Bajo el disfraz

Capítulo 6. Rodaje en el bosque

El día del campamento llegó. La estancia tenía una hermosa cabaña rústica con habitaciones para los huéspedes, por lo que todos se distribuyeron en sus respectivas habitaciones. Jorge trajo a dos de los camarógrafos que se encargarían de distribuir las cámaras por las áreas designadas.

Rosa y Matilda compartieron dormitorio, mientras que Mario y Lucas tuvieron el suyo propio. Casandra se quedó en una habitación individual y Jorge y los camarógrafos se distribuyeron en las demás habitaciones restantes.

Una vez que terminaron de acomodar sus cosas, fueron directo a la zona designada para la filmación. Era un campo abierto y plano, cubierto de pasto y con exposición directa al sol. Se suponía que, ahí, Gina y Luna debían correr por sus vidas porque un grupo de aliados de la bruja los perseguiría.

Jorge decidió cambiar el guion a última hora y, así, hacer que Casandra pudiera participar en el campamento en algunas escenas.

– La idea es que “Luna” se desmaye y aparezca “Jack” a defenderlas – explicó Jorge al elenco – de esa forma, ”Gina” sería la única testigo del hecho y “Luna” jamás sabría que su compañero de clases es en realidad un hombre lobo. Recuerden, ahora estamos en un amplio espacio. No estamos limitados por cuatro paredes, así es que recorran lo más que pueda para abarcar terreno. ¿Estamos?

– ¡Estamos! – dijeron todos al unísono.

Los actores se colocaron en sus puestos. Los camarógrafos fueron hacia los extremos. Había uno que filmaría el panorama general y otro que se concentraría en los planos directos.

Una vez en sus lugares, el director gritó:

– ¡Luces! ¡Cámaras! ¡ACCIÓN!

Rosa y Matilda, quienes se adentraron en sus respectivos personajes, se tomaron de las manos y empezaron a correr. A un extremo, Casandra las miraría y gritaría como maniaca, mientras movía sus brazos como si estuviera dirigiendo a un ejército de murciélagos para capturarlas. Las dos chicas corrían, chillaban y gritaban por ayuda. Pero en un momento Matilda se detuvo y dijo:

– ¡Ay, Dios! ¿Y si me rompo la rodilla?

Jorge dio un resoplido al ver que Matilda se salió de su personaje.

– ¡CORTEN!

Todos se relajaron. Casandra se acercó a Matilda y, con el ceño fruncido, le reprochó de esta forma:

– ¡Prestá atención a lo que hacés tonta! ¡Estamos en una zona aislada y sin recursos! ¿O te pensás que los camarógrafos trabajan de gratis?

– Casandra, no trates así a Matilda – intervino Rosa.

El grupo entero se quedó impactado debido a que Rosa nunca fue de contrariar a Casandra de esa manera. La actriz estrella abrió los ojos de la sorpresa, pero luego sonrió y le dijo:

– Solo estoy dándole una lección a tu amiguita, querida. Si soy dura es porque quiero que este proyecto sea un éxito. No permitiré que gente inútil lo arruine.

Jorge, al notar que había tensión entre las chicas, decidió intervenir:

– Suficiente. Casandra, entiendo tu punto pero el proyecto no se va a arruinar solo porque Matilda cometió un pequeño desliz. Y Matilda, relájate. Lo estás haciendo bien, solo creí que deberías dejar tus miedos a un lado y tomarte tu tiempo para adentrarte al personaje.

– Entiendo – dijo Matilda – me concentraré. No fallaré esta vez.

Volvieron a sus puestos. En la segunda toma, lo hicieron bien y Matilda cayó al suelo, perdiendo así el conocimiento. Mario corrió rápidamente hacia la escena, con el torso desnudo porque, según el director, así atraería más a las chicas. Y cuando estuvo a tres metros de escena, gritó:

– ¡CORTEN!

De inmediato, el equipo de vestuario se acercó para ayudar a Mario a vestirse con el disfraz de hombre lobo. Más adelante harían los efectos especiales pero, por el momento, solo tocaría cambio de escena.

Una vez puesto el traje, el director volvió a decir:

– ¡Luces! ¡Cámaras! ¡ACCIÓN!

Rosa se acercó a Matilda para abrazarla y protegerla con su cuerpo, tal como lo dictaba el guion. Pero aprovechó ese momento para decirle al oído:

– Lo hacés bien, no te sientas mal por lo que pasó.

– Gracias por defenderme, Rosa – le susurró Matilda – Estaba tan asustada…

– No fue nada -continuó Rosa – entre colegas, debemos apoyarnos.

Una vez que terminaron con la escena de Mario, el director volvió a interrumpir la filmación e indicó:

– Hagámoslo de nuevo. Lo hicieron bien, pero necesito otros enfoques y contamos con muy pocas cámaras.

– ¡Entendido! – dijeron todos, al unísono.

Lucas, quien observaba a lo lejos porque aún no le llegaba su turno, se admiró por cómo Rosa y Matilda hacían un buen equipo. Eran las perfectas amigas tanto en la ficción como en la realidad, por lo que su amistad era bien apreciada por los fans de la serie.

Por otro lado, pensaba que Mario también hacía n buen trabajo. Y en esas escenas vio que él lograba equiparar su presencia por el de las chicas. Escuchó que el director le había pedido “no destacar tanto”, ya que él era muy famoso y Rosa, en cambio, era una completa desconocida. Por eso, para evitar opacarla, debía hacer un gran esfuerzo para, si era necesario, permanecer en segundo plano y resaltar así las aptitudes de la heroína.

Una vez que terminaron con los rodajes, Jorge miró a Lucas y le dijo:

– Es tu turno.

Lucas salió de su ensimismamiento y se acercó a Casandra. Ambos estaban cerca de unos árboles, donde sus personajes debían hacer un plan para capturar a la heroína y derrotar al chico lobo de una buena vez.

– ¡Luces! ¡Cámaras! ¡Acción!

Lucas se acercó a Casandra, se arrodilló ante ella y, entrando en su personaje, le dijo:

– Gina es bastante dócil e ingenua. Será sencillo engañarla.

– Haces un buen trabajo, Bill – le dijo la bruja, mientras le acariciaba la mejilla – sigue así y te garantizaré juventud eterna.

Jorge sonrió. Esos dos hacían un buen trabajo y, desde el inicio, lograron complementarse muy bien en sus interacciones de ama y sirviente. Satisfecho con los resultados, dijo:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.