Capítulo 25

Patón llevo a Anya a la clínica de su amigo y la metió allí. Aquel lugar era algo inesperado para Anya, toda su vida era un desastre desde el momento que quedó embarazada. Pero la vida le traería una nueva sorpresa.

— Buenos días, Marlon, como estás.

— Vaya Patón tiempo sin verte, me has hablado de que quieres que te ayude en darle alojó a una persona en la clínica.

— Si es mi esposa, ha estado comportándose de manera inusual, ella ha pasado por un momento muy delicado y está muy nerviosa. Necesito que me ayudes con ella.

— Entiendo. ¿Podría proporcionarle un lugar aquí, pero necesitas llenar un formato amigo? ¿Cuánto tiempo piensas déjala aquí?

— El tiempo que sea necesario, Marlon.

— Comprendo. ¿Ha tenido algún episodio de agresión o autolesiones?

— No, pero está cada vez más aislada, y perdió a su hija y desde allí no quiere reaccionar, contrate a una enfermera para que la sedara por la histeria que presentaba.

— Bueno amigo, vamos a evaluarla aquí en la clínica y determinar el

diagnóstico y el tratamiento adecuado.

— Está bien amigo.

Anya no sabía a dónde la llevaban, pero con lo sedada que estaba no razonaba, no tenía voluntad. Cuando llego a la clínica y la llevaron a una habitación, ella no sabía de donde ella estaba.

— A donde me has traído Patón, donde está mi hija.

— Cálmate Anya, tienes que mejorarte para que podamos buscar a Irina.

— Estás seguro Patón, quiero ver a mi hija, me vas a ayudar.

— Claro que sí, Anya, pero tienes que mejorarte para poder hacerlo.

Anya pensó que era lo mejor que decía Patón. Pero todo fue una mentira, al entrar en aquella clínica su mundo se vino para abajo. Cuando la ingresaron en aquel lugar, su vida dio una vuelta de trescientos sesenta grados.

— Está lista, señora.

Anya se le quedaba mirando a la enfermera, y esta la llevaba a una habitación. Cuando entraron en ella, era un lugar sobrio, blanco, con una cama, y solamente una mesita donde estaban los medicamentos, que se les iba a administrar.

Cuando ella se acuesta en la cama, la enfermera se inyecta un sedante, y ella de nuevo cae en un sueño profundo. Anya cómo siempre pasaba más el tiempo dopada que consciente.

— Bueno Patón, ya está en la habitación Anya, esperemos que mejores en los próximos días.

— Eso espero, la pobre ha estado muy nerviosa, por la perdida de su hija.

— Bueno, esperemos que se recupere pronto, y dime cuanto tiempo la dejaras aquí y sabes que todo esto cuesta mucho dinero.

— Marlon, lo te preocupes por ello, solo quiero que la ayudes a mejorar su estado de ánimo.

— Está bien Patón, la trataremos como debe ser.

— Bueno, me voy, vende en unos días a ver cómo está.

— Claro, amigo, puedes venir cuando quieras.

Patón se fue de la clínica, dejando a una Anya por el piso. Ahora estaba encerrada, dopada, la vida en estos momentos era cruel con ella.

Mientras que en Moscú, la familia Volkov estaba feliz porque Dimitri había adoptado a la pequeña.

— Mamá dijo que viajaría a conocer a la pequeña, y que está muy feliz de que hayas adoptado a la pequeña.

— Esto me hace sentir feliz, aunque no tenga recuerdos de mi memoria, sé que algún día recordaré todo.

— Eso espero hermanito, mereces todo esto y más.

— La verdad aún pienso que pasaría con la madre de esta pequeña, donde estará porque la pequeña se quedó sola en ese centro comercial.

— Hermano, no pienses más en esas cosas, solo disfruta el momento con esta pequeña.

— Cierto, hermana, Irina, ha llegado para cambiar toda mi vida, y si su madre la abandonó me tiene a mí.

— Así es que tienes que pensar hermanito, ahora vamos a celebrar hoy de todo esté triunfo.

— Bueno, vamos, llevaremos a Irina a un parque y caminemos como una familia muy feliz.

Irina estaba muy feliz, era una pequeña muy inteligente. Aunque tenía dos años, la pequeña estaba muy pilas. Y Dimitri se le quedaba mirando en el fondo, él tenía la sensación que la pequeña la había visto antes.

Pero eran idea de él, así que lo olvido y siguieron disfrutando del paseo. La pequeña reía al igual que Dimitri y su hermana.