Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 23

Anya había pasado la noche llorando, que la enfermera que contrato Patón le había inyectado un sedante. Allí es donde él aprovecharía el momento de tenerla así sedada, siempre se la llevaría a su casa en Sanpestesburgo y allí viviría con él para siempre. Irina la llevarían a un orfanato, pero lo que no contaba Patón era que por descuido de los hombres perderían a la pequeña.

— ¡Cómo que perdieron a la niña! —dijo Patri, furioso, quería después de un tiempo en el orfanato buscarla con Anya. — Encuéntrenla así sé debajo de las piedras ya…

— Sí, señor, la buscaremos.

Cuando los hombres colgaron, se miraron uno al otro, habían salido a comer algo y se llevaron a la niña al centro comercial, pero estaban tan pendiente mirando a una mujer hermosa, que había pasado frente a ellos. Que no se dieron cuenta de que la pequeña se había alejado de ellos.

Horas antes que pasara lo ocurrido, Sabrina estaba paseando comprando cosas para ella y se encontró con la pequeña llorando. Así que comenzó a buscar a sus padres. Pero no los encontró, además la niña era muy pequeña. Y estaba llorando por su mami, así que Sabrina pregunto por sus padres algo le tendría que decir.

— Hola amor, dime donde están tus padres.

— Mami, mami, quero a mami.

— Está bien, vamos a buscarlos.

Sabrina toma a la niña y va con ella por todo el centro comercial, pero nada que las personas que se acercaban a ella la reconocía, más bien le decían que se veía hermosa con la pequeña. Así que Sabrina se pasó media tarde buscando a alguien que la reconociera y nada. Y le daba lástima llevarla a un policía o a un albergue de esos. Así que tomó a decisión de llevarla a casa, sin imaginar que aquella pequeña de dos años era la hija de Anya.

— Por Dios, Sabrina, como te vas a traer una pequeña a casa, estás loca y sus padres.

— Hay, no vayas a comenzar con tu sermón Dimitri, la niña estaba perdida, busqué a sus padres por todo el centro comercial y nadie la reconoció menos, informaron a seguridad del centro, y me partió el corazón entregarla a un albergue o a servicios sociales. Vamos Dimitri, es una pequeña que necesita de nuestra ayuda.

— No… Y no… Sabrina, esa pequeña, debe tener familia.

En ese momento Irina se pone a llorar porque extrañaba a su mamá. Entonces, cuando Dimitri iba a llamar a servicios sociales, el llanto de la niña penetro sus recuerdos y de pronto le dolió la cabeza y miro a la pequeña. Entre cerro los ojos y frunció el ceño. Y fue como una magia que paso de inmediato, la niña con sus ojitos llenos de lágrima le ablando el corazón de Dimitri. Y va así ella y la carga, en ese momento ocurrió de nuevo la magia, la pequeña se quedó tranquila en sus brazos. Su única palabra fue.

— Papi…

Sabrina se emocionó mucho y le dice a Dimitri.

— Estás escuchando, te dijo papi, piensa que eres su padre Dimitri.

— Es eso, el confort se siente bien en mis brazos, es solo eso, nada más.

— Lo que tú digas Dimitri, pero no la lleves a servicios infantiles, déjala con nosotros.

— Bueno, solo unos días mientras buscamos a sus padres, luego de eso se va Sabrina.

— Está bien Dimitri.

Pero el día pasaban y nada que podían encontrar a sus padres, y la niña fue llenando vacíos que sentía Dimitri. Siempre llegaba a casa a verla y jugaba con ella, él estaba feliz y eso lo veía su hermana Sabrina y cada día se encariñaba más de la pequeña. Pero necesitaba un nombre la niña y Sabrina pensó en aquella bebe que hace tiempo estaba en aquel hogar, y le comenta a su hermano.

— Dimitri, qué nombre le podemos poner a la pequeña.

— No lo sé, además estoy pensando en adoptarla, que sea mi hija, que te parece hermana.

— Eso sería genial Dimitri, que tal si le ponemos Irina.

Aquel nombre le retumbaba en los oídos a Dimitri que frunció el ceño. Miro a la pequeña y esta le sonrió y le dijo.

— Papi quero.

— Yo también te quiero y mucho, y es cierto te vas a llamar Irina.

— Ina, papi.

— Si Ina mi sol, serás mi hija, te adoptaré, seremos una familia tú y yo.

— Papi te quedó muto…

— Yo también mi amor.

Aquella pequeña le había transformado la vida a Dimitri, que quería adoptarla sin saber que esa Irina era la hija de Anya, la mujer que había olvidado porque no tenía memoria. Así que era feliz, pero Anya sufría por su hija y vivía sedada con una enfermera al lado, solo Patón era quien la tenía en cautiverio, su era la única que le podía devolver su vida.

— Quiero a mi hija… —cada vez cobraba su conciencia, solo quería ver a su hija y allí salía Patri.

— Cálmate, ya pronto verás a tu hija, solo debes descansar.

— Busca a mi hija. —y en ese momento le dio un ataque de histeria que la enfermera le inyectaba el sedante cuando se ponía así.

Cuando Patri sale del cuarto habla con la enfermera de la situación.

— No puede seguir así, señor. —dijo la enfermera preocupada.




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