Bajo El Mismo Cielo: Un Juego De Corazones

Capítulo Dos: Una Noche Inesperada

A la mañana siguiente, Ivy despertó siguiendo su rutina habitual, pero algo era distinto. Un mensaje del director de la universidad interrumpió su día: no habría clases hasta nuevo aviso. Entre emocionada y curiosa, volvió a su habitación, se puso el pijama y se acurrucó en la cama para seguir durmiendo. Las clases la agotaban, así que decidió aprovechar para descansar.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de quedarse dormida, su teléfono vibró.

Era Lilian, y su voz sonaba urgente.

—¡Ivy, tengo una noticia horrible! Un chico de la universidad se lanzó desde el quinto piso. Por eso suspendieron las clases. Están investigando qué pasó.

Ivy, atónita y preocupada, preguntó de inmediato:

—¿Quién era?

—No lo sé —respondió Lilian, con una mezcla de miedo y tristeza—. Aún no han revelado su identidad.

Ivy no pudo evitar pensar en la familia del chico.

—Pobre familia... —murmuró.

—Voy a averiguar más. Después hablamos —agregó Lilian antes de colgar.

La noticia alteró a Ivy tanto que ya no pudo volver a dormir. Se levantó y fue a la cocina en busca de algo para distraerse. Su padre, que estaba por salir a trabajar, la vio y le preguntó:

—¿Qué haces en casa, Ivy? ¿No tenías clases?

Ivy le contó lo sucedido, y su padre, visiblemente preocupado, le dijo:

—Ten cuidado, hija. No te angusties por las notas. Todo estará bien.

—Claro, papi, no te preocupes —respondió ella con una sonrisa leve.

Uno a uno, sus hermanos le preguntaron lo mismo, y ella repetía la misma explicación. Aunque trataba de mantener la calma, el tema del chico caído había conmocionado a todos.

Al mediodía, Alec y Lilian llegaron a su casa. Se sentaron juntos en la habitación de Ivy y comenzaron a hablar sobre lo ocurrido. Lilian, como siempre, comenzó a exagerar, soltando teorías descabelladas sobre el incidente. Alec, visiblemente molesto, la interrumpió:

—¡Lilian, estamos hablando de algo serio!

La conversación cambió de rumbo cuando Lilian, con una sonrisa traviesa, anunció:

—Me encontré con Asher... y me pidió tu número, Ivy.

Ivy, sorprendida y algo incómoda, frunció el ceño.

—¿Por qué diste mi número sin preguntarme?

Alec también se mostró inquieto.

—¿En serio hiciste eso, Lilian?

—¿Y qué tiene de malo? —respondió ella encogiéndose de hombros—. A él le gustas, y tú también sientes algo. ¿Cuál es el problema?

Alec miró a Ivy, serio:

—¿Te gusta ese tipo?

—¡No! Apenas lo conocí ayer. No digan tonterías —replicó Ivy con rapidez.

Lilian rió con picardía.

—¡Es amor a primera vista, Ivy! ¡Te lo dije!

Ivy negó, divertida:

—No, amiga. El amor a primera vista solo existe en las películas. Yo creo en los hechos, no en las fantasías.

—Claro, claro —dijo Lilian sonriendo—. Especialmente tú, que te mueres por Iván, ¿verdad?

—No jodas, Lilian. A ti te gusta todo lo que se mueva —bromeó Alec.

Ivy soltó una carcajada. Lilian, indignada, le dio un puñetazo en el hombro a Alec, y todos rieron. El ambiente era distendido, aunque Ivy no podía dejar de pensar en Asher. Había algo en él que la desconcertaba.

Después del almuerzo, Ivy recibió una llamada de su hermana Hazel para invitarla a comer, así que sus amigos se despidieron. Durante la comida, sus hermanas no perdieron la oportunidad de molestarla con el tema de Asher, pero Ivy insistía en que solo era un amigo.

Ya entrada la noche, como era viernes, Lilian la invitó a una fiesta. Alec se excusó diciendo que tenía que trabajar en el restaurante. Ivy decidió acompañar a su amiga. Eligió un top sencillo, un short y zapatillas cómodas. Lilian, fiel a su estilo, optó por un vestido corto y ajustado.

La fiesta estaba llena de luces, música fuerte y gente bailando. Las chicas se divertían, pero pronto Lilian desapareció tras un chico guapo que había visto al entrar. Ivy se quedó sola en la barra, pidiendo un trago mientras observaba a la multitud.

Fue entonces cuando un chico alto y ebrio se acercó. Con una sonrisa descarada, empezó a coquetear con ella. Ivy intentó ignorarlo, pero él insistía. Cuando intentó aprovecharse, Ivy se levantó, incómoda. Antes de que la situación empeorara, Asher apareció y lo empujó con fuerza, alejándolo de ella.

—Ivy, ¿qué haces aquí sola? —preguntó Asher, preocupado.

—No estoy sola. Estoy con Lilian —respondió ella, aún algo aturdida.

Asher miró a su alrededor, frunciendo el ceño al no verla.

—¿Se fue con alguien?

—Sí —asintió Ivy.

—Llama a Lilian y dile que te vas a casa.

—No quiero irme —replicó Ivy, molesta por su actitud.

—Con ese atuendo, vas a terminar en problemas.

—No es mi culpa que haya tantos pervertidos sueltos.

Asher la observó en silencio por un instante. Luego, con tono más suave, dijo:

—Si insistes en quedarte, me quedo contigo.

—Iré bien. No necesito que me cuiden. Sé defenderme.

—Lo que yo recuerdo es que te salvé hace un momento —dijo él con una sonrisa irónica.

Ivy rió, finalmente relajada.

—Sí... gracias por eso.

—De nada.

Al final, Ivy aceptó su invitación, y salieron del lugar. Pasearon por el centro comercial, charlando sobre sus vidas. Asher le prestó su suéter cuando Ivy empezó a temblar de frío. Ese pequeño gesto, tan simple como honesto, generó una conexión especial entre ellos.

Por primera vez en mucho tiempo, Ivy se preguntó si tal vez... solo tal vez... el amor a primera vista no era solo una fantasía.




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