Ruperto, el amigo de Anya, estaba preocupado por ella, se había desaparecido. Siempre recibía cartas de ella o algún mensaje, pero estaba muy angustiado porque había pasado un mes sin saber de ella.
— No puede ser que Anya allá desaparecido, como pudo pasar esto.
— No lo sé, señor, cuando llegue acá ya no había nadie. La mansión estaba vacía y nadie está trabajando, fueron despedidos.
— Anya me había dicho, que había un hombre obsesionado con ella. Pero en ese momento tuve que viajar y no supe nada de ella. Usted es su nana, y si ese hombre se la llevo.
— la verdad no sé nada de él, cuando me fui a cuidar a mi hijo él dijo que se haría cargo de Anya y me fui confiando que la ayudaría.
— Que le pasó a Anya puede decirme.
— La niña la secuestraron, fue lo último que sé y después Anya estaba muy mal con ello. Pero como le dije señor Ruperto, no se nada de ella desde que salí de esa mansión, solo que ya no hay empleados allí está, solo el lugar no hay nadie allí.
— Voy a tener que hablar con ese hombre, para saber qué pasó con Anya.
— El señor Patón se fue de Moscú, ahora la verdad no sé donde vive.
— Seguro volvió a Sanpestesburgo allí fue donde vivió su padre, de seguro alguien la debe haber visto.
— La verdad, señor Ruperto, qué meda mucha tristeza la pobre Anya, pasar por muchas cosas.
— No se preocupe nana, voy a viajar allá y la buscaré y cuando la encontré me la llevaré lejos de todas estas cosas que le han pasado.
— Espero que la encuentre, señor Ruperto, que Anya consiga la paz que necesite.
— Si voy a hacer todo lo posible por qué ella aparezca y cuidarla como se merece.
Ruperto sospechaba que el tal Patón tenía que ver con todo aquello. La pobre Anya solo estaba sumida en su mundo, Ruperto necesitaba encontrarla y ayudarla. Anya no merecía más sufrimientos, ya había pasado por mucho.
Cuando Ruperto llega Sanpestesburgo comienza su búsqueda, comenzando por la mansión del padre. Pero se entera de que la mansión la habían vendido y por la información que me dieron era la misma Anya. Pero eso no me cuadraba a Ruperto, que estaba preocupado por ella.
Moscú
En la mansión de Dimitri este estaba muy feliz con la pequeña pecas, así le había puesto un sobrenombre por su reguero de pecas en la cara.
— Hola, mi pequitas como estás hoy. —la niña sale corriendo al verlo.
— Papi... Papi... Te quielo mucho.
— Yo también mi pequeña, te quiero mucho y que has estado haciendo.
En ese momento interrumpe su hermana, con una sonrisa de lado a lado. Ya tenía un mes con Dimitri viviendo, no se había ido como siempre se viaje, sino que se había quedado con ellos.
— Esta preciosura está muy feliz, ha estado dibujando mucho y ha estado muy feliz.
— Qué bueno, entonces merece un premio, vamos de paseo a comprarle un helado.
La niña al escuchar helado comienza a brincar de la emoción. Sabrina la mira y sonríe cuando ve que la pequeña con ellos era feliz. En ese momento llega la niñera a llevarse a la pequeña para arreglarla, entonces Sabrina al quedarse con su hermano solo le dice.
— Dimitri, puedo hacerte una pregunta.
— Claro, dime hermanita que quiere preguntar.
— Dimitri, tú no recuerdas nada en este tiempo, nos se ha veces, te veo que te duele la cabeza y has hecho preguntas extrañas.
— Solo en mi mente lo que recuerdo es la risa de una mujer, y después me duele la cabeza, ya después se me quita.
— No has ido de nuevo al médico para saber algo.
— Con el trabajo de la empresa y la ocupación que tiene esa pequeña para conmigo. No, no he ido al médico de nuevo.
— Deberías de hacerlo, tal vez tu memoria está regresando poco a poco.
— Bueno, sacaré un tiempo para visitar al médico, pero ahora Irina es mi salvación. Mi atención es así ella, están pequeña que no entenderé por qué está sola.
— Dejemos de pensar en eso Dimitri y mejor vamos a pasear todos juntos.
Y así lo hicieron, estaban allí en el parque mirando como Irina jugaba con otros niños y Dimitri estaba feliz. Pero en ese momento le vino un recuerdo a su memoria de una mujer muy hermosa.
Una joven chica que le sonreía, pero no llegaba a reconocerla, y en esos momentos le veían los dolores de cabeza, hasta algunas veces se desmayaba.