Bajo el disfraz

Capítulo 9. Relajando las tensiones

Cuando la tormenta se detuvo, Mario se acercó a Rosa y sacudió ligeramente su hombro para despertarla.

– Oye, debemos irnos.

Rosa abrió los ojos y se incorporó. Gracias a que se cubrió con la remera de Mario, no llegó a sufrir de hipotermia. Sin embargo, se sintió incómoda al verlo con el torso desnudo. Pensó que, de seguir así, terminaría pescando un resfriado.

– No era necesario esto – dijo Rosa, devolviéndole la prenda.

Mario se vistió, sin hacer ningún comentario. Luego, la ayudó a levantarse y dejó que se apoyara sobre su hombro.

– El campamento no está muy lejos – le dijo Mario, mientras comenzaban a salir de la cueva – cuando lleguemos, nos atenderán. Pero seguro que Jorge te priorizará por tener fiebre y la rodilla lastimada.

– Al final solo te causé molestias – lamentó Rosa, sin mirarlo – si te hubiese hecho caso…

– Ya. Olvídalo. De todas formas tenías razón. También llegué a ver la telaraña.

Cuando estuvieron cerca, se encontraron con Matilda y Lucas. Ellos también quedaron atrapados en la tormenta, pero lograron permanecer juntos sobre una superficie rocosa y se cubrieron con sus camperas impermeables bajo un arbusto.

– ¡Mario! ¡Rosa! ¿Qué les pasó? – dijo Matilda.

– Solo… fue un accidente – dijo Rosa.

– Espera. Te ayudo – dijo Lucas, acercándose a la joven y tomándola del otro brazo para que Mario no cargara con todo el peso.

– Gracias, compa – dijo Mario, mostrándose amable con su compañero de trabajo.

– Me adelantaré y avisaré a Jorge de esto – dijo Matilda, procediendo a correr.

Gracias a la rápida reacción de Matilda, pudo llegar antes que el resto. Jorge, al enterarse de lo sucedido, preparó rápidamente al equipo para que recibieran a los chicos. Con ayuda de Casandra, acomodaron una pieza para que Rosa pudiera descansar sin que nadie la molestara.

Cuando los chicos llegaron, condujeron a la joven a su cama y el director mandó a todos a que se atendieran cualquier herida, mientras que Casandra se encargaría de Rosa. Jorge también se sintió culpable por no prever que esto pasaría, así es que contactó al equipo de producción y les dijo:

– Debemos suspender este campamento. No conseguí completar la mitad de las escenas previstas, pero hubo heridos por culpa de la tormenta.

Mario, quien acababa de cambiarse y tomar un antibiótico por las dudas, escuchó la conversación de Jorge con los productores mientras se dirigía a su habitación. Esperó un rato a que finalizara la llamada y, cuando lo hizo, se acercó a él, diciéndole:

– Jorge, explícame esto: ¿De verdad vas a recortar todos esos capítulos por lo que pasó? ¿Acaso esto fue una pérdida de tiempo?

– No es así, muchacho – le dijo Jorge, llevándose una mano en la frente – Rosa está enferma y herida. No podemos hacer las escenas con naturalidad con su estado. ¡No tendrían sentido! Pero te juro que veré la mejor forma de solucionarlo.

– ¡No! ¡Esperá! – dijo Mario, tomándolo del brazo - ¡Esas escenas son muy importantes para el desarrollo de personajes! ¡Es aquí donde la relación de Jack y Gina se fortalece debido a las circunstancias! ¡Si sacás eso, dirán que el romance es forzado!

– Sí, lo entiendo. Pero… ¿qué podemos hacer? No preví traerme un extra…

– Quizás pueda ayudar – dijo una voz, a sus espaldas.

Ambos se dieron la vuelta y vieron a Casandra, acompañada de Matilda. Eso les sorprendió a los dos hombres, debido a que ellas tuvieron sus riñas el día anterior.

– No evitamos escucharlos, chicos – dijo Matilda – y sabemos lo importante que es este proyecto. Así es que decidimos tomar el lugar de Rosa para hacer esas escenas que nos faltan y editar los capítulos de forma más fluida.

 –¡Así es! – dijo una animada Casandra – No es necesario que enfoquen nuestras caras. ¡Incluso podemos usar capuchas para cubrir nuestros cabellos! Sería lógico ya que se supone que hace frío. ¿No? Pueden reutilizar escenas viejas para cuando precisen que se le vea el rostro a la heroína, pero sus diálogos serán en distintos ángulos.

– Sí, puede funcionar… - murmuró Jorge, sorprendido por la iniciativa de las chicas.

Mario se acercó a ambas actrices y, con una sonrisa amable, les dijo:

– Hagámoslo. Seguro que Rosa estará feliz de tener buenas amigas.

– No lo hago por ella, sino por el proyecto – dijo Casandra, llevándose una mano en la cintura – aún no la acepto como actriz, pero estoy dispuesta a apoyarla en lo que pueda para que no cancelen esta fantástica serie ni dejarla enterrada en el olvido.

 –Bien. Lo que digas, Casandra.

Jorge, al ver que los chicos estaban determinados en continuar, volvió a llamar a los del equipo de producción y les dijo:

– Cambio de planes: seguiremos rodando hasta mañana y les traeremos las escenas filmadas para editarlas luego. Les garantizo que será fenomenal, lo prometo.

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Durante el descanso, Mario fue a visitar a Rosa para ver qué tal se sentía. En esos momentos la vio despierta, mirando hacia la ventana que revelaba un cielo tornasolado por el atardecer.

Decidió llamar su atención dando un par de golpes por la puerta, lo cual le funcionó porque ella giró la cabeza y quedó sorprendida de verlo ahí.

– Hola – dijo Rosa.

– Hola – respondió Mario – solo… vine a ver cómo estás.

– Estoy mejor. Gracias – dijo Rosa, mientras se incorporaba para quedarse sentada - ¿Cómo va todo?

– Estamos rodando las escenas que faltan – dijo Mario, acercándose a una silla para sentarse cerca de la cama de Rosa – no creerás lo que pasó: Casandra y Matilda se ofrecieron a ser tus suplentes para evitar la reescritura de guion de las escenas que faltan.

– Oh, eso es inesperado – dijo Rosa, abriendo los ojos – seguro que harán un gran trabajo. ¿Y qué hay del juego?

– Bueno, Jorge decidió cancelarlo – dijo Mario, encogiéndose de hombros – Matilda protestó, pero Jorge nos prometió que nos invitaría a todos a cenar en Ña Petrona’s coffee por las molestias.




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