Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 16

Los meses habían pasado y Dimitri seguía sin recordar su pasado. Solo se enfocaba en su trabajo y se había convertido en un hombre serio y déspota, los empleados le temían. Su madre y hermana volvieron a su vida de siempre, aunque extrañaban a Anya e Irina, nunca la encontraron. Así que la vida de Dimitri Volkov seguía su rumbo.


 

— No entiendo como no sufriste por la muerte de tu esposa Dimitri.

— La verdad que no recuerdo nada de ella, aunque he tenido sueños consecutivos sobre el llanto de una bebé.

— Bueno, la verdad que deberías de ver al médico tal vez sea algo, una secuela del accidente.

— Tal vez, más adelante vea al doctor.

— Dimitri, hazme caso y ve al doctor.

— Te dije cuando tenga tiempo.


 

Su amigo que siempre estaba allí a su lado se quedó de piedra por el humor que tenía Dimitri. Después de aquel accidente, su personalidad había cambiado totalmente. Era un ser amargado y en contante cambio de humor.

Mientras que Anya, y su hija estaban bien, pero Nara enfermo y al tiempo murió. A Ruperto le cayó mal la noticia porque él no estaba cerca cuando ella falleció, Anya y la pequeña Irina, que estaba de ocho meses. Aquel día Anya se enteró de que Tomás sabía la verdad de donde ella estaba y quería encontrarla para que trabajara en la casa rosa.


 

— Pero porque debo irme de aquí.

— Tomás se enteró donde estabas todo este tiempo, me comenzó a seguir con alguien, sabes que él quiere que trabajes, yo no lo puedo permitir, debo cuidar de ti y la pequeña. Además, mi tía Nara te dejo su herencia a ti, así que aprovecha.

— Por favor, señor Ruperto, que voy a hacer con tanto dinero.

— Irte lejos donde nadie te conozca, donde Tomás no te pueda buscar.

— ¿Cómo haré eso?

— Con el dinero que te dejo mi tía, viajas a donde quieras, has de ese dinero lo que quieras, además será tu salvación.


 

Anya no dijo más nada, solo que después del entierro de Nara. Comenzó a ordenar sus cosas y pensar a donde ir, cuando pensó regresar a donde su padre la echo. Así que volvería a San, Petersburgo origen, donde ella había nacido, allí Nara en sus conversaciones dijo que tenía una casa, allí es donde iría.


 

— En serio quieres vivir en San Petersburgo Anya.

— Sí, Ruperto, allí es donde deseo vivir con Irina, con mi hija, en donde nací.

— Y si te encuentras a tu padre, porque me imagino que estará vivo.

— Si está vivo o muerto eso no me interesa, quiero que mi hija Irina crezca allá.

— Bueno, entonces te acompañaré, me daré unas vacaciones.

— Y si Tomás te sigue y sabe donde estoy yo.

— Cierto, entonces esperaré a que se calmen las cosas y luego te iré a visitar.

— Está bien Ruperto.

— Como en estos meses has cambiado mucho, Anya ya no eres la muchacha, aquella inocente que conocí.

— Esa chica ya no soy yo, he pasado por mucho y ahora que tengo la oportunidad de otra nueva vida la tomaré y qué mejor manera de hacerlo en mi pueblo donde nací.

— Espero que todo te vaya bien Anya, lo mereces mucho.

— Gracias a ti Ruperto, tuve esta oportunidad si no estuviera en aquel lugar dando mi cuerpo para pagarle a Tomás.

— Vamos, no hablemos de cosas malas y ahora ordenemos todo esto para que mañana viajes.


 

Al siguiente día Dimitri va con su médico de cabecera, aunque no le gustase, tenía que revisarse para saber como iba. Al llegar al consultorio lo hace pasar su amigo.


 

— ¿Qué paso tienes algún problema?

— Tú eres el médico aquí, solo vengo por chequeo y por mi amigo que anda preocupado por mi.

— Sabes que físicamente estás bien Dimitri, aunque sabes bien que tu memoria ha sufrido daños, tuviste un fuerte golpe en la cabeza y estuviste inconsciente después del accidente.

— ¿Qué quiere decir eso? —preguntó Dimitri con la boca seca.

— Te hemos hecho muchas pruebas y todas arrojaron el mismo resultado Dimitri. Confunde las fechas.

— ¿Las fechas, vamos, eso no tiene nada que ver, cualquiera lo haría?

— Vamos Dimitri, has olvidado seis años de tu vida. —le dijo su amigo. — Está perfectamente restablecido y recuerdas todo lo demás sin ningún problema, pero esos últimos seis años están borrados. —Dimitri se pasa las manos por la cabeza y dice.

— ¿Está usted seguro? —preguntó Dimitri con incredulidad.

— Sí, ni siquiera te acuerdas del accidente, que paso con ello Dimitri, no sabes nada de ese día.

— ¿Cómo es posible, no recuerdo nada de ese día? —Se había hecho esa pregunta muchas veces.




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