Aveces lo único que uno quiere después de un día difícil y cansado,es un abrazo, comprensión y un poco de comida.
Cuando debido a la lucha continua por vivir, a las adversidades,a los defectos,al roce continuo, al dolor y desgaste de alguna enfermedad, comienzas a olvidar por qué te casaste, porqué te comprometiste con esa persona, vuelve a tus inicios. Intenta recordar sus puntos positivos. Si no hay infidelidad o violencia en la relación, intenta. Haz tu mejor esfuerzo por honrar a esa persona y recordarte y recordarle como era antes. Procura establecer una comunicación efectiva. Siéntete libre de decir como te sientes, pero sin ofender o denigrar.Uno de los asesinos más efectivos de un matrimonio es la falta de respeto. Porque es lenta,hiere y desgasta. Y ora,ora por tí y por él o ella. Ora que Dios te guíe y te dé su sabiduría.
Uno puede perder de vista muchas cosas cuando se enamora. Y así le sucedió a Luz. En cuanto se detuvo un poco a pensar, estaba dentro de una relación que a la luz de sus ojos era hermosa, pero traicionada su convicción de jamás, jamás tener una relación con un hombre con familia cuya pareja estuviese viva.
Y no porque deseara que estuviese muerta, sino que ella le había hecho una promesa a su madre, Sofía Reyna.
Sentada ese sábado por la mañana,a la barra del desayunador en su cocina, mientras Paco había ido a la tienda a traer pan,muy temprano e Irene todavía estaba durmiendo, mientras el vaho del café le cubría la cara y ella lo soplaba, recordó perfectamente la escena ocurrida tantos años atrás.
Sofía Reyna no estaba llorando, pero daba la impresión de haber llorado mucho. Tenía los ojos rojos, brillantes e hinchados.
Sentada en la cama, tenía ambos brazos a los lados para sostenerse, la cabeza gacha y los hombros tensos.
Ella abrazó a su hermanito de apenas cuatro años, la pequeña Claudia dormía en la cunita blanca y viejita pero de madera maciza que el abuelo había hecho cuando ella había nacido.
Esa era una cuna que Luz jamás iba a olvidar, era como un moisés de tamaño grande sostenido con cuerdas del techo,se le podía mecer sin perder su equilibrio.
Años después,Luz siempre estaría agradecida de que Claudia no tuvo que observar el desmoronamiento momentáneo de su madre.
-Tu papá ya no va a volver,Lucy - la miró con un dolor en los ojos.
-Se va trabajar lejos, mamá?-
-Si hija...tan lejos que ya no va a volver -
-Quiero que regrese- Sofía Reyna se le quedó viendo a su hija.
Se bajó al piso,donde estaba jugando su hermano Luis, ignorante de lo que estaba sucediendo. Sostuvo un poco de tiempo a su hijo en brazos y luego con el otro la abrazó a ella.
-Se que quieres que vuelva, pero ya no va a volver..no puede - le besó la frente. Le acarició los cabellos dulcemente.-Hazme una promesa por favor mi niña -
La apretó entre sus brazos. Luz alzó la vista hacia su madre ansiosamente.
-Se qué ahora no lo entiendes hijita, pero cuando seas mayor, y te guste algún muchacho o un hombre, nunca te enamores de un hombre casado mija, nunca. Nunca seas el motivo por el cual los hijos de ese hombre sufran. Nunca. Ahora,no lo entiendes, estás muy niña, pero nunca olvides lo que te he dicho hija mía -
La niña miró el sufrimiento en la cara de su madre. Ella no iba a olvidarlo. Ni su rostro,ni sus palabras.
Cuando creció y conoció la historia de su padre y de su madre, decidió que ella haría lo que su madre le había pedido.
Y ahora ahí estaba con ese dilema entre manos. Ella intuía a pesar de que, Liliana estuviese con otro hombre, que aún había cierto apego entre ellos. Porqué besaría a Ulises el día de la fiesta?.
Y las jovencitas estaban sufriendo. Ella lo sabía. Ella y el médico eran intrusos en esa relación.
Habría posibilidades de que ellos, Ulises y Liliana se reconciliasen?, habría alguna posibilidad?.
Debía hablar con Susana. "Ay Dios mío que he hecho?," ella sabía dentro de sí, que había confiado en su propia sabiduría. Ella había sentido la necesidad de amar y ser amada, y no había orado a Dios para que le guiase. Y ahora ahí estaba. Con ese dilema delante de ella.
Para algunos seguramente no había mucho que pensar,ni que hacer una tormenta en un vaso de agua.
Pero Luz, había hecho una promesa. La promesa de nunca tener una relación con un hombre casado,ni divorciado. Menos con familia de por medio. Los hijos siempre sufrían con la separación. Se diga lo que se diga, los hijos están en medio, siempre sufren, ellos viven con la esperanza de que,sus padres puedan superar sus diferencias y problemas personales y que vuelvan a ser una familia.
Esa tarde llamó a Susana,su amiga y la esposa del pastor,y decidió contarle la situación y su dilema.
Ella apreciaba mucho a Susana, Susana había estado ahí, cuando se había desmoronado después de la muerte de Francisco. Susana había orado por ella y con ella. Susana era una persona discreta y directa y sabía escuchar. Tenía un espíritu gentil y amable.
-Creo, que la pregunta del millón para tí es, si realmente estás haciendo lo correcto al terminar tu relación con Ulises.-
Luz asintió,sin decir nada.
-Cómo yo lo veo, lo que tal vez debiste preguntarte,era que si Ulises era el hombre que Papá Dios tenía preparado para tí -
-Se que debí orar al respecto, sé que debí pedirle a Dios que me ayudase con esa necesidad que yo tenía, de tener una pareja,pero créeme,ni siquiera esperaba enamorarme de él -
-Pienso que,si decido seguir con el, estoy haciendo algo muy malo,al privar a las hijas de Ulises,de la esperanza y la oportunidad de que sus padres puedan reconciliarse-
-Como yo veo la situación, no creo que haya reconciliación de nuevo entre ellos. Has dicho que Liliana espera un bebé de su nuevo marido, eso va más allá de una reconciliación,a menos claro, que ambos lo deseen. Y Ulises esté dispuesto a perdonar la infidelidad y aceptar al niño como propio -