Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 12

Anya y su hija llegaron a un lugar extraño para, y justo cuando el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos rosados y naranjas. El edificio, con su fachada de ladrillo, se alzaba como un faro en la creciente oscuridad de la ciudad. Al entrar, fueron recibidas por personas que no eran grata a sus vistas. Ella estaba muy preocupada, no sabía a dónde la había dejado Nikolay en aquel lugar.

— Bueno, jovencita, como verás esto no es un hotel de vacaciones, así que te llevaré a una habitación. Esta noche descasará, pero mañana sí que vas a trabajar y muy duro.

— Está bien, señor, lo que usted diga.

Así que Tomás la llevo a la habitación para que descasara, ya que al día siguiente comenzaría a trabajar y muy temprano. Cuando el hombre la dejo allí, Anya dejo a la pequeña en la cama mientras acomodaba sus cosas. Después de hacerlo pensó que no comería nada, pero al rato alguien llamó a la puerta y cuando abrió era el otro hombre.

— Espero que esté bien jovencita, aquí te traje esta bandeja de comida.

— Gracias, señor.

— Mi nombre es Ruperto, y que te trajo Tomás. Dime algo por qué Nikolay te vendió. —ella abre los ojos como platos y dice.

— ¡Qué me vendió! —exclamo ella incrédula.

— Sí, la sabandija te vendió caro, no sé, debes valer algo para él.

— Nikolay no pudo haber hecho, la pequeña es su hija.

— Nikolay tiene muchos años haciendo negocios con nosotros, a veces no trae chiquillas. Pero tú eres como especial porque no permitió que te vinieras con nosotros sin la pequeña.

— No puedo creer lo que me dice.

— Mira muchacha, estás aquí, solo para limpiar porque la verdad no nos sirve, ya que tienes un bebé, y te lo diré de una vez, este no es un lugar para tu hija, pero como Nikolay lo quiso así lo aceptamos.

— Que quiere decir con eso, dígame la verdad sin rodeo.

— Este lugar es un prostíbulo, pero no te preocupes que estarás lejos de todo eso. Nosotros necesitamos una chica que solo limpie de día en las noches te quedarás en tu habitación.

— Pero… Nunca imaginé.

— Nunca imagines jovencita, piense que Nikolay la vendió. Y ahora me voy así que prepárate para mañana.

Hombre salió de la habitación dejando a una Anya, con los pensamientos a flor de piel. Y pensando porque Nikolay le había hecho aquello. La había vendido a dos hombres dueños de un prostíbulo, ahora necesitaba más que nunca trabajar para poder salir de aquel lugar, aunque le contará.

Mientras en Moscú, Nikolay regresaba a su casa, cuando se encontró a Anna está lo estaba esperando.

— ¿Qué hace aquí?

— Esperándote, que pasó con Anya y su engendrito.

— Las llevé donde nunca van a poder regresar, puede estar tranquila que nadie sabrá de ellas jamás.

— Entonces aquí tienes tu dinero, y aquí un boleto quiero que te desaparezca, jamás vuelvas por aquí.

— Está bien, señora, como usted diga, me iré lejos, así nadie sabrá de mí.

— Es lo mejor que puedes hacer así, yo preparo mi camino para regresar con mi esposo.

— Eso es lo que usted quería que regresar con su esposo.

— Bueno, ya todo está hecho.

En la mansión Volkov, Dimitri estaba como león enjaulado. Había corrido a Anya de su lado y ahora Anna había vuelto a su vida. En eso llamo a unos de sus empleados.

— Necesita algo, señor.

— Si tráeme una botella de whisky ahora.

— Sí, señor, ahora mismo voy.

La empleada salió despavorida del estudio y se dirigió al bar de la cocina. Y sacó una botella de whisky con un vaso y hielo, la puso en la bandeja con hielera y la llevo al estudio. Lo dejo y salió de allí de nuevo a la concina, allí se puso hablar con la cocinera.

— El señor está mal.

— Como no estarlo si corrió Anya de casa, por culpa de la arpía de Anna que aparece después de un tiempo.

— La verdad que meda tristeza con Anya y su bebé, pensé que los días tendrían la oportunidad de estar junto al señor, él necesita que alguien lo atiende.

— Lo sé, pero la que tendrás en poder sé todo ahora será Anna, esa mala mujer que le hizo daño.

— Espero que Anya y su hija estén bien donde quieran que hayan ido.

— Eso espero yo también.

En ese momento una bulla, las saca de su conversación y era Anna que había llegado con sus cosas, y Dimitri estaba allí en medio de la sala, con su vaso en la mano.

— ¿Qué ya volviste a mi vida?

— No comencemos de nuevo, sabes que soy tu esposo legalmente. Así que vengo a tomar posesión de lo que me pertenece.

— Sí, mi dinero y mi posición es eso verdad.

— Vamos, Dimitri, esa niña te estaba engañando.

— Deja de hablar de Anya, no estás conforme la corrí se casa, ya no está aquí.

— Entonces voy a mi habitación, y no te preocupes que dormiremos separados.




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