La oscuridad me consumía, y no hablo metafóricamente, en realidad estaba sucediendo. No sé qué es lo que realmente siento, pero de algo si estoy segura y es que todo está oscuro.
Mi cuerpo es la viva sensación de un tronco seco en el medio de la nada. Mis párpados pesan toneladas, la cabeza me duele horrores y mi cuerpo está sometido a un entumecimiento general. La sensación de angustia se me instala en el pecho. Quiero gritar, quiero llorar o reír, lo que se de primero, daría cualquier cosa por romper este silencio ensordecedor, pero no sale nada, nada brota de mi, ni una lágrima, no tengo fuerzas.
¿Qué pasó? ¿Qué me pasa?
¿Por qué solo escucho mis latidos?
***
Y ahí está... Mi banda sonora, la triste melodía de fondo, el beep de mi corazón, junto a los murmullos. El pinchazo en mi brazo izquierdo recordándome mi tiempo de intravenosa. ¿Ellos? Ahí están también. ¿de que hablan? Ya realmente ni me esfuerzo en entender, me canso en cada intento.
Escucho como las voces se van alejando, aún me pregunto si de verdad están aquí o son producto de mi imaginación, pero la presencia de (Ellen Oswalt) es confirmada por su inconfundible fragancia, esa que se mezcla con el olor alcohol de hospital.
Otra vez el silencio ensordecedor, ese que me asegura que estoy sola y me permito abrir mis ojos en pesados pestañazos hasta adaptarme a la luz cegadora... ¿Serás tú el final del túnel?
No, estoy en mi acogedora habitación de algún hospital, que daría lo que fuera por saber cuál es, o donde estoy, por ejemplo. Estas paredes blancas con su azul claro en los bordes han sido mis compañeras, y no me quejo porque a pesar de todo siento una extraña sensación de paz, eso... O que ya me he vuelto loca.
Hoy me siento mejor, lo sé aunque mi mayor definición es perdida, me siento segura de salir de aqui, lo necesito. Y... creo que esa seguridad me ha hecho sentarme en la cama sin ningún problema. Solo falta levantarme claro, algo que fuera sencillo en otras circunstancias, pero las mías, creeme que no yo puedo definirlas. Toso. Tengo mucha sed y mi garganta está muy seca, eso y junto al leve mareo me hacen un poco difícil la tarea. Pero...
Lo logro. Me levanto de a poco como si tuviera miedo a romperme en cualquier momento. Se siente bien estirar mis piernas, parece como si hace incontable tiempo no me muevo, mis músculos se encuentran engarrotados y mis huesos crujen dentro de mi. Dios mío...
¿Que tiempo llevo dormida?
Me toma un tiempo adaptarme pero logro dar un paso fuera de la Inmaculada habitación.
Frío. Aire frío corre por el pasillo. Eso, unido al silencio en la oscura noche es un escenario digno de película de terror o suspense. Algunas luces están fundidas y otras parpadean. Madre mía. ¿Pero quién dice que el ambiente de hospital es armonioso?
Aquí es donde la voz de la razón te dice que te quedes dentro. Y espero esa voz por unos segundos. Pero mi yo sin razón ni voz necesita tomar aire, pensar y aclararse. Y es ahí donde veo mi luz al final del túnel, (sigo con el pésimo chiste) Veo una luz al final del pasillo.
Un pequeño balcón al final de... recorro con la vista las firmes paredes. ¿Sala B?
En efecto de la sala B. Y es ahí donde me dirijo como si mi vida dependiera de ello.
Me quedo unos instantes pegada al cristal viendo la noche y no lo pienso más, abro la puertas y corro hacia la barandilla. La vista no es lo más hermoso, no hay horizonte montañoso o rodeado de mar. ¿Pero en qué estoy pensando si indiscutiblemente estoy en un hospital, hasta mi atuendo me lo grita. Pero la imagen de la luna sobre la ciudad se agradece. Cierro mis ojos e inhalo fuerte llenando lo más que puedo mis pulmones.
- Al fin te decidiste a salir - Suelto todo el aire de golpe tras un susto digno de infarto.
¿Pero qué demonios?
Editado: 31.10.2021