A los días Anna se aparece en la oficina de Dimitri. Para enseñarle los documentos de Anya, al verla, Dimitri se pone serio y comienza una discusión acalorada con ella.
— Te dije que no quería verte Anna, solo quiero de ti el divorcio.
— Pues lamentablemente no te lo voy a dar, además sé que en nuestra casa está una jovencita que no es nada tuyo, Dimitri, es una trepadora mentirosa, toma lee para que te enteres de su verdad.
Anna le lanzo los documentos en el escritorio y luego se retiró diciéndole.
— Espero lo leas y te enteres de la verdad. Así que me voy, espero sepas qué hacer con ella que te diga la verdad.
— Vete Anna, no quiero escucharte más.
Después que ella se fue, se quedó Dimitri, pensativo quería leer aquellos papeles, pero no tenía el valor de hacerlo. Pero puso más la curiosidad que su conciencia y los leyó.
En la información decía que Anya era la hija de una familia adinerada, que se había ido de casa por su embarazo, y otras cuantas cosas más. El pobre quedó triste porque ella no le habló con la verdad.
Cuando llego a casa, allí estaba ella feliz con su hija en brazos, el que pensaba ser el padre de la bebé. A las horas Anya sabía que le pasaba algo a Dimitri, la miraba diferente. Así que ella se acercó a él y le dice.
— Has llegado muy preocupado, Dimitri pasa algo.
— Si pasa y mucho Anya, quiero que me hables con la verdad, dime de dónde vienes.
— Porque me dices esos, ya te dije, no tengo familia.
— Pues eso es mentira, tienes familia y sabes que es verdad, porque me mientes Anya.
— Que sabes de mi Dimitri.
— Que me has metido, que tienes un padre que te echo de casa, por qué quedaste embarazada, y estás aquí en Moscú por esa razón.
— Entonces si sabes la verdad, debes saber.
En ese momento tocaron la puerta de la mansión y en la entrada estaba Nikolay anunciándose, mientras esperaba el ama de llave su a buscar al señor de la casa. Tocó la puerta del estudio y dijo.
— Disculpe, señor, que lo interrumpa, pero hay un señor en la puerta, que lo busca.
— Hazlo pasar a la sala y ya voy.
— Está bien, señor.
El ama de llave se retiró y fue a decirle a Nikolay que esperara en la sala. Mientras Dimitri llegaba, este se quedó viendo todo a su alrededor y se sorprendió mucho. En ese momento entra Dimitri, y se le quedó viendo.
— Quería usted hablar conmigo, señor.
— Sí, mi nombre es Nikolay Keller y estoy buscando a mi mujer e hija, me dijeron que estaba en esta casa.
— Vaya usted es.
— El esposo de Anya, y el padre de Irina, así que vengo por ellas dos.
— Ok, ya le aviso a Anya.
Cuando ella lo ve allí frente a Dimitri, no podía creer aquello Nikolay allí, pero que hacía él allí.
— Ya iba a buscarte, tu esposo espera por ti, quiere llevarte.
— Mi esposo, pero…
— Vamos Anya, mi amor vengo por ti, además te he extrañado mucho desde que me dejaste.
— Por favor Nikolay, si tú…
Nikolay no la dejo hablar, la tomo por un brazo y le hablo al oído.
— Te vienes conmigo o tu padre sabrá dónde está su princesita.
— Eres un vil mentiroso.
— No más que tú, mintiéndole a ese pobre hombre.
— Por qué me haces esto.
— Vamos deja de hablar tanto y recoge tus cosas que nos vamos de aquí con la pequeña.
— No voy a ningún lado contigo.
— Pues lo harás o si no tu padre se enterará de todo.
Anya no tuvo más oportunidad, ni poder explicarme a Dimitri lo que pasaba. Así que a las horas ella se fue con Nikolay, dejando la mansión de Dimitri tras ella. Nikolay estaba contento.
— A donde me vas a llevar Nikolay.
— Nos vamos lejos de aquí, ha Novosibirsk allí te quedarás Anya.
— Pero porque qué hecho de malo, para ir allá deberías de dejarme sola en cualquier lado.
— Ya te dije allí, es donde vamos y no hay nada que hablar.
Después de unas horas Anya esperaba el tren junto a Nikolay para salir a Novosibirsk, allí no sabía que le deparaba el futuro. Cuando tomaron el tren habían salido a la media noche y la llegada era de mañana. Cuando Anya abrió los ojos ya era de día, su hija dormía en una canastilla y comenzó a llorar.
— Cállala me vuelve loco.
— Nikolay es tu hija, no lo olvides.
— La verdad no sé por qué tuve relaciones contigo, una chica inocente y tener un hijo. Pues fíjate que para mí esa bebé no es mi hija, así que cállala que ya estamos llegando.
— Está bien.
Anya la tomo en brazos y la tranquilizó, luego cuando llegaron Nikolay bajo con ella y le dice.