Bajo el disfraz

Capítulo 1. El show debe continuar

Luego de que la bruja escapara, el lobo dejó su piel a un costado y se transformó en aquel chico popular de la clase, a quien todos adoraban. La nerd del salón quedó impactada, ya que acababa de descubrir un secreto aterrados y estuvo a punto de perder la vida esa noche por el miedo.  
- Así es. Este es mi verdadero yo – dijo el joven, con una expresión atormentada – entenderé si me considerás un monstruo.  
- No sos un monstruo – dijo la chica – si lo fueras, no me habrías salvado la vida.  
El joven la miró con sorpresa. Luego, sus ojos emitieron un brillo de emoción. Y estuvo a punto de extender la mano hacia ella, cuando un grito los interrumpió:  
- ¡CORTEN! 
Ambos actores se separaron tras haber grabado algunas escenas del próximo episodio de “El aullido del lobo”. Y aunque apenas iniciaron con la serie, ésta ganó tanta popularidad que aumentó la motivación tanto del estudio como del elenco y el director para superar las expectativas de la audiencia.  
El joven actor de cabellos castaños dio un largo suspiro de cansancio y, mientras se abanicaba el rostro con una mano, dijo:  
- ¡Uf! ¡Ya era hora! ¡Ese disfraz me mata! ¿No pueden piko usar CGI para mis escenas de transformación, Jorge?  
- ¡No tenemos tanta plata, idiota! – intervino la actriz, cuyos cabellos rubios caían en delicadas ondas al contorno de su rostro - ¡Demasiado popular se volvió la serie y se usó pocos recursos! Aish, no soporto a los niños mimados que todo lo quieren servido.  
- ¿A quién le decís niño mimado, estúpida? – bramó el actor, frunciendo el ceño - ¡Ya te quiero ver a vos en esa cosa apestosa y peluda para pasar pelada!  
- Bueno, ya basta – intervino el director.  
Ambos jóvenes se callaron y se pusieron firmes delante de él. El director, un hombre de unos cuarenta años, de cabellos canosos y ojos grises, dio un bufido tras verlos pelear de nuevo y decidió darles su sermón:  
- Chicos, deben aprender a llevarse bien. Recuerden que su química se refleja en pantalla. Mario, no muevas tanto los brazos o lucirás muy sobreactuado. Rosa, no te pases todo el tiempo con la boca abierta. ¡Ni que fueras Kristen Steward! Recuerden mis indicaciones y actúen con naturalidad. Ahora son estudiantes de secundaria, piensen como adolescentes y trabajen en eso. ¿Estamos?  
- Estamos, señor Jorge – dijo Rosa.  
- “Señor Jorge” – le remedó Mario, haciendo una mueca - ¿Acaso estás en el siglo XIX? ¡Ridícula!  
- ¡Suficiente! – volvió a intervenir Jorge – nos tomaremos una pausa de 5 minutos y volveremos a rodar la escena.  
Mientras descansaban, otro par de actores los observaban a lo lejos. Una era una chica un par de años más joven que Rosa y que interpretaba a la amiga de la heroína. El otro era un chico pelirrojo que hacía el rol del ayudante de la bruja mala. En un momento, el joven comentó:  
- No entiendo por qué el director nos mandó llamar, si hoy no rodamos ninguna escena.  
- Dijo algo de que quería sacarnos foto grupal – respondió la chica - ¡Ay, Lucas! ¡Aterrizá de vez en cuando!  
El chico pelirrojo frunció el ceño, pero no la contrarió. Y es que, en el fondo, no soportaba ver a Mario y Rosa actuando juntos, debido a que consideraba que el galán de la serie era un chico engreído y prepotente, quien tuvo el privilegio de iniciar desde muy joven gracias a sus contactos. Y lo peor era que sentía que él y Rosa si se llevaban bien, a pesar de las peleas. Deseaba estar con ella en todo momento porque le gustaba, pero no se animaba a declararle su amor por temor a que lo rechazara como un trapo sucio.  
