Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 31

En los Estados Unidos. Anya estaba muy contenta porque había salido de aquella depresión, por la perdida de su hija Irina. Necesitaba salir y conocer personas nuevas, así que se arregló muy elegante, saldría a una fiesta, un amigo de Ruperto la había invitado a salir e ir a esa elegante fiesta.

— Estás lista, Anya Stefan nos espera para ir a la fiesta.

— Si Rupe, espera, ya voy a estar lista.

Cuando Anya dale del baño, se escucha un silbido fuerte, era Ruperto al verla. Tan hermosa y elegante.

— Vaya, que no eres la Anya que conocí tres años atrás, estás hermosa.

— En serio amigo, estoy hermosa.

— Más que hermosa, eres una diosa.

— Gracias Ruperto, por todo lo que has hecho por mí, durante este tiempo y los que vienen por estar junto a los dos.

— Bueno, ahora vamos, que de seguro Stefan nos espera abajo.

— Sí, vamos.

Al bajar Anya por las escaleras, el amigo de Ruperto se queda viéndola embelesado. Desde el momento que comienza a bajar cada escalón. Cuando llega a la parte baja de las escaleras, este le dice.

— Hermosa, eres una bella criatura creada para la administración.

— Gracias Stefan por tus palabras.

— Bueno, se acabaron los halagos, así que vamos a la fiesta.

— Me han comentado que estar superespectacular, habrá muchos invitados y también personas importantes de su país, Rusia.

— Qué bueno saber eso, podemos saber cómo está nuestro país y conversar con gente nueva a Ruperto.

— Claro que sí Anya, ahora vamos que se nos hará tarde, escuchando a este casanova.

Los tres se echaron a reír, pues porque Stefan era uno de los hombres más poderosos de los Estados Unidos. Pero siempre se mantenía con perfil bajo, pero en aquella fiesta tenía que lucir a la encantadora Anya. Ya que era una amiga de Ruperto, un amigo para el de años.

— La verdad que no sé por qué siempre tienes que esconderte Stefan, todo el mundo sabe que eres el hombre más importante de los Estados Unidos, y ahora dándote de casanova con Anya.

— No me van a decir que se van a poner a discutir, por mi Ruperto.

— Claro que no, Stefan y yo estamos jugando.

— Si no te preocupes Anya, Ruperto y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, además hoy quiero presumir de delante de toda esa gente importante.

Los tres subieron a auto, y se desplazaron por toda la avenida de New York hacia la fiesta. Anya miraba oír la ventanilla del coche recordando la noche que había conocido Dimitri, aquella noche cuando los dolores de parto comenzaron. En ese momento suspiro sabía que aquello era un humo del pasado. Ruperto se dio cuenta de ello y le dice.

— Pasa algo Anya. —posando si manos en su hombre.

— Nada Ruperto, solo estaba pensado como me irá en la fiesta.

En ese momento Stefan le dice mirando a Ruperto por el retrovisor.

— De seguro cómo va de copiloto al lado mío, está nerviosa. —Anya rueda los ojos a Stefan que manejaba.

— No digas eso Stefan, que tú sabes conducir y muy bien, así que deja de pensar en ello.

— Bueno, eso me alegra, y ya estamos llegando.

Cuando Stefan dirige el auto a la entrada del gran edificio, este se baja. Mientras que un arquero elegante le abre la puerta del auto a Anya y Ruperto. Después los tres se reúnen, allí en la entrada había muchos reporteros tomando fotos. En una de esa, un reportero me dice a Stefan gritando.

— Señor Stefan Green, la señorita que lo acompaña es su próxima pareja.

Anya se aprendió a esa pregunta que miro la cara de Ruperto, él se dio cuenta de que Anya estaba nerviosa, se le acercó y le tomó la mano. Y la guío a la entrada de la fiesta.

— No te preocupes Anya, aquí estoy contigo, solo son reporteros haciendo preguntas.

— Está bien Anya, te sientes bien.

— Sí... Sí... Gracias.

— Entonces vamos a entrar al lugar.

El edificio era impresionante, desde afuera, una infraestructura hecha para la elegancia. El vestíbulo de entrada era muy grande y amplió. En el lobby había un pasillo que llevaba al centro de un gran salón. Los techos estaban salpicados de luces. Los enormes ventanales, con forma de media luna, estaban cubiertos por hileras de estrellas. Entre doradas y negras.

— Es hermoso el lugar, está superelegante.

— Si por eso te decía que aquí, conocerás a personas muy importantes de su país y otros lugares, aquí se reúne gente poderosa.

— Esto en el fondo me asusta mundo.

— No te preocupes que Ruperto y yo te defenderemos.

Stefan, aparte de ser muy amigo de Ruperto, sabía de la vida de Anya y la conciliación como llegó a su país. Él estuvo allí apoyando a los dos en el momento que más necesitaban de ayuda.

— Bueno, vamos a entrar al salón y disfrutar de la noche.




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