Gia
Hecho el polvito blanco — que me hará olvidarme del mundo por unos momentos — en la encimera y con una tarjeta lo separó dejando dos líneas blancas, me agachó y succiono la primera línea, mi nariz pica y los ojos me arden, sigo con la otra
Me siento en una de las sillas de la encimera y espero a que la cocaína haga su efecto
Mi vida no siempre fue así de mala y no por que mis padres me prestaran atención antes — nunca lo han hecho — si no por qué cuando tenia 6 años tuvieron la maravillosa idea de contratar a una nana.
Su nombre era Mónica una mujer de 35 años tez blanca, baja, cabello rizo chocolate y unos hermosos ojos color miel, al principio la odiaba pensaba que lo culpa de ella mis padres se olvidarían de mi — irónico lo se — pero con el pasar del tiempo poco a poco se fue ganando mi cariño y confianza
Me ayudaba con los deberes de la escuela, me cuidaba con ojo de lupa cada vez que me enfermaba, me regañaba cuando hacia una travesura y cuando tenia pesadillas me cantaba y me contaba mi historia favorita la sirenita cosa que mis padres nunca hicieron
Al principio pensé que lo hacía por obligación y por el dinero, pero luego me demostró que no era así, ella siempre quiso tener hijos pero no pudo, así que su marido la dejo — una estupidez a mi parecer — así que yo fui como esa hija que nunca tuvo
Ambas nos teníamos la una a la otra, hasta que cumplí 14 años, a Mónica se le detecto cáncer de mama pero fue muy tarde el cáncer ya estaba muy avanzado quisieron extirparlo pero fue muy tarde, Mónica murió de 44 años
En el velorio no asistió más que unos cuantos amigos de ella y yo, Recuerdo haber llevado su libro favorito La chica que veía la vida en colores una adolescente enamorada, así que le enviaba cartas a su amado con un color, cuando era Amarilla significaba que estaba contenta, cuando la carta era roja, significaba que estaba molesta o apasionada y así sucesivamente por años hasta que murió
Puse el libro encima del ataúd antes de ser enterrado, todos se habían ido cuando empezó a anochecer menos yo, me quedé hay parada mirando fijamente la tierra, aún cuando empezó a llover a cántaros yo seguía hay parada preguntándome por qué una de las mejores personas había muerto, la única persona que me había cuidado, amado y velando por mi bienestar aún cuando no era su deber ella me quiso como a una hija y yo a ella como a una madre
Me fui cuando ya era muy tarde con lágrimas empapando mis mejillas y el corazón hecho trizas hay entendí que las personas que más queremos tarde o temprano siempre se van
Cuando llegue a casa todo estaba en silencioso y Tranquilo, grite el nombre de mis padres por toda la casa sin resultado alguno me di cuenta de que se habían ido sin decirme nada
En el medio de la sala cai de rodillas llorando, gritando y golpeando el piso llena de rabia, se habían ido justo cuando más los necesitaba a mi lado, los necesitaba para darme aliento y palabras llenas de amor y comprensión, quería sentir ese calor de madre el cuál se fue cuando Mónica murió
Me había quedado dormida en el piso de la sala, así que tenía un dolor de cabeza y de espalda horrible, así que con la misma ropa me fui a una farmacia cerca de donde vivo
Así fue como conocí a Francisco mi proveedor de droga, el estaba recostado en un muro con un cigarrillo en la boca, vestido todo de negro, me le había quedado mirando fijamente como una estúpida el se dio cuenta y me dio una sonrisa coqueta junto con un guiño me sonroje y me adentre a la farmacia
Luego de comprar las pastillas salí, y me lo encontré en la puerta según el por qué necesitaba mi número ya que mi belleza lo había cautivado — pura basura lo se pero mi yo de 14 años no pensaba mucho — se lo di y me deje llevar por sus encantos
Poco a poco me fue envolviendo en sus mañas y en su mundo creo que al ser la única persona que me demostraba cariño a su manera yo me agarre de hay, por qué así somos las personas, no importa cuánto mal nos estén haciendo, si esa persona te da el amor y el cariño que careces siempre la tendrás al lado.
El empezó con darme simple cigarrillos decía que eso me ayudaría con el estrés acumulado, pero yo quería algo más fuerte que me hiciera olvidar mis problemas asi que el me ofreció marihuana y cocaína, con quince 16 años yo ya había probado toda clase de drogas.
No contenta con eso empezé a asistir a fiestas todo el tiempo, no me importaba si no conocía a nadie solo lo hacía con el fin de conseguir un poco de diversión sexo y alcohol
Recuerdo que en una fiesta tome tanto alcohol y consumí que me dio una sobredosis, gracias a dios una chicas me llevaron al hospital más cercano y se fueron
Dure tres días en el hospital, trate de llamar a mis padres pero solo caía el buzón de mensajes asi que llame a Francisco, el ya había cumplido la mayoría de edad así que fue fácil que me sacará de hay
Unas enfermeras me dieron la tarjeta de un grupo de apoyo, luego de un par de días de pensarlo acepte.
El grupo no era la gran cosa tampoco unos cuantos chicos y varias mujeres hablando de lo malo que son las drogas y como nos puede perjudicar — como si no lo supiera ya — hablamos, y hacíamos compartir
Pero no sirvió de nada, por qué mientras esos chicos tenían el apoyo moral de alguien, yo no lo tenía, nadie estaba hay para darme la mano cuando tuviera una recaída así que simplemente deje de ir
Luego decidí ir a un psicólogo para tratar un poco mi depresión y pensamientos suicidas fue peor, me preguntó sobre mi relación con mis padres y le conté todo, solo me respondió que tratara de entenderlos que están ocupados con su trabajo para darme todo lo que tengo
¡¿Y quién me entiende a mi?! Joder no tengo la atención de ellos desde que nací, cada vez que estaban en casa los dos se la pasaban encerrados en su oficina, que a Gia se la lleve el diablo por qué los señores no tienen tiempo