Casandra retrocedió un par de pasos tras el empujón que le dio Rosa. Mario se paralizó, temiendo que la joven volviera a malinterpretar la situación y lo reprochara por el beso. Así es que, en un intento de suavizar la situación, le susurró:
- Rosa, puedo explicarlo.
Rosa giró la cabeza hacia él y exclamó:
- ¡No hay nada que explicar, Mario! Sé muy bien que Casandra estuvo confabulando contra mí para arruinarme. Pero ya no la dejaré que juegue más conmigo.
Tras eso, volvió a mirar a Casandra y, señalándola con el índice, le dijo:
- Yo te admiraba. Siempre me pareciste genial y, por vos, es que quise ser actriz. Nunca creí que caerías tan bajo como para intentar bajarme al novio. ¿Qué te hice, Casandra? ¿Qué hice para ganarme tu desprecio?
Casandra presionó los labios, mientras pensaba que Rosa resultó ser más lista y astuta de lo que imaginaba. Pese a todo, no pensaba rendirse. Aun cuando al fin esos dos lograron congeniar y demostrar que su relación iba en serio, todavía tenía chances de jugar con sus propios egos y hacer que rompieran ahí mismo. De una vez y para siempre.
Así es que comenzó a reírse fuertemente, mientras los jóvenes actores la miraban intrigados. Al final, respiró hondo para calmarse y le respondió a Rosa:
- Me halaga que, por mí, ahora puedas comer. Se ve que, al menos, sabés quién es superior. Y Mario está a mi mismo nivel, o diría que incluso mucho más dada su juventud. Por cierto, él dijo que quería practicar el cómo besar y decidí ayudarlo en eso.
- ¡Oye! ¡Eso no es cierto! – Dijo Mario, cuyas orejas se colorearon - ¡No creas nada de lo que te diga, Rosa!
- ¡Ay, por favor! – dijo Casandra, mientras rodaba los ojos y se cruzaba de brazos - ¡Pero si ya has besado a tantas chicas antes! ¿Cuál es el problema? Si para vos es como un simple saludo.
- ¡Estoy tan confundida! – Dijo Rosa, mientras se sacudía los cabellos – primero me decís que Mario no sabe besar y, luego, que besó a muchas chicas antes. ¿En qué quedamos?
- Solo intenta confundirte – intervino Mario – sí, es cierto que besé a otras chicas antes, pero como actor…
- No ayudas en nada, Mario – le dijo Rosa, fulminándolo con la mirada.
Casandra volvió a reír, haciendo que Mario y Rosa dejaran de charlar por un momento. La joven actriz, con la paciencia acabada, le preguntó:
- ¿Qué es tan gracioso?
Casandra respiró hondo para calmarse y le respondió:
- ¡Son unos chiquillos egocéntricos que se dejan llevar por pura calentura! ¡A ver, Rosa! ¿Decime que no te da celos saber que Mario se besó con otras chicas, aun si solo seguía el libreto? Y vos, Mario, ¿cuántas veces ocultaste el hecho de que te fastidiaba ver que Rosa tenga tanto éxito que ya ni te hacen caso tus patrocinadores? Si, no te hagas, que más de una vez te vi muerto de la envidia por ella. Ustedes dos no son compatibles porque son actores. ¡Están compitiendo! ¿Cómo pueden forjar una relación sana, si se terminarán acuchillándose entre sí constantemente?
Mario y Rosa no comentaron nada. Les parecía increíble lo maquiavélica que podría ser una persona que se vanagloriaba de ser profesional. Si bien en cierto grado tuvieron esos sentimientos, sabían que podrían superarlos para darse apoyo mutuo. O eso querían creer. Se miraron de reojo y se tomaron de las manos, cosa que molestó aun más a Casandra.
- Lo que dije era cierto, Rosa – continuó la actriz – Mario besó a muchas otras chicas ante, pero como todo era actuado nunca supo cómo era besar de verdad. Así es que me pidió algunos consejos y yo se los di. Lástima que resultó que solo quería aprovecharse de mi – en eso, se abrazó y puso una expresión muy dolida – Ay, Mario, creí que éramos amigos. Quería ayudarte y solo pensabas saborearme como filete de primera.
- Es mentira. No le crean nada – dijo una voz proveniente de la entrada del camerino.
Los tres giraron la cabeza en esa dirección y se encontraron con Lucas, quien hacia un rato los había estado escuchando sin que se dieran cuenta. Casandra abrió los ojos de la sorpresa y su rostro se tornó tan pálido como un papel. Mario soltó la mano de Rosa, se acercó un par de pasos a Lucas y le preguntó:
- ¿Sabes algo de esto?
Lucas movió la cabeza en señal afirmativa. Luego, miró a Rosa con los ojos llorosos y le respondió a Mario:
- Casandra quería separarlos y arruinar la reputación de Rosa, haciéndola ver como una “cazafortunas” para escalar más alto. Al principio me creí el cuento de que quería ayudarla a forjar carácter y que, con eso, podría enamorarla. Pero solo fui un estúpido.
Mario puso una expresión de desagrado dirigido a Casandra, mientras que Rosa se llevaba ambas manos en la boca. Casandra, quien pasó del blanco al rojo, le recriminó crudamente a Lucas diciéndole:
- ¡Perro sarnoso! ¡Sos un pelotudo! ¿Cómo pudiste?
- ¡Sos vos quien me traicionó, boluda! – Le señaló Lucas, esta vez, levantando su tono de voz - ¡Sí! ¡Vos me dijiste que Rosa se gustaba de mí! ¡Que me ayudarías a conquistarla! ¡Pero solo me usaste como un perro faldero! ¡Nunca te importé! ¡Sos tal como la bruja del bosque con Bill! – en eso, comenzó a lanzar una pequeña carcajada, mientras comentaba con ironía – Ahora entiendo el porqué Jorge te asignó ese rol. ¡Te queda perfecto! ¡Ni hacía falta que actuaras! ¿Cierto?
Casandra, estando al borde de la histeria, pateó el suelo con un pie y salió del camerino, dando un portazo.
Lucas miró a Rosa y, luego, a Mario, quienes aun seguían atónitos por lo sucedido. Se frotó los ojos y, dando un largo suspiro, les dijo:
- Sé que no van a perdonarme, pero de verdad lo siento mucho. Solo quise parar a Casandra o terminaría por descontrolarse todo. Bien, los dejo solos, yo aquí estoy sobrando.
Estuvo a punto de retirarse, cuando Mario le dijo con un tono de voz más amable:
- Gracias, Lucas, por respaldarme.
- Agradécele a Rosa, que me abrió los ojos – le dijo Lucas, sin mirarlo – cuídala, bro, ella es muy valiosa.