Azul Violeta (tercer libro)

XVI.- Tres por uno

El día de Christine.

Después de su breve enojó con Ryusui solo necesito una noche de sueño para calmarse. Debía pensar que él también tenía sus razones y por eso actúo de esa manera y bueno, ella, en un principio quiso publicar esa foto por eso la tenía allí. No se atrevió y solo lo olvido.

Cuando se levantó se dio cuenta que su esposo estaba durmiendo en el sofá. Lo acomodo de manera que no se levantará adolorido y le puso una manta. Después fue a revisar el calendario. Ese día llegarían King y su esposa así que iría a recogerlos al aeropuerto.

Los niños se levantaron y comieron poco. Los llevaría a la guardería. El lugar elegido tenía un sistema especial para cuidarlos durante todo el día. Solo la persona que los llevo podía recogerlos. Cómo Ryusui saldría a grabar no podía molestarlo con eso. Intento despertarlo pero no pudo.

Le dejo una nota a Ryusui en el refrigerador diciéndole que Alejandro le entregaría unos documentos que necesitaba para mostrárselos a King, añadió que iría al aeropuerto a recoger a alguien y saldría a comer con un cliente así que volvería después de la cena.

Primero fue a llevar a los niños quienes estaban encantados de quedarse todo el día a jugar junto a sus amigos. Anya aún llamaba la atención por su hermoso cabello pero no le impedía jugar con otros niños.

Dejo a los niños en la guardería y fue directo al aeropuerto. King y su esposa estaba emocionados y cansados de un viaje muy largo incluso les afectaría el desajuste horario como a ella. King tomaba fotos de todo y ella se comportaba tímidamente pues nunca creyó que le terminarían pidiendo ese favor a ella.

Antes de llevarlos al hotel ellos quería desayunar algo. King estaba acostumbrado a viajar pero ella no tanto.

— Gustav, ¡por favor deja de tomar fotos! — le pidió la mujer después de pedir la comida

— Tallulah, ¿cuántas veces vendrás a Japón? Christine, llévame a hacer turismo estos días, ¿cuánto tenemos para la cita con la trabajadora social? — pregunto.

— Como 7 días...— respondió. — Tallulah, ¿estás bien? ¿No sería mejor que vayan a dormir?

— Después, mínimo hay que complacer el deseo de King...— dijo mientras esté miraba con mucha atención la decoración. — ¿te preguntabas por su nombre real?

— Más o menos...— respondió. — ¿cómo se llama?

— Korby Iraburo N. Gustav...raro, ¿no?

— Pues sí, ¿que significa la N? — pregunto

— Nada. — Respondió King quién las escuchaba conversar — N=nada

— ¿Porque? — Quiso saber ella...— ¿es una broma?

— No. Mi padre quería ponerme un nombre con N pero no se le ocurrió "Nada" así que dejo la inicial. Por favor no lo divulgues...— pidió.

Desayunaron y después los llevo al hotel. Solo llevaba su cartera y una bolsita que agarro rápido. Olvidó su teléfono. ¿Porque siempre le ocurría lo mismo? Debía ser más cuidadosa pero siempre olvidaba el teléfono.

Fue al centro comercial y compraría algo de ropa. Iba caminando por la zona de comida y vio fruta demasiado cara, si debía decirlo, pero se le antojo. Camino sin fijarse y se encontró con alguien. Al levantar la mirada lo reconoció. No sabía que había vuelto: Reyik.

Él la invitó a comer un cóctel de frutas.

— No te lo quería decir pero los convencí de dejarme estudiar aquí...— dijo el chico ocultando su mirada.

— Ya lo sabía, ellos me pagaron por hacer que pasarás tus exámenes de ingreso. Alégrate. También me dijeron que te convenciera para ir al extranjero o mejor dicho regresar pero me negué.

— Lo siento, yo debería pagarte no ellos — se disculpó. Después añadió — ¿y Yuu? ¿Cómo está? Le traje muchos regalos...también compré regalos para Anya...

— Están en la guardería. Hoy es un día ocupado, apenas es la hora de comer y estoy agotada.

— Pero no cargas ninguna bolsa, ¿porque?

— Pedí que las enviaran a casa...— dijo como si nada.

Reyik la seguía tratando con la misma delicadeza y cariño que antes. Christine no podía olvidar que había una línea que ese chico no debía cruzar. Era extraño como si el tiempo que estaban separados no les hubiera afectado.

A su alrededor podía ver qué había gran conmoción sin embargo si eran chismes de espectáculos generalmente los ignoraba. Reyik no podía hacer eso y al ver la noticia dudo mucho sobre contarle o no.

Decidió mantener su silencio y la hizo compañía hasta que terminó de comprar lo que necesitaba.

Más tarde cerca de los 6, fue al restaurante donde quedo verse con el señor Álvarez. Había recibido una invitación en su e-mail a manera de disculpa. Estarían él y su novia. Christine no tenía excusas para rechazarlos y accedió a ir.

La comida estaba deliciosa. Christine nunca había probado nada igual. La chica que acompañaba a Alan no le parecía familiar de ninguna manera. Al quitarse la filipina dejaba mostrar 7 meses de embarazo, no pudo ocultar su asombro. Que su boca quedó abierta. La última vez que los vio...Ahhh fue el vestido y lo delgada que era por eso no se dio cuenta.




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