Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 32

— No se para que me deje convencer con mi madre y dejar a Irina con una niñera para venir a esta fiesta.

— Vamos hermano, debes salir, conocer personas, llevas un año sin salir con nadie.

— La verdad que no quiero salir con nadie, estoy mejor solo con mi hija.

— Vamos hermano, eres un hombre guapo, cualquier chica se puede enamorar de ti.

— Ya Sabrina y entremos que mamá nos debe estar esperando.

Al entrar, Sabrina se sorprendió por lo hermoso de lugar, al igual que Dimitri.

— Vaya mamá, siempre reuniéndose con estas personas. —dijo Sabrina a su hermano.

— Por eso la llaman aquí la reina de zares, por las relaciones con altos dignatarios.

— Bueno, mamá es un caso.

— Vamos a buscarla.

En ese momento su madre estaba hablando con personas muy importantes. En ese momento observo a una mujer que le hizo recordar a Anya. Uno de los hombres que están allí, junto a ella, le dice.

— Anadayatj Reina de zares, ha estado observando aquella señorita, dígame la conoce.

— Solo que me hace recordar a alguien.

— Algún familiar cercano, Anadayatj.

— Puede ser, pero se ve diferente. Creo que debe ser alguien parecido. Pero bueno, es solo eso.

— Bueno, por lo que veo, vienen con Stefan, claro y su supuesta pareja.

— la mujer que a su lado de su pareja.

— No, el que está a su otro lado. Se llama Ruperto, la chica es nueva para nosotros.

Anadayatj se sorprendió mucho con aquellas personas y sus preferencias. Así que el hombre que están a su lado le dice.

— No se sorprenda, reina de zares, que Stefan es el hombre más poderoso de Estados Unidos y se saben cuáles son sus preferencias. Pero lo extraño es mujer hermosa que está a su lado.

— Bueno, será igual que ellos, de seguro les gustan las mujeres.

— Eso no lo diga en broma, porque no me parece. Además, dice que Safira esa sí que es...

— No lo diga, por favor no en mis tipos se veía esas cosas.

— Bueno Anadayatj mejor hablemos de otra cosa, por ejemplo que allí viene entrando sus hijos. Su hija hermosa como siempre y Dimitri, todo un caballero como siempre, me han dicho que tiene una hija, que la ha adoptado.

— Vaya a nadie se le escapa nada de los chismes de la sociedad.

— Qué miedo decirte querida.

En ese momento se acerca sus dos hijos al lado de ella. Dimitri saluda a los compañeros de su madre.

— Buenas noches, caballeros.

— Buenas noches, Dimitri, Sabrina, como están ustedes.

— Bien, Sandro y cuéntame que ha dicho mi madre de mí.

— Como siempre Dimitri, usted un gran. Caballero sabe que la alta sociedad sabe los chismes de todo el mundo.

— Me imagino que saben de la adopción de mi pequeña hija.

— Vaya, es sí que es una sorpresa, como siempre Dimitri.

— Bueno que le puedes decir, además también por allá dicen que su empresa está a punto... —en ese momento su madre lo interrumpió.

— Bueno, no estamos aquí para hablar de quiebra de empresas, estamos aquí por la fiesta. Deben saber que fue hecha para conocer nuevas gentes, así que dejen de hablar mucho.

— Está bien madre.

La hermana miró a Dimitri muy seria, y se acercó un poco al lado de su hermano y en susurro le hablo.

— Aquí se le ocurre hablar de negocios y quiebras en esta fiesta. Si no a Dimitri Volkov.

— Ya hermanita sabré que estaba hablado de mi hija, así que mejor callados que mamá no está viendo.

— Está bien, pero recuerda que mamá no quiere que hablemos de nada, venimos a disfrutar de esta fiesta, además no sabes si consigues un amor nuevo aquí.

— Ya basta Sabrina.

Su madre se acerca a ellos y los mira a los dos. Se irgue y toma la mano de Dimitri y lo aleja de todos los presentes y hasta de su propia hermana.

— Necesito hablar contigo ahora

— ¡Qué pasó mamá para qué! —exclamo el sorpresivo.

— Necesito decirte algo, así que vamos a la terraza.

— Está bien madre.

Los dos dejaron a los presentes y se fueron a la terraza al salir del salón, y estar ya fuera del bullicio. Anadayatj lo mira a los ojos y luego le cuenta.

— Hijo aún no has recuperado la memoria.

— Mamá, no vayas a comenzar con eso, que tengo que ir a un médico y esas cosas así.

— Solo te preguntaba.

— Sé por qué lo preguntas, sé que me han contado que conocí a una mujer hace como tres años. Pero no la, recuerdo, sabes bien que parte de mi memoria en cinco años se borraron. Solo me acordaba de Anna. No de esa mujer que no sé cómo se llama.




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