Bajo El Mismo Cielo: Un Juego De Corazones

Capítulo veintidós: Entre lo que Siento y lo que Niego

A la mañana siguiente, Ivy se despertó con una extraña sensación en el pecho. Había dormido mal, dando vueltas en la cama, recordando cada gesto entre Alec y Marlene, la conversación con Asher, y esa punzada que la atravesaba sin querer nombrarla.

Mientras desayunaban todos en casa, su padre, Ulises, bromeaba con Arlo y Nolan sobre la película que vieron anoche. Hazel intentaba robarle galletas a Scarlett, y Jasper le escribía un mensaje a Remy. Ivy los escuchaba con atención, pero su mente estaba en otro lado.

—¿Ivy? —preguntó Scarlett—. ¿Te comiste mi pan tostado?

—Ivy ni ha tocado el suyo —intervino Nolan, riendo.

—Estoy bien —dijo Ivy rápidamente, saliendo de su ensimismamiento.

Después de clase, fue directo al café donde solía encontrarse con Lilian. No podía guardárselo más. Necesitaba contarle lo que pasaba, aunque ni ella misma sabía exactamente qué pasaba.

Lilian ya estaba en una mesa junto a la ventana, con su cuaderno de bocetos y un té de frutas.

—Ivy, por fin —dijo, sonriendo—. ¿Sobreviviste al evento interfacultades?

—Sí… más o menos. —Ivy se sentó frente a ella, removiendo su cabello con una mano—. Tengo que hablar contigo. Y prométeme que no te vas a reír.

—¿Tan grave es? —preguntó Lilian, alzando una ceja.

—No sé. Solo... —Ivy suspiró—. Vi a Alec con una chica. Marlene.

—Ah, sí. Me contaron. Dicen que es muy simpática —Lilian bebió un sorbo de té—. ¿Y qué pasó?

—Nada. Solo estaban charlando, riendo... —Ivy bajó la voz—. Le pregunté si le gustaba. Y dijo que no. Que solo eran amigos.

Lilian la observó en silencio por unos segundos, luego sonrió suavemente.

—Ivy... ¿estás celosa?

—¿Qué? ¡No! —respondió Ivy, demasiado rápido, con los ojos muy abiertos—. Solo me pareció raro. No sabía que Alec estaba saliendo con alguien, eso es todo.

—No se supone que le gustaba, ¿recuerdas? —añadió bajito—. ¿Cómo se olvida alguien tan rápido?

Lilian se quedó callada, dejando que Ivy lo digiriera.

—Asher me dijo lo mismo —confesó Ivy al fin—. Dijo que parecía celosa. Me lo dijo con esa calma suya como si ya lo supiera. Y me molesté. Mucho. Me fui.

—¿Y lo estás? —preguntó Lilian con dulzura.

—No. No lo sé. ¡No puede ser eso! Solo... me sentí rara. Como si Alec estuviera alejándose.

—Ivy... —dijo Lilian, tomando su mano—. No está mal si te sientes así. A veces el corazón se confunde entre amistad y algo más. Solo tienes que dejar de pelear contigo misma y preguntarte qué es lo que realmente sientes.

Ivy se quedó en silencio, mirando por la ventana. El reflejo del cristal le devolvió su propia expresión: confundida, vulnerable, pensativa. Tal vez Lilian tenía razón. Tal vez Asher también. Pero aceptar eso significaría abrir una puerta que ella no estaba segura de querer cruzar.

Por ahora… solo seguiría sintiendo. Aunque no supiera cómo nombrarlo.




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