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la fuerte discusión que tuvieron los actores principales por un vaso de jugo. Su compañera del elenco soltó un par de risitas y comentó:  
- Hacen una linda pareja.  
- ¡No digas eso, Matilda! – dijo Lucas, con los ojos abiertos del susto.  
Mientras charlaban, se acercó a ellos la actriz que interpretaba a la villana a quien, durante el reciente rodaje, la derribaron “con facilidad”. Era una hermosa mujer de pelo castaño y ojos verdes quien, al ver a Mario y a Rosa discutir de vuelta, dijo:  
- Esos mocosos solo están arruinando el programa. ¡Si me hubiesen dado el rol de la heroína, todo habría sido perfecto!  
- Estás equivocada, Casandra – le dijo Matilda, mostrándole la pantalla de su celular – estuve revisando mi Instagram y muchos fans adoran la química que tienen Mario y Rosa en pantalla.  
- ¡Bah! ¡Es temporal! – insistió Casandra, mientras daba un chasquido con su lengua – Mario es lindo y Rosa es “carne fresca”, pero al paso que vamos a la gente le aburrirá nuestras tonterías y verán otras cosas. ¡Recuerden mis palabras! ¡Lo digo por experiencia!  
Cuando Casandra se alejó de ellos, Matilda meneó la cabeza y dijo:  
- Esa mujer… no puedo entender qué lo que tanto se queja, si la conocen hasta en la China. 
- No le hagas nomás caso – dijo Lucas, mientras bostezaba – ojalá terminen pronto para sacarnos fotos. ¡Ya quiero irme a casa!  
El director, quien estaba regresando al set del estudio, observó a los actores en su descanso y escuchó perfectamente las palabras de Casandra. Así es que dirigió su mirada hacia Mario y Rosa quienes, en esos momentos, dejaron de discutir pero se dieron la espalda, manteniendo sus caras largas.  
Por inercia, se fijó en su celular y decidió entrar a las redes sociales. Ahí, vio comentarios de los fanáticos de la serie, que estaban muy emocionados por ver cómo la relación del chico lobo y la nerd de la clase se llevaría a cabo. Se rió de algunas teorías locas que tenían sobre los futuros episodios, pero le llamó la atención un post de un usuario desconocido, que decía:  
EN VERDAD SUEÑO CON QUE GINA Y JACK SEAN NOVIOS ¡NO! ¡LO ESTOY VISUALIZANDO! ES QUE MARIO Y ROSA SON TAL PARA CUAL, SE NOTA TANTO EL CARIÑO QUE SE TIENE QUE EL ROMANCE SALDRÁ NATURAL. ¡LIKE SI QUIERES QUE EL ‘JACKNA’ SE HAGA CANON!
Observó la cantidad de reacciones y lanzó un grito de sorpresa al ver que había como 15K likes, 2.1M me encorazonan y más de 1.5M de compartidas.  
“En verdad que la gente no tiene idea de la cruda verdad”, pensó Jorge, mientras volvía a contemplar a la pareja protagónica. “Seguro se decepcionarán si los ven discutiendo tan acaloradamente como hace un rato. Debo hacer algo…”  
Y, en eso, se le ocurrió una idea.  
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Después de terminar con los rodajes y tomarse la foto grupal, el director llamó a Rosa y Mario para reunirse en un salón, junto con los productores de la serie. Ambos actores accedieron, pensando que les darían algunos instructivos para llevar al máximo sus propios potenciales.  
Una vez que llegaron, se sentaron alrededor de una mesa rectangular y Jorge mostró una proyección, donde pudieron ver los comentarios de los fanáticos sobre la serie nacional, que los mantenía en vilo toda la semana.  
- A la gente le gusta – dijo uno de los productores – en verdad, en todos estos años, nunca vi que un programa nacional tuviese buena acogida. ¡Nos prefieren más que a las telenovelas turcas!  
