Bajo mi piel

Capítulo siete.

La peor vergüenza de su vida fue a los trece años, cuándo en una fiesta de cumpleaños de su amiga Annette, le vino su primer período. Hubiese sido un poco menos bochornoso si ese día no hubiera decidido usar shorts blancos y para colmo Annette (quién siempre estuvo celosa de ella) le había dicho a todos en la fiesta que no le mencionaran nada, al final fue la mamá de Annette después de horas que se percató del motivo de las risitas a espaldas de Abby. Al final tuvieron que llamar a su madre mientras la madre de Annette corría detrás de ella con una toalla sanitaria en la mano, basta decir que fue apodada "la sangrienta Abby" y nadie quiso hablar con ella hasta que Kerry que estudiaba en otra escuela le presentó a Adrián.

 

Sin embargo, esa vergüenza parecía un poco más pasable ahora mientras pensaba en la mirada de pena que le daba John. Abby no sabía por qué si quiera le importaba lo que pensara aquel hombre, pero lo hacía, le importaba más de la cuenta. Y saber eso sólo hacía que quisiera desgarrar a Damián.

 

Dos golpes en su puerta y Kerry entró con paso firme y se sentó a un lado de la cama dónde Abby yacía en posición fetal, no la miró, sólo observó la puerta con el ceño fruncido y los labios apretados en una fina línea.

 

—No debiste venir —dijo Abby dándole la espalda a su amiga, las lágrimas aún no salían pero estaban a punto.

 

—Sé que no quieres estar sola, aunque así lo digas —dijo Kerry con decisión —Joshua me contó que te vio corriendo cómo alma que lleva el diablo y se preocupó.

 

—Pues no tiene por qué —refunfuñó ella tapándose con las suaves sábanas de su cama.

 

—¿Qué sucedió? —cuando Abby no contestó, Kerry prosiguió —lo siento, es sólo mi estúpida y egoísta culpa que Damián esté aquí arruinando el viaje.

 

—Kerry no... —Abby se dio la vuelta pero Kerry la paró levantando la mano.

 

—Me lo dijiste y yo no te hice caso por Louis, dije que era su amigo y no le prohibí venir aún cuándo debería haberlo hecho. Lo siento Abs, de verdad.

 

—No tienes por qué sentirlo Kerry —Abby se sentó y le dio un largo y empalagoso abrazo a su amiga —prometí que ese desgraciado no arruinaría mis vacaciones y eso haré.

 

—Amén hermana. —ambas rieron y Abby se levantó y fue por sus maletas.

 

—Vamos, tenemos que prepararnos para una fiesta al estilo Tennessee.

 

Horas más tarde, Kerry y Abby estaban tiradas en medio de un desastre de vestidos, maquillaje y zapatos (la mayoría de las cosas eran de Kerry) Alguien llamó a su puerta y Abby corrió sólo sacando la cabeza fuera porque estaba en ropa interior, era Adrián.

 

—¿Fiesta de pijamas? —luego se alzó sobre las puntas de sus pies para poder ver sobre la cabeza de Abby, probablemente vio a Kerry en ropa interior porque con una sonrisa maliciosa agregó —¿No me invitan? Les prometo que seré bueno, muuuuuy bueno.

 

—¡Vete ya, pervertido! —chilló Abby tratando de cerrar la puerta pero él no la dejó —¿Qué quieres?

 

—¿Estás bien? —su expresión cambió drásticamente de juguetona a preocupada —Le dije a Damián que no sabía lo que pasaba entre ustedes pero si volvía a joderte yo mismo me iba a encargar de cavar su tumba.

 

—Estoy bastante bien, Ad —ella le sonrió agradeciendo el tener un amigo cómo él -Ahora si no te importa debo ir a vestirme.

 

—¿Te ayudo? —de nuevo le dio la sonrisita de conquistador. Ella rodó los ojos y le cerró la puerta en la cara —¡Saldremos en una hora, chicas! —gritó desde el otro lado y Kerry se detuvo en medio de la aplicación de su labial para fruncirle el ceño a la puerta cómo si fuera el mismo Adrián, gracias a Dios que llevaban todo el día escogiendo que ponerse, pintando sus uñas y arreglando su cabello o nunca estarían listas.

 

—Ese bastardo está jugando con fuego —murmuró Kerry irritada, pero la simple presencia de Adrián la irritaba así que Abby no le prestó atención y corrió al baño para terminar de vestirse.

 

Cuarenta y cinco minutos después ambas estaban maquilladas, vestidas y entaconadas. Sería mejor que la fiesta fuera la bomba porque ella no iba a aceptar esa mierda después de haberse arreglado todo el día, así que bajaron al vestíbulo donde los chicos charlaban animadamente y al verlas el silencio reinó en la estancia.

 

—¿Qué? —preguntó Abby inocentemente batiendo sus pestañas postizas.

 

—Eso es demasiado corto —se quejó Louis mirándolas a ambas, Kerry sonrió al notar que Louis la repasaba más de la cuenta.

 

—Y demasiado escotado —gruñó Adrián mirando directamente hacía Abby, pero ella sólo miró sus uñas recién pintadas y tomó a Adrián del brazo.

 

—¿Nos vamos? ¿O van a seguir diciendo más mierda machista? —a pesar de las protestas de los chicos ellas se subieron en el auto y a ellos no les quedó más remedio que aceptar y mantener un ojo en ellas. Al cabo de unos quince minutos estaban estacionando el auto frente a un lugar bastante moderno y bonito para estar en un lugar tan remoto y campestre cómo era Texas. Había luces de colores, un Dj, bebidas exóticas y un montón de chicos guapos.

 

Eufóricas, Kerry y Abby corrieron a la pista de baile decididas a pasarlo bien, un par de minutos después Adrián y Louis estaban a su alrededor bailando con dos chicas con vestidos incluso más diminutos que los suyos, no había rastros de Damián y Joshua pero no es que les importara mucho. Un par de chicos se unieron a ellas, el de Abby tenía la piel oscura, camisa de botones vaquera y una sonrisa pícara. El de Kerry parecía latino y usaba pantalones de mezclilla y una camisa azul bebé, sin embargo ese movimiento de caderas las dejó a ambas mareadas. Después de un par de canciones ambas sudaban y estaban sedientas, los chicos con los que estaban bailando las invitaron a una copa.




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