesto. — mi hijo y mi novia quieren verla.

Detrás de él apareció una mujer joven junto al niño del hotel. Christine estaba demasiado asqueada como para mostrar alguna emoción al verlos.

— Oooh amiga — dijo el niño emocionado al verla — ¡viniste!

— Ahhh niño...— saludo. Ni siquiera sabía si nombre. — ¿qué haces aquí?

— Papá me dijo que conoceríamos a una pintora famosa — dijo emocionado — a mamá también le gusta está pintora.

— Ya veo...

La mujer que estaba allí se veía más joven que ella incluso Alejandro lo comento, ella rápidamente se llevó un pañuelo a la boca a causa del olor como si quiera minimizarlo.

— Me duele que ya no me recuerdes Christine, ¡solíamos ser vecinos! — dijo el hombre desesperado después de saber que fue olvidado.

Alejandro y Christine se quedaron boquiabiertos. Por favor ni siquiera se molestó en conocer a sus vecinos cuando vivía allá, ni cuando se mudó y le pide que lo recuerde, ¿es un chiste?

— Solías llamarme todos los días para visitarte y bueno, ya sabes...— sonrió de satisfacción.

— Oiga, solo lo pediré una vez de manera amable, no le hable así. ¡Al menos compórtate frente a la persona que llama novia y su hijo! — reclamo Alejandro molesto.

Alan río fuertemente y se disculpó.

— No sabía que salías con dos personas a la vez, me sorprendes, siempre me has sorprendido Christine— señaló — recuerdo que el hotel estaba con un sujeto más joven que esté, ¿te atraen los menores?

Christine se levantó furiosa y le dio una bofetada. Alejandro la ayudo a salir de allí también molesto, si Ryusui se enteraba de que le habían dicho eso y él no pudo protegerla, se enojaría bastante.

— Paremos en la farmacia, ¿sí?

— Ok...

Mientras en el restaurante

— Exageraste Alan, ¿y si ella te demanda? — se quejó el secretario

— No, solo la provocaba...no debí haberla dejado, no después de saber que tenía tantos problemas pero ella ni siquiera me recuerda. Yo soy el herido aquí —Contesto — Roberto, ¿quieres visitarla en su casa?

— ¡Sí! — y fue a buscar su mochila. En ella metía agua mineral y jugo naturales.

La chica sonrió para sí. Alan sentía un gran remordimiento, era el momento de disculparse por todo el pasado; quizás, por eso, se cruzaron.

— ¿Vas a pasar Alejandro?

— No, me voy a casa, si te vuelve a molestar me dices.

— No vas a hacer nada...— respondió conteniendo la risa

— Ya se pero igual me dices... no es solo tu problema — se despidió con la mano y regreso sobre sus pasos. Intentaría cuidarla como un extraño, nada más.

Entro a la casa y Ryusui estaba esperándola mientras leía su guión. Ella dejo la bolsa y fue directo al baño. No volvería a ir a un restaurante donde solo sirvieran mariscos.