- Sí. Y es por eso que hay que mantener el interés por largo rato – dijo Jorge – además de la televisión, también quiero apuntar a las plataformas de streaming para que gente de otros países aprecien el talento paraguayo.  
- Pero si vos sos cordobés – le dijo Mario, alzando una ceja.  
- ¿Y eso qué tiene que ver? – le dijo Rosa a Mario, con enojo - ¿Te vas a hacer del exquisito ahora? ¡Tilingo!  
Antes de que volvieran a discutir, otro productor habló y decidieron posponer la pelea.  
- Entiendo tu punto. El elenco cuenta con algunos miembros… algo densos, que no respetan al otro. En ese caso, la serie podría verse afectada si no hacemos algo para eliminar las hostilidades.  
- En efecto, mi estimado – dijo Jorge, chasqueando los dedos – y, por eso, se me ocurrió que, para el siguiente episodio, podamos “formalizar” la relación de “Jack y Gina” en la vida real.  
- ¿Qué intentás decir con eso? – dijo Mario.  
El director tomó aliento y respondió, con una amplia sonrisa:  
- Que ustedes dos no solo actúen como novios en la serie, sino que también sigan fingiéndolo en la vida real.  
- ¿Queeee?  
Tanto Rosa como Mario se cayeron de sus sillas. Los productores murmuraron entre sí, mientras miraba de reojo a la pareja protagónica. El director continuó:  
- Sí, me pasé varias horas revisando las redes sociales y todos están expectantes por los personajes principales. Y si resulta que los actores quienes los interpretan también comienzan a salir, será un éxito rotundo.  
- ¡No! ¡De ninguna manera! – dijo Mario, golpeando la mesa con ambas manos - ¡No me pueden forzar a salir con una chica engreída y maleducada como Rosa!  
- ¡Yo tampoco quiero salir con un niño mimado que todo lo tiene servido! – dijo Rosa, cruzándose de brazos.  
- Uf, sabía que se negarían – dijo el director, encogiéndose de hombros - ¿pero qué harían si les dijera que, en caso de conseguir engañar al público con su falsa relación, podrán ganarse un lugar para mi próxima película que se rodará en Hollywood?  
- ¿Hollywood?  
Los ojos de ambos brillaron de la emoción. Si bien ambos se detestaban, tenían en común de que querían llegar lejos y protagonizar películas taquilleras que les harían alcanzar la fama internacional. A Rosa siempre le fascino ser igual de exitosa que Nicole Kidman mientras que, a Mario, le fascinaba el talento deslumbrante de Leonardo di Caprio.  
El director lo sabía bien y, por eso, estaba dispuesto a todo para usar sus deseos y lograr que accedieran a ser novios falsos en la vida real.  
- Sí. Asimismo – dijo Jorge – estoy trabajando en un proyecto con un equipo de producción extranjero. Mi plan era viajar a Hollywood apenas terminara de dirigir esta serie, pero me faltan actores. Y pienso que ustedes dos harían un gran trabajo. ¡Solo piénsenlo! Una suite privada para cada uno, sesiones de autógrafos pagados, la oportunidad de reunirse con sus actores favoritos en persona… ¡Hasta podrían tener su propia marca de perfume! Y si siguen persistiendo, lograrían ganarse el Oscar.  
- ¿¡¿El Oscar?!?  
Tanto Mario como Rosa comenzaron a hiperventilar. Eso era algo que ya les parecía inalcanzable, pero con Jorge todo era posible. Cuando se calmaron, se miraron fijamente, en silencio. Tras una breve pausa, Rosa dijo:  
- Sin caricias ni toqueteos.  
- Tampoco comentarios innecesarios.  
- ¡Hecho!  
Se estrecharon la mano delante de los productores. El director respiró aliviado al lograrlos convencer de que accedieran a su extraña petición. El resto solo atinaron a discutir asuntos propios de la producción y cómo acomodarían la agenda para que el plan de cautivar a la audiencia fuera realmente un éxito.  
 




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