— Vamos Dimitri tienes amnesia y no piensas con claridad. Por favor hijo necesitas descansar.
— Yo siempre pienso con claridad, mamá así que sé mejor dejarme tranquilo. —contestó Dimitri.
— Vamos hermano mamá tiene razón, esos dolores de cabeza preocupan, y no venga con eso de que no tienes ningún problema.
— No pienso discutir contigo.
— Contéstame a una pregunta Dimitri. Antes del accidente de coche, ¿no recuerdas nada de nada?
— ¡Que yo sepa, no! —contesto Dimitri.
— Eres un hombre muy inteligente, pero también muy cabezota y poco práctico, así que mejor te dejamos tranquilo.
— Entonces vámonos a casa quiero ver a mi pequeña Irina, y otra cosa madre y hermana. Nadie me dice lo que tengo que hacer.
— Vámonos antes que te pongas más fastidioso hermanito.
Sabrina se quedó mirándolo con actitud desafiante y se dio cuenta de que su hermano, estaba recordando su pasado. Sabía que en cualquier momento recordaros todo, así que era mejor callar lo que sabía.
— Vamos Dimitri, el auto nos espera en la entrada del hospital.
— Bueno ya tenemos que salir de aquí así que vamos hijos sin discusiones.
— No necesito…
— Cállate y vamos que nos esperan afuera Dimitri. —le ordenó su madre observándolo mientras salía de la habitación de emergencia.
— Mamá solo me duele un poco la cabeza, no es para tanto. —protesto él.
Dimitri no dejaba de pensar en aquella mujer, había un recuerdo vivo de ella, pero era bago. Lo cierto era que jamás discutía con nadie, hombre o mujer; las discusiones no formaban parte de su vida porque nadie quería verlo furioso. Solo Ana era la única que lo sacaba de sus casillas, pero tampoco recordaba nada de esos cinco años que pasó con ella.
En la casa de Stefan, allí estaba Anya, se sentía terriblemente y culpable. Dimitri todavía no se había recuperado del accidente, como le habían contado y también que no la recordaba.
— En que piensan Anya.
— La verdad en ese hombre, en Patón la verdad no sé cómo escapó de todo. Me arruinó se quedó con todo lo que era mío, me dopaba y no con la ESO en mantenerme así, me llevo a un manicomio, donde me destruyó mi vida, escape de allí y si no fuera por ti estuviera sumida en las sombras.
— Pobre de mi Anya, por tantas cosas tuviste que pasar, primero tu ex quien te vendió, ahora ese hombre quien está obsesionado contigo, la verdad que has vivido una vida desafortunada. Pero siempre hay quienes llegamos como ángeles a la vida de esa persona, como Ruperto.
— Lo sé Stefan, Ruperto ha sido el mejor de los mejores amigos del mundo. Me ha ayudado mucho por eso lo quiero tanto.
En ese momento entra Ruperto a la sala, y mira a los dos con el ceño fruncido.
— Cuénteme qué hacen, que hablar los dos.
— Hablamos de las cosas que me ha pasado, todo lo que he vivido, para mí, edad todo me ha hecho madurar, siento que ahora no soy la misma pequeña de antes.
— Eso es verdad mi Anya, ya no eres esa joven que conocí cuatro años atrás ahora eres una mujer diferente.
— Y por cierto muy, pero muy guapa, además debería de contarnos cómo vas a hacer con Dimitri, y sobre todo la familia que harás cuando ellas te vean, ella si no han perdido la memoria.
— Cuando llegue el momento veré que haces, por los momentos quiero salir con Dimitri y ver qué nos depara el futuro.
Ruperto se le queda mirando y le dice muy serio.
— Recuerda que ese tal Patón sigue tus pasos, tienes que estar muy pendiente de tu entorno. Sé que vas a tener guardaespaldas que vayan contigo, tal vez Dimitri se dé cuenta de ello y pregunte.
— Ya lo sé Ruperto, no te preocupes que sabré que decirle si llegase a ocurrir algo.
— Nosotros dos siempre vamos a estar contigo Anya, ya te he dicho que eres como mi hermana menor, y así será. —le dijo Stefan acercándose a ella y abrazándola. — Así que estamos contigo, siempre Anya eres mi mejor amiga y ahora mi hermana.
— Lo sé ustedes dos han cambiado mi vida por completo, sé que está vez Dimitri y yo podemos comenzar de nuevo.
Aquella conversación tenía un aura buena, Anya están feliz y con sus dos amigos que siempre andaban pendiente de ella, la vida le iba a cambiar por completo.