Un tesoro no necesariamente es algo de oro,plata o piedras preciosas. No necesariamente es dinero o posesiones.
Aveces los tesoros se encuentran en situaciones incómodas, enseñanzas demandantes o incluso en lo que consideraríamos negativo. Incluso en lo común.
Entiendo que los ojos humanos se deleiten en la belleza física,en lo atlético,lo cuidado,lo limpio. La buena ropa,la piel inmaculada.
También en el carisma,la facilidad de palabra y en los caracteres extrovertidos.
Pero hay otros tesoros menos valorados y más importantes que traen bendiciones a quienes los poseen.
Luz.
Me reí de Francisco. No en burla ,sino en la comicididad de la situación. Prefería reírme que enojarme.Cuando estaba sano comenzaba a atosigar a la familia con sus directrices ."Hagan esto así, o así" Hacia el trabajo con rapidez y deseaba que todos siguiesemos su ritmo. La familia por supuesto no podíamos siempre seguir su ritmo. A menudo los muchachos se les dificultaba hacer lo que él les decía. Irene simplemente se evadía, Paco le aguantaba más el ritmo a su papá. La familia estaba cansada de lidiar con su enfermedad tanto mental,como físicamente,así que cuando él estaba mejor y tenía buen ánimo,los demás estábamos algo agotados.
Las primeras veces que estoy sucedió,yo me estresaba y me enojaba. Discutíamos,aún cuando después simplemente me sentía mal por no saber cómo lidiar con sus momentos buenos.
Yo procuré en que él estuviese siempre consciente de que Paco estudiaba y trabajaba,que tuviese consideración de él, pero mi hijo hacía el esfuerzo de ayudar a su padre siempre que podía.
Irene lo hacía, pero más a regañadientes.
Lo que estábamos aprendiendo era una disciplina para el carácter, aprender a lidiar con situaciones que pensábamos que nos sobrepasaban,a lidiar con ello con la ayuda de Dios, por su puesto que yo oraba porque mis hijos pudiesen lidiar con su papá en esos momentos. Que aprendieran a respetar la autoridad de su padre pero a la misma vez que tuviesen la cordura de decir confiadamente cuando no podían hacerlo.
El último año antes del accidente,que le traería más problemas de salud a Francisco, experimentó una gran mejoría en su salud física, y eso conllevó a más actividades de trabajo y en tres idas a la sierra ese año. Los muchachos fueron con nosotros la primera vez, pero las siguientes dos veces no. Paco estaba demasiado ocupado con la universidad y el trabajo en las noches e Irene estaba haciendo cursos preuniversitarios. Así que,solo yo y Francisco fuimos a seguir con el trabajo en la casita. Algunas veces me arrepentí de haberle sugerido una casa en la sierra.
Terminamos discutiendo por la ubicación de las chimeneas, mi cansancio con los adobes o mi doble responsabilidad de hacer de cocinera y ser su ayudante. Etc.
Después simplemente le dijo a José Luis,el esposo de mi prima Paulina que le ayudará unos cuantos días.
Entre los dos enjarraron las paredes interiores con tela para corral y yeso. Así que las paredes quedaron lindamente blancas. Lo mismo en el piso bajo , que en el piso superior. La escalera de caracol,se hizo a mi gusto después de discutir unas cuantas veces con Francisco por ello. Él quería unas escaleras rústicas de madera y yo unas de concreto. Gracias a Dios,yo gané. Las escaleras eran fuertes e iban a durar mucho tiempo.
Durante nuestro último viaje, ellos pusieron el techo,ya José Luis,le había ayudado a enjarrar (cubrir con una mezcla de cemento, arena y agua) las paredes exteriores ,casi terminaba todo el derredor del piso bajo.
Dentro, Francisco me había mandado hacer una cocina a leña,con parrilla y horno. Unas mesadas con almacenamiento interior, de cemento y una barra para desayunar de cemento también pero con pulido de cemento blanco y vetas grises. Francisco era un hombre de muchos talentos, lamentablemente no pudo ejercer todo su potencial.
Cuando nos fuimos de regreso a casa solo faltaba el enjarre exterior del piso superior y las tuberías de agua.
Había valido totalmente la pena, reconocí después de dar paseos atraves de las estancias.
Abajo está un espacio abierto de cocina - comedor, chimenea en la parte posterior y una sala y el baño.
Arriba, nuestro dormitorio y el baño en un ala de la casa y en la otra,las recamaras pequeñas de los muchachos.
No había muebles, pasaría algún tiempo,antes de conseguir muebles para la casa. Pero ya estaba habitable.
Habitable y hermosa. Había valido totalmente la pena todo el trabajo y esfuerzo y ahorro para tenerla,no era muy grande, pero era perfecta para nosotros.
Ahora que veo hacia atrás, reconozco que aquellos fueron buenos tiempos,a pesar de todo lo negativo.
Cuando volvimos a la ciudad, hicimos planes para celebrar navidad juntos ahí.
Esa primera navidad fue hermosa. Tengo que reconocer que fuí mezquina. Lo fuí. No estuve de acuerdo en que Francisco invitase a su familia ese año, a esa fiesta. Quería desesperadamente estar solo él ,yo y nuestros hijos. "Más adelante,si quieres, los invitas, pero está vez no." Y sorprendentemente cedió.
Tuvimos unas dos semanas,hermosas y memorables. Paco e Irene se iban con los hijos de Paulina y José Luis a la labor, a la leña,al río a pescar y a jugar al voleibol.
Francisco también se los llevaba a pescar. Mientras tanto,yo hacía comidas, café y horneaba pan y galletas.
Estaba enamorada de mi casa y muy agradecida con Dios por tanta bondad. A solas,esa media tarde,me puse de rodillas y le agradecí por todo lo bueno que el había sido con nosotros.
Ser agradecido es un tesoro. Estar contento con lo que Dios te ha permitido lograr y tener.
Francisco estaba bien de salud, nuestros hijos estaban bien también. Yo estaba bien. Creo que rejuveneci en esos días.
Fue como si Dios hubiese alimentado como a Elías en la cueva con las fuerzas necesarias para el camino que teníamos por delante. El camino del dolor.