Era jueves, y el clima estaba perfecto para deprimirte: nublado, frío, con ese viento que te hace querer quedarte en cama todo el día. Ivy llegó a su clase de Literatura Contemporánea sin mucho ánimo, y al entrar, su corazón se frenó un segundo.
Alec estaba ahí.
Sentado junto a la ventana, con los audífonos puestos y la mirada perdida en las gotas que chocaban contra el vidrio.
Ivy dudó por un momento, pero se armó de valor. Se sentó en la misma fila, tres asientos de distancia. Lo observó de reojo. Sus ojeras, su rostro serio… Lo extraño tanto, pensó.
Cuando la profesora empezó a hablar, Ivy abrió su cuaderno y, sin pensarlo demasiado, arrancó una hoja y escribió:
“No quiero que me borres de tu vida. Me duele más que cualquier otra cosa. Te extraño, tonto.”
Lo dobló y esperó a que Alec se quitara uno de los audífonos para atender a la clase. Cuando él giró un poco la cabeza, Ivy aprovechó y le lanzó la notita. Cayó en su mesa, y Alec la miró, sorprendido. Dudó, pero la abrió.
Al leerla, Alec bajó la mirada. Por primera vez en semanas, sus ojos buscaron los de Ivy. Y cuando se cruzaron, Ivy le sonrió chiquito, como antes. Como solo para él.
Alec le devolvió una sonrisa leve, casi rota, pero estaba ahí. Era un comienzo.
Ivy suspiró aliviada.
Afuera, mientras salían del aula, Ivy alcanzó a Alec.
— ¿Te puedo invitar un café después? Solo… como antes.
Alec se rascó la nuca, incómodo, pero con una sonrisa sincera.
— Sí… como antes.
POV Ivy
Sé que no todo está arreglado… pero al menos, ya no estamos tan rotos.
#5548 en Novela romántica
#1200 en Novela contemporánea
amistad y amor, romance contemporaneo, enredos y malentendidos
Editado: 07.05.2025