Cuando Dimitri y su madre volvieron al salón, ya todos tenía máscaras y ellos mismos también que agarraron las máscaras que le dieron.
— Vaya la noche, se pondrá interesante con esto de baile de máscaras.
— Bueno, mamá siempre es así, mejor vamos a reunirnos con los demás.
En ese momento se escuchó el sonido de la música, y algunos comenzaron a bailar. Allí estaban Anya y Stefan bailando el baile que prometió Anya a él, era algo mágico para ella.
— Bailas bien Anya, la verdad has pasado por mucho en esta vida, ahora dime Dimitri, es ese amor del que tanto hablas.
— Si Stefan, ese hombre que se encuentra aquí, es quien está aún en mi corazón.
— Porque no le dices la verdad.
— Porque perdió la memoria, no me recuerda Stefan. Dimitri no sabe que yo existo, su familia sí me recuerda, pero no quiero que sepan que soy yo y lo que he pasado en la vida.
— Vamos, hay esperanza, ya verás, solo tienes que acercarte a él y en un momento a otro él recupera la memoria.
— Eso no puede ser, no quiero volver a su vida, es mejor así.
— Pero has visto que anda con alguien, no Anya, anda, deja que te vuelva a ver qué sabes si él recuerda lo que tuvisteis con él.
— No, ya te dije que no me acercaré a él.
— Está bien, no insistiré, pero fíjate que él no te quita la mirada de encima desde que comenzamos a bailar.
— En serio no me he dado cuenta de ello.
— Pues te diré que sí, está muy embelesado contigo.
— Bueno ya Stefan.
Los dos siguieron bailando, hasta que se retiraron del baile. Pero Dimitri se interpuso entre ellos y le dice Anya algo.
— Disculpe, señorita, podría invitarla a un baile conmigo.
Anya se quedó mirando a Stefan, y este la mira, luego con un gesto de su cabeza acepta que baile con Dimitri.
— Claro, ella con gusto lo hará, cierta mía. —él no dijo su nombre, sino aquel para que se sintiera más confiada.
— Si claro, es un placer señor.
Anya tomó la mano de Dimitri y la llevo al centro del salón a bailar. Allí estaban los dos bailando, ella estaba nerviosa cuando Dimitri le habló.
— Gracias por aceptar baile conmigo, estoy aquí con mi madre y hermana. Y mi hija la cuida una niñera, mientras estamos aquí.
Cuando le dijo que tenía una hija, a Anya se le partió el corazón. En ese momento se quedó quieta que eso le extrañó a Dimitri.
— Le ocurre algo, señorita. Mía se siente bien. —ella lo mira a los ojos y luego le responde.
— Si estoy bien.
— O te extraña que un hombre como yo tenga una hija, eso es lo que piensas.
— No para nada, y sigamos bailando que se ha quedó parado usted señor.
— Señor no, mi nombre es Dimitri Volkov, las dos mujeres que me acompañan son mi hermana y madre, son las que me motivaron a venir a estas reuniones, yo siempre no estoy metido en reuniones así mi madre sí.
— Ok, ya veo bueno, solo tiene que salir más disfrutar más de estas salidas, tiene la vida por delante con su hija.
— Mía y usted tiene familia, ha venido con ella, el caballero es su esposo.
— No, él es un amigo, he venido a esta reunión con dos amigos que son muy queridos y lo adoro a los dos.
— Eso es bueno, y le puedo hacer una invitación.
Anya se puso nerviosa, Dimitri invitándola a salir, eso fue algo sorpresivo para ella. Que se quedó allí prendada de él con aquel baile.
— Y esa invitación de que trata Dimitri.
— Suena muy sensual mi nombre en su boca Mía. Parece algo extraño estar con usted y sentirme bien.
— Tal vez le recuerdo a alguien, por eso se siente así.
Aquellas palabras sonaban extrañas para Anya, todo por lo que había pasado y aún se sentía tan bien al lado de Dimitri. Y la sorpresa que tuviera una hija.