Bajo El Mismo Cielo

3. Un Enlace Inesperado.

 

La suite era realmente grande y Abril salió aún balcón cubierto por cristaleras, admirando las montañas blancas. 

 

— ¿No será qué el presidente Harris se a equivocado? — Preguntó Abril, dándose la vuelta y mirando a su prima, quien puso una mueca. 

 

— Se dice que es un mujeriego, deberías de tener cuidado. — Le aconsejó Ana, que se acercó colocando sus manos en el cristal. 

 

— Debería dejar la habitación, ¿no lo crees? — Creyó Abril, ella solo quería estudiar para sacarse su carrera y traerse a su madre a la ciudad. 

 

— No seas tonta. — Le dijo Ana que agarró sus manos. — Podrías ofenderlo y soy yo quien trabaja en la compañia García.

 

— Eso no me importa. — Contestó Abril, que soltó sus manos de Ana y camino hacia dentro de la habitación, cuando tocaron a la puerta de la suite. 

 

— Abriré la puerta. — Se apresuró Ana a decirle a su prima de camino a la puerta. 

 

— ¡No pienso quedarme! — Le gritó Abril. Ana sonrió abriendo y encontrándose a un botones del hotel. 

 

— ¿La señorita Abril Días? — Preguntó el botones que traía un paquete. 

 

— ¿Quién me llama? — Preguntó Abril y Ana agarró el paquete. 

 

— Gracias, guapo. — Le agradeció Ana, cerrándole luego la puerta en toda la cara.

 

— ¿Qué querían conmigo? — Preguntó Abril, mirando el paquete que su prima trajo, dejándolo sobre la cama. 

 

— Te han traído esto. — Le mencionó Ana, agarrando una nota del exterior del paquete y extendiéndosela. 

 

— No me interesa. 

 

— Eres una tonta total. — Gruñó Ana, abriendo ella la nota y encontrando la letra de su jefe. 

 

— ¿Qué dice? — Le arrebató Abril la nota, observándola ella misma. 

 

«Espero que te quede bien, Nos vemos en la cena de la empresa»

 

Ana abrió el paquete, sacando de dentro un vestido negro con estampados de puntos rojos que formaban alguno de ellos, corazones. 

 

— Que bonito. — Dijo Ana, que se lo acercó para imaginárselo puesto y Abril puso una mueca. 

 

— Te lo puedes quedar. — Contestó, acercándose hasta su maleta.

 

— ¿Qué haces? — Ana dejo el vestido en la cama y se acercó hasta su prima. 

 

— Me voy a casa. — Le indicó. — No voy a caer en las garras de un devorador. 

 

— No seas una cría, estamos aquí para divertirnos. — Le dijo Ana, que le quitó de las manos la maleta. 

 

— Me iré. — Tenía Abril clara su decisión y sin más, caminó para la puerta saliendo dando un portazo. 

 

— ¡Abril! — La llamó Ana dejando la maleta y siguiendo a su prima. 

 

 

Abril se paró frente al ascensor pulsando el botón e inflando los mofletes. 

 

— Me iré de aquí, aunque sea andando.

 

— Tendrás que andar mucho. — Habló Harris parándose a su lado y ella lo miró. — ¿No te ha gustado el vestido?

 

— No eres demasiado lanzado para mandarle a uno chica como yo un vestido. — Soltó Abril, llevándose la mano al pecho a decir "como yo"

 

— También iba un bolso. — Comentó Harris, cuando se abrió la puerta del ascensor y entró girándose hacia ella. — ¿No entras? 

 

— No. — Respondió Abril poniendo una mueca. 

 

— Claro que entramos. — Pronunció Ana, que apareció de pronto agarrando a su prima del brazo. 

 

— Ana. — Se quejó Abril, siendo empuja a entrar con ella al ascensor. 

 

— Hoy será una excelente noche. — Habló Harris, cruzando sus brazos y mirando hacia la puerta. 

 

— Pues sí. — Contestó Ana contenta, sin soltar a su prima del brazo. — Gracias por el viaje. 

 

— Todo lo que pueda hacer por mi asistente Sebastián no es nada. — Declaró Harris. Abril dejó de lado su molestia para mirar a su prima Ana hablando con el presidente, sin entender a que se podían estar refiriendo. 

 

— Ana. — La llamó Abril y su prima la miró con una sonrisa. — ¿De qué habláis? — Preguntó y su mirada se fue para Harris. 

 

— Ahora lo sabrás. — Respondió Ana, abriéndose la puerta del ascensor y tirando de Abril por un largo pasillo.

Se acercaron hasta una puerta doble de color rojo y Ana soltó el brazo de su prima entrando. 

 

— Eres como un conejito. — Habló Harris a Abril, pasando por su lado y escuchando los dos gritos de alegría. 

 

— Y tú un... — Dijo Abril mirando al hombre ante ella. 

 

— ¿Un qué? — Se interesó Harris, que se inclinó hacia ella y Abril miró sus ojos negros al igual que su cabello, con una sonrisa que marcaban sus hoyuelos. Las pulsaciones le fueron cada vez más rápido como los latidos de su corazón.

 

— Abril. — Se acercó llamándola Marina, que la agarró del brazo y le echó una cruel mirada a su hermano mayor. — ¿No estarás molestando a mi amiga?

 

— Será mejor entrar. — Propuso Harris que caminó para dentro del comedor. 

 

— ¿Te encuentras bien? tienes la cara roja. — Le dijo Marina y Abril se soltó de ella asintiendo. 

 

— Es mejor entrar. — Repitió las palabras de Harris, sintiendo que el corazón le latía tan rápido que le saldría del pecho. 

 

— Sí, claro, entremos. — Masculló Marina, viendo que Abril entró a través de la puerta roja sin esperarla. 

Dentro, todos rodeaban a Ana y al asistente del presidente, llenándolos de felicitaciones y bendiciones. 

 

— Sebastián y Ana se casarán. — Informó Marina a Abril. — ¿No lo sabías? 

 

— No, no lo sabía. — Respondió Abril, que caminó para ellos pero Harris la agarró del brazo deteniéndola. 

 

— Es mejor dejar que disfruten de su momento. — Habló Harris García y ella lo miró, estando confusa.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 23.08.2021

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