Bebé y Mamá de Conquista

¡Escúchame!

AD_4nXeS_6UNa_4FvYeVfCmLxfHyLxZB8PV9Rik36VssjjoZJJd-kibxO1n8in-8KN8hvgjStScSDxSBGNxvV0O5hLC5kQ0Uelq2eFDoxyW4xXZN6QDDuEF98O_dB5SrX4QeVa5DC6eEHgAIVllwGwEgrA9em9ky?key=JTnWqqA4GCka6tisIMui3w

Nyssa

Tal vez hoy, sí… —No sé cuántas veces me he dicho esto frente al espejo para darme ánimos. Las palabras suenan tan firmes en mi mente, tan seguras. Pero apenas lo veo, todo se desordena en mi cabeza. Cuando noto sus ojos tan fríos, y tan llenos de rencor, sé que será otro día sin lograr nada.

Está frente a mí, imponente y distante. Como si yo no fuera más que una sombra oscura de su pasado que solo le hizo daño. Parece que nuestros momentos felices fueron nulos; esos en los que sonreímos, nos besamos y nos escondimos del mundo con tan solo una mirada.

—Necesito hablar contigo, Mauricio —le digo, obligando a mi voz a sonar clara.

Él no me mira. Hace como que revisa unos papeles sobre su escritorio, logrando que el silencio que se forma entre nosotros no es cómodo. Es una barrera que construyó entre los dos, la cual, por más que mis manos se esfuercen por derribar, se está haciendo cada vez más difícil.

—Lo que sea que tengas que decir, ve con mi secretaria. Estoy ocupado. —Su tono es seco, casi cortante.

Trago saliva por su tono de voz.

Siento que algo dentro de mí se rompe, el corazón me pesa, y mis ojos arden demasiado, pero me mantengo firme.

—No te pido que me ames. Solo que me escuches. Mi regreso no es porque sí, es porque te vine a entregar algo que nos pertenece a ambos. —Me acerco un paso más—. No solo es por mí, es por…
—Que no me interesa, Nyssa. ¡Ya basta! —Me interrumpe. Su mandíbula se tensa.

Sé que lo estoy sacudiendo, aunque se niegue a demostrarlo.

—¿Qué demonios quieres de mí? ¿Qué esperas que haga? ¿Qué te abrace y todo se borre? —dice con ironía y con rabia —. Me quitaste años, Nyssa. Me quitaste todo. Ahora no tengo nada, así que vete y no pases esa puerta para intentar decirme algo que no me interesa.

Sus palabras me rompen más, pero, me trago las lágrimas.

—Y yo me quité la posibilidad de tenerte —respondo, alzando el mentón—. También perdí cosas, Mauricio. No creas que tú eres el único que sufres.

Se hace un silencio más profundo entre los dos, donde el único sonido es el tictac de un reloj de pared.

—Sé que estás enojado —digo, caminando despacio hacia él—. Y lo entiendo. Pero hay cosas que tú no sabes. Escúchame, Mau. Por favor. —Insisto.

Alza la cabeza y se enfoca en mí, en sus ojos veo tanta rabia que quisiera que dejara de mirarme.

—No me interesa entender tus motivos. Ya no hay un nosotros. Lo único que nos une son temas laborales, así que te agradezco que lo entiendas. Si no tienes nada profesional que decirme, puedes irte. Cierra la puerta cuando salgas. —Habla seco y se queda mudo, bajando la cabeza como si lo que acabara de decir le doliera tanto como a mi.

—Yo también he sufrido. Vivi cosas que… —Aun con su negativa, aprovecho que está callado para contarle por lo menos un poco, pero…

Mis palabras una vez más quedan en suspenso cuando la puerta se abre y entra su prometida, con su sonrisa dulce, su perfume elegante, y esa forma de caminar como si flotara sobre pétalos.

—Hola, amor. —Se acerca a Mauricio y le da un beso en los labios. Me observa y me sonríe como si fuéramos amigas —. Hola, Nyss, qué gusto verte. ¿Cómo estás?

No puedo responder enseguida. No tengo nada contra ella, no la conozco, pero parece una buena chica. Sin embargo, tengo un nudo en la garganta tan grande que me impide hablar, por verla ahí, agarrando la mano y besando los labios del padre de mi bebé, del hombre que, por más que le ruego, se niega a escucharme.
Saco fuerzas de donde no tengo para sonreírle y asiento.

—Bien. Estoy bien, gracias. Tengo que irme. Con permiso. —respondo rápido, me despido tropezando las palabras y salgo antes de que me vean soltar las lágrimas que sé, no voy a poder controlar por mucho.

Salgo al pasillo, me tropiezo con Fernan, quien me saluda y no le contesto, solo lo esquivo, me apresuro a mi oficina, me encierro con seguro y a solas, permito que mi llanto se exprese y me alivie un poco de esta carga que llevo dentro… Hoy, justo ahora necesito llorar para retomar energías, para no darme por vencida, para mirarme al espejo y seguir soñando despierta, que tal vez algún día sí será posible encontrar lo que busco en quien hoy me rechaza…

AD_4nXeS_6UNa_4FvYeVfCmLxfHyLxZB8PV9Rik36VssjjoZJJd-kibxO1n8in-8KN8hvgjStScSDxSBGNxvV0O5hLC5kQ0Uelq2eFDoxyW4xXZN6QDDuEF98O_dB5SrX4QeVa5DC6eEHgAIVllwGwEgrA9em9ky?key=JTnWqqA4GCka6tisIMui3w

Llevo varios días intentando hablar con él. Tantos que he perdido la cuenta. Y en cada uno, he encontrado nuevas formas de ser ignorada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.