Azul Violeta (tercer libro)

XXVII.- La gota que colmo el vaso

— Señorita Darí, ¡que sorpresa verla aquí! — dijo un editor en jefe.

— Oh no, debería ser más considerada de visitarlos mientras estoy en este país, después de todo fue usted quien me dio la oportunidad de convertirme en modelo — dijo cómo si nada. — parece que está ocupado.

En el escritorio había muchas notas y artículos ya escritos sobre la mujer que conquistó a Ryusui.

— Bastante, ya sabes cómo funciona esto cuando llega información de manera anónima. Leí que sales con ese actor...las cosas no van bien... ¿o sí?— pregunto curioso.

— Bueno, es que no sabía que él está casado. Ahora entiendo porque nunca me propuso matrimonio correctamente o me llevo a su casa cuando prometimos estar juntos por siempre. Simplemente fui una tonta enamorada.

— Tranquila, no llores, ese hombre no merece tus lágrimas...— le dio los pañuelos. —  debería decirte que hay muchas rumores y especulaciones sobre esa mujer. Llegan datos de muchas fuentes y no puedo darles veracidad pero el más recurrente es que ella lo engaño.

— Mi novio Ryusui me lo dijo...que la atrapó en el acto. — Susurro — quizás no lo malentendió como dijo o solo…

— ¿Qué? ¿Puedes corroborar esa información? Nuestra fuente seguirá siendo anónima pero ¿puede dar credibilidad de que es verdad? — pregunto sediento de noticias

— Por supuesto, lo que pueda hacer para ayudarte.

 

Amaneció un nuevo día. Kathleen se fue apenas salió el primer tren. Nadie durmió. Myra se quedó a ayudarle a cocinar algo. Christine no pudo despejar su mente. Este día también le llevaría comida a Alejandro con Myra.

— ¿Te sientes mejor?

— No, para nada. Siento que ella me está acorralando ¿Porque las personas actúan así? Ni siquiera sé quién es y me ataca.

— Bueno, si siguen una línea fantasiosa es porque quieren ocultar algo, siguiendo una línea real es por venganza... ¿la conoces de casualidad?

— No...Ryusui nunca la menciono... conozco los nombre de sus colegas pero solo eso.

— Supongo que tienes sospechosos, es lo que mejor haces, encontrar el porqué de todo... eres inteligente... encontraras una salida.

— No tengo mucho, es como si hubiera pensado lo que puede ocurrir según lo que diga...— respondió.

Antes de que Myra dijera algo, el timbre sonó de manera insistente. Christine fue a abrir, apenas asomó la cara para darle la bienvenida cuando recibió una cachetada. La señora Kimi entro molesta.

— ¿Dónde están los niños? Vine por mis nietos...— dijo empezando a buscarlos de manera de separada.

— ¿Qué? ¿Qué le pasa?

Detrás estaba el señor Yuuto, su suegro, sosteniendo un periódico entre sus manos. El titular decía...

“El matrimonio secreto de Ryusui y porque no está funcionando.

Nos estamos divorciando"

— ¿Qué significa esto? — se dijo al leer el título.

— Es lo que yo quisiera saber. ¡No debí jamás darte la bienvenida a esta familia! ¡No sabía que tú amante vive aquí! Quizás ese bebé que esperas en este momento ni siquiera sea de mi hijo pero ¡no dejare que estos niños estén cerca de una perra como tú! — dijo llevándolos de la mano

— ¿Quién se cree que es para quitarme a mis hijos? — la agarró del brazo pero la mujer la lanzo hacia atrás haciéndola caer.

— ¡No me toques! ¡Ni te atrevas a seguirnos!!!! No puedo creer que resultaste ser una mentirosa e infiel, mi hijo hizo bien en irse de tu lado. ¡No te quiero ver cerca de nuevo!

Christine no se pudo levantar a perseguirlos. Dolía de nuevo. Tenía algo en su cuello que le corta la respiración. Estaba pensando en cómo levantar las sospechas de él, como lidiar con todos los problemas y ahora le quitaban a sus pequeños...sus manos intentaban quitarse algo que tenia alrededor del cuello.

No podía cortarlo

Apretaba cada vez más.

Su cabeza daba vueltas.

Alguien, por favor...

Myra uso el truco de la bolsa de papel. Christine tenía un ataque. Hace tiempo que eso no sucedía y desconocía las causas. Llamo a una ambulancia. Mientras esperaba llegó un chico joven que se asustó al ver a Christine casi inconsciente, la dejo a su cuidado mientras ella envío un mensaje a Alejandro. Seguía en casa.

— Ok, ya le digo — después de leerlo, la llamo. Su pequeño hijo estaba dormido. En su sala estaba Ryusui y Joiichiro.

— En cuatro días, te harás la prueba de ADN. Será mejor que esa mujer acepte el divorcio y tú formes una familia con Darí. — Dijo Joiichiro — no encuentro más soluciones, mejor decir que tu antigua relación fue una farsa antes de perder más fama y los proyectos en puerta.

— ¿Das por hecho que hice algo con esa mujer? Te dije muchas veces que nunca la he conocido ¿porque nadie me cree? y ¡¿porque debo divorciarme de mi esposa?! — se quejó.

— Esa mujer está dañando tu imagen. Esa mujer se aprovechó de ti. ¿No sería mejor estar con Darí por el bien del bebé? — Contesto molesto — aunque digas que amas a esa extranjera tu comportamiento es tan obvio que exige que se separen. Ella no te ama.




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