Bajo mi piel

Capítulo cinco.

La cena había terminado afortunadamente sin otras interrupciones y ahora con los estómagos llenos, todo el mundo decidió hacer lo del tour.

 

Abby se pegó a Kerry el resto de la noche, evitando a toda costa estar a solas con Damián, si algo había aprendido de ser su novia era que Damián podría parecer un idiota inofensivo con grandes músculos pero era más cómo un psicópata que perdía los estribos fácilmente, algo de lo que ella estaba muy consciente y la asustaba hasta la mierda.

 

Se había preguntado muchas veces por qué había permanecido con aquel bastardo violento, pero las personas justificaban errores peores y ella quería creer que sólo fue un momento de debilidad emocional o lo que sea. No, jamás la golpeó. Pero eso no significa que nunca estuviera dispuesto y Abby era de las que preferían afrontar sus problemas que arrastrar a terceros a ellos. Eso podría considerarse valor o estupidez.

 

Había tomado clases de autodefensa, pero eso después de que saliera de sus clases nocturnas de natación y un hombre la atacó con una pistola en mano. Gracias a Dios que sólo le quitó trescientos dólares que llevaba en el bolso pero después de eso su padre la obligó a tomar clases de defensa personal, a llevar gas pimienta en su bolso y a aprender a manejar un arma. Tampoco volvió a la natación.

 

Llámalo paranoico, pero así era su padre. En realidad, el tipo tuvo suerte de no ser rastreado y azotado por sus tres hermanos mayores y su padre.

 

Vaya mierda la sobreprotección.

 

Uno pensaría que al tener tres hermanos mayores ella sería una total machorra que sabe golpear duro y todo eso. Pues no. Tal vez creció con muchos hombres a su alrededor pero todos la adoraban y la mantenían cómo una muñequita de cristal sobre una repisa, sus hermanos nunca quisieron jugar con ella así que ella se limitaba a frecuentar a Kerry y su madre.

 

Era toda una florecita.

 

Sin embargo no se había salvado de todo, tenía un carácter de mierda (cortesía de su padre) sabía maldecir en tres idiomas (cortesía de su hermano Isaac) y le gustaban los deportes con locura (cortesía de su otro hermano James)

 

Así que era un poco extraña, pero cómo decía Kerry: "Eso forma parte de tú atractivo, cariño. Nunca he visto a una chica engullir una cerveza a tres tragos y luego retocar su maquillaje cómo tú"

 

—¿Qué sucedió en realidad en la cena? —Kerry apareció a su lado probando una muestra gratis de alguna crema humectante, cortesía del spa que acaban de visitar.

 

—Oh ya sabes, Damián no puede coordinar bien su cerebro para masticar y pensar al mismo tiempo —ella le dio una de esas miradas que decía "No trates de engañarme, te conozco mejor que tú misma" —¡Está bien! Quiso pasarse de listo moviendo las manos en la dirección equivocada.

 

—Oh por Dios ¡Anota eso! Abs 1, el imbécil 0 ¡Eres mi ídola! —ella hizo uno de sus pasos de sus años de súper-porrista haciendo que sus rizos y sus pechos rebotaran, lo que hizo que Abby mirara su pecho casi-plano y frunciera el ceño.

 

—Juro que te hiciste cirugía, perra —Kerry solo sonrió y rodó los ojos.

 

—Siempre puedes usar los sostenes con relleno que te regalé el mes pasado.

 

—Si, aún no me creo eso de que "accidentalmente" compraste una talla más pequeña.

 

—Está bien pequeña zorra, me atrapaste, los compré para ti ¡Superalo ya!

 

—Te odio —ella le pasó un brazo por la cintura y sonrió ampliamente.

 

—También te amo cabeza hueca —Abby se carcajeo abrazando a su mejor amiga, luego levantó la vista fijándose en que acababan de llegar a los establos y John Trace hacía su aparición nuevamente, él estaba ahí luciendo todo varonil y fuerte mientras quitaba una silla de montar de un caballo.

 

Joder, el tipo era sexy.

 

Kerry la codeo cómo preguntando si ella podía ver lo mismo y no eran fantasías suyas, pero Abby no podía responder ya que tenía la boca seca y la respiración irregular, Dios lo que ese tipo la hacía sin siquiera verla le asustaba, así que apartó la vista del vaquero y siguió al señor Garroway a través de los establos arrastrando a Kerry detrás de ella.

 

—Éste es nuestro mejor muchacho —el señor Garroway divago sobre concursos, premios y cosas que a Abby no le interesaban pero a Kerry si, quién estuvo en competencias de equitación desde que pudo montar un pony.

 

Abby se alejó un poco del grupo y observó a los demás caballos que se acercaban a las puertas de sus cubículos cuándo ella pasaba, acarició a un par con algo de miedo pero se detuvo cuándo vio un cubículo vacío, no, no estaba vacío. Había un caballo en el suelo, parecía delgado y tenía una pata enyesada, Abby frunció el ceño al ver al pobre animal respirar superficialmente.

 

—Se fracturó en medio de un salto —Abby giró tan rápido que se mareo momentáneamente, detrás de ella John Trace apareció dirigiendo a un caballo hasta el cubículo de enfrente, luego cerró las puertas y le dio un par de palmadas antes de girarse hacía ella. Ahora podía decir que sus ojos eran de un azul-grisáceo que la hipnotizaron completamente. Fue consciente de que estuvo mucho rato mirándolo y aún no decía nada ¿Qué le había dicho? Ah si, el caballo.

 

—¿Se pondrá bien? —John se giró y metió la mano en una cesta tejida que colgaba de un clavo en la pared, Abby no la había visto antes tal vez por su usual falta de atención y sacó una manzana, la limpió con su camisa y sacó un cuchillo de su bota que usó para cortar la piel roja de la manzana en un perfecto espiral que cayó a sus pies, ella lo miraba como hipnotizada.

 

—Eso es lo que nos preocupa, está bastante mal —cortó una rodaja y le dio al caballo frente a él, luego giró hacía ella y corto otro pedazo para él. Abby nunca había visto algo más provocativo.




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