Bajo la Sombra del Zar

Capítulo 34

Aquella noche fue tan especial para Anya, volver a ver a su amado Dimitri y bailando con él. Todo aquello era un sueño, pero lo que la entristecía era su hija, que pensaba que estaba muerta. Y sin saber que estaba más cerca de ella.

— Sabe Mía me gustaría conocerla más, le encantaría tomarse un café conmigo en esta semana.

Anya le iba a dar algo, el amor de su vida la había invitado a tomarse un café, y ella estaba emocionada además él no la recordaba así que si podía aventurarse a salir con él sin que su familia los viera.

— Claro que si me encantaría mucho, tomar un café con usted señor.

— Llámeme Dimitri, porque ya sé su nombre Mía. Que por cierto es muy hermoso y va con toda su belleza.

— Me alaga mucho sus palabras.

— Bueno dejemos de hablar y disfrutemos del baile.

Y allí estaba Anya, bailando con Dimitri y su corazón estaba saltando por las emociones de esa noche. Más allá en un rincón del salón, estaba Ruperto con Stefan mirando como Anya estaba de mi más feliz. Pero una sobra cernía ese momento para ella, Patri aquel hombre que tanto daño le hizo a Anya, estaba asechando bajos las sombras.

“Vaya mi querida Anya, te recuperaste por completo, para que vuelvas a mis manos”

Y una sonrisa malévola se le dibujó en su rostro atreves de la máscara que llevaba. Una máscara que lo identificaba muy bien. Diabólica y perversa, estaba planeando llevarse Anya lejos, está vez donde nadie la encontrase.

— Viste ese hombre no le quita la mirada de encima a Anya, pareciera que se la fuera a comer.

Cuando Ruperto mira al hombre que estaba en las sombras del salón, se preocupa de inmediato y le dice a Stefan.

— Nos tenemos que ir ahora.

— Porque si la fiesta está buena a esta hora, además Anya está feliz.

— Porque no ha visto al hombre que está en las sombras y sé que ese hombre es Patón Patri, el hombre que le hizo mucho daño a Anya, así que vamos a buscarla.

Los dos amigos fueron hasta el centro del baile y miran a Anya. Luego Dimitri se extraña por aquel hecho y les dice.

— Disculpen la señorita está bailando.

Ruperto como siempre de educado, le dice a Dimitri.

— Discúlpenos usted a nosotros, pero nuestra amiga, se va con nosotros ya es muy tarde.

— No me digan que Mía tiene niñera, caballero. —en ese momento contesto Stefan.

— Niñeras no, pero podríamos decir guardianes.

— Vaya sus hermanos mayores entonces.

— Bueno como usted lo prefiera, pero tenemos que irnos Mía.

— Está bien Dimitri, no me moleste con ellos son mis compañeros y siempre mis protectores.

— Está bien Mía, como eres tú que me lo dices, espero su aceptación a la invitación del café.

— Claro, pero ahora me voy con mis amigos y gracias por el baile.

Entonces los tres salieron del aquel hotel de lujo, al estar afuera Anya los mira a los dos y le dice.

— Que fue lo que pasó allá adentro, porque hicieron eso.

— Es mejor que nos vayamos Anya de este lugar, en el camino te cuento qué pasó.

— Está bien Ruperto, vamos a casa.

En ese momento sale Patón quería seguirlos a los tres. Pero para su sorpresa no pudo, ya que los hombres que la acompañaban tenían seguridad.

— Maldición, vaya mi querida Anya tienes buenas relaciones. Pero no te vas a salvar de mí. Te tendré sé nuevo en mis manos y será mía.

Mientras en el salón de la fiesta, Dimitri se acercó a su madre y hermana. Su hermana lo miro a la máscara.

— Vaya quien era la dama o la damisela hermanito.

— Alguien que me ha tocado el corazón.

— No me digas hijo que esa joven ha fechado tu corazón, eso sería bueno para ti, que estás solo y con una pequeña niña.

— ¡Oh mamá! La verdad que la invite a un café, pero no sé, si aceptará porque tiene como dos guardianes a su lado.

— De seguro son sus hermanos mayores y protegen a su hermana, así como usted dos mis amores.

— Mamá déjate de cursilería, mira que ya estamos grande a demás tu hija preciosa, anda de amores con un tan John y muy pero muy.

— Cállate Dimitri, ya mamá sabe de ello, le he estado hablando de mi relación con mi amigo, por qué así fue como comenzó todo.

En ese momento Dimitri sintió un dolor de cabeza fuerte. Que se sostuvo de su hermana, está al mirarlo le dice.

— Estás bien Dimitri.

— El dolor de nuevo, no lo soporto me está matando.

— Vamos afuera está el auto, te llevaremos al hospital.

— Ayyy…

En ese momento imágenes de una mujer vinieron a su mente, y comenzó a gritar que todos los de la reunión los observaban.

— Vamos Dimitri salgamos de aquí.

Las dos mujeres se lo llevaron, y al salir lo subieron al auto y se lo llevaron al hospital. Dimitri no soporta a aquel dolor de cabeza y destellos de recuerdos de su vida.




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