Capítulo veintisiete: Lo que Calla el Corazón

—¿Y entonces? —preguntó Lilian mientras le pasaba una taza de chocolate caliente a Ivy—. ¿Vas a seguir con esa cara de “me explotó el corazón” sin contarme nada?

Estaban en la sala de la casa de Ivy, donde el calorcito del hogar contrastaba con el frío de afuera. Sky dormía a los pies del sillón, y el ambiente era tan íntimo que Ivy sintió que si no hablaba ahora, jamás lo haría.

—Hoy fui al parque —empezó Ivy, bajando la mirada—. Me senté donde iba con mamá… y me di cuenta de muchas cosas.

Lilian no dijo nada. Solo asintió, como siempre hacía cuando sabía que su amiga necesitaba desahogarse.

—Pensé en Asher. En lo que me hace sentir. Es atento, dulce, me cuida… pero también me reta. Me empuja a ver cosas que no quiero ver.

—¿Y Alec?

Ivy tragó saliva.

—Pensé en él también. Me cuesta admitirlo, pero… creo que me dolió verlo con Marlene. Me sentí… desplazada. Como si alguien más tuviera el lugar que era mío. Pero no sé si eso es amor o solo costumbre.

Lilian se acercó más, con una sonrisa comprensiva.

—¿Y qué te dijo Asher?

—Que estoy celosa. Y me molesté con él. Lo negué. Pero después... lo pensé, y no sé. ¿Y si tiene razón? ¿Y si estoy confundiendo todo?

Lilian tomó sus manos y la miró directo a los ojos.

—Ivy, es normal sentirte así. A veces uno no sabe si ama, si solo está apegado, o si no quiere que las cosas cambien. Pero hay algo que sí sé: cuando veas a uno de los dos con alguien más… y te duela el alma… ahí vas a entenderlo todo.

Ivy bajó la mirada, con el corazón latiéndole fuerte.

—No quiero hacerle daño a ninguno, Lilian. No quiero perderlos…

—Entonces primero tienes que encontrar lo que quiere tu corazón —le susurró su amiga—. Sin miedo, sin culpa. Porque si no… te vas a perder tú.

Ivy cerró los ojos. No tenía aún las respuestas, pero por fin estaba buscando la pregunta correcta.