Bendita Cotidianidad.

Un hasta luego.

De pie,ante la puerta de Urgencias en el hospital. Luz y Paco, esperaban la salida de un doctor que les comunicase el estado de Francisco.

Irene lloraba silenciosamente en brazos de su tía Claudia.

Es curioso,como aveces lo que se graba en el cerebro,son esos pequeños detalles específicos de esa hora crucial.

El color de la puerta,las enfermeras entrando y saliendo,el aspecto de la sala. El rostro del médico que salió después de casi dos horas.

Lo que todos esperaban era que Dios primero,los doctores pudieran estabilizar a Francisco, pero el rostro del doctor solo evidenció malas noticias.

-Familiares de Francisco.....-

Ansiosamente,Luz , Paco, Claudia e Irene se le acercaron.

-Yo soy la esposa -

-El paciente,tuvo otro fallo cardíaco y está vez,no pudimos resucitarlo-

Todo comenzó a ponerse negro. Negro como la muerte,como una noche sin luces.

Estaba sentada en la sala de espera en urgencias. En cuanto volvió en sí,el médico sugirió que comiese algo. -Se que no es el mejor momento, pero algún de ustedes debe reconocer el cuerpo en la morgue del hospital,lo están llevando para allá en este momento.-

-Claudia- tomó la mano de Luz, mientras Paco se iba a traer un jugo y unas galletas. Luz solo bebió unos sorbos, cerró los ojos un momento y luego se apoyó en Paco para ponerse de pie.

-Yo iré a la morgue -

-Madre, estás muy débil todavía, iré yo- dijo Paco nerviosamente. Cómo te preparas para eso? Cómo todo puede pasar en un instante y luego se desencadenan una sucesión de hechos necesarios?

-No hijo. Yo iré. -se dirigió a su hermana - Claudia,ven conmigo -

-Claro que sí -

-Paco,cuida a tu hermana -

-Si- mamá -

Mientras abrazaba a Irene, Paco observó la figura de su madre,encaminando se a recepción a preguntar dónde quedaba la morgue del hospital. Su frágil figura parecía por momentos desvanecerse. Nunca olvidaría a su madre, haciendo lo que tenía que hacer,con el dolor de la muerte a cuestas.

Lo que sucedió después fue como si todos flotaran en un mundo abstracto. No real. El reconocimiento del cuerpo fue desgarrador , Claudia no sabía que hacer con Luz, Estaba llorando a gritos. Tanto que un trabajador de la morgue vino para decirle que comprendía su dolor, pero que por favor se controlara.

Desde la noticia de la muerte de su esposo,el reconocimiento del cuerpo y lo que pasó después,fue un horrible trauma para Luz. Después de ver el cuerpo, Pedir a Paco ir a escoger la ropa y los zapatos, junto al cinturón de su padre, contratar los servicios de una funeraria y velatorio.

Ir a casa,darse un baño casi en automático para irse al velorio.

Recibir a la gente y agradecer sus condolencias fue casi insoportable. Insoportable por qué no quería ver ni hablar con nadie. Pero ella solo alzó una oración mental, mientras trataba a la gente con amabilidad, agradeciendo su delicadeza y apoyo.

Se desmayó en el sepelio. Hay que decir que sus líderes pastorales, estuvieron ahí, haciendo para ella y la familia,todo lo que podían.

En cuanto se retiró la mayoría de la gente y los padres y hermanos de Francisco, ella simplemente se encerró en su habitación.

Claudia se quedó algunos días,con Paco e Irene. Ella no quería ver a nadie.

A nadie.

Susana entró en la habitación,un día después de la partida de Claudia.

Todo estaba obscuro. Ya había tocado las puertas de las habitaciones de los muchachos y los había conminado a comer, algo de lo que ella había traído.

Susana vivía orando, en su mente, en las mañanas,en las tardes y en las noches, tenía su propia lista de personas por las cuales orar y peticiones por las cuales interceder. Ser la esposa del pastor era un trabajo espiritual por la vida y las necesidades de las personas.

Claudia había dicho que tenía miedo de que Luz se aislara en su propio dolor, cuando era niña no había tenido tiempo de llorar a cabalidad,era muy probable que este golpe fuera tan fuerte que se deprimiera. Que perdiera las ganas de vivir.

Ella se acercó a la cama de Luz,la inundó una ola de compasión y amor inexplicable. Así era como Dios amaba a las personas, viendo sus carencias,sus dolores,sus tragedias,sus errores,sus pecados. Ella,lo sabía, Dios la había amado a ella también.

-Oh Dios!- rogó mentalmente -ayudala a salir de esto -

Luz y Ulises.

Entre los trabajos del día a día, las obligaciones de casa y de los hijos, Luz y Ulises se llamaban todos los días por las noches.

Cada vez que podían salían juntos. Ninguno de los hijos, exepto Paco,se habían tomado a bien su relación. Así que,pospusieron el conocerse entre las familias. Había un punto al que Luz,estaba dando vueltas en su cabeza con más frecuencia.

El aún no le decía quienes eran sus hijas, aunque fuese en fotografías y tampoco había hablado de su esposa,o que es lo que había pasado con ella.

Sería algo tan traumático, que el evitaba hablar al respecto? Tendrían que tocar el tema, por su paz mental. Una tarde, mientras estaban en un parque, sentados a la sombra de un árbol, Luz sacó el tema a flote.

-Tienes fotografías de tus hijas?, me gustaría conocerlas aunque solo fuese así.- sonrió, luego sacó su celular,- tengo fotos de mi hijo Paco y de mi Irene,quieres verlas?-

-Por supuesto - el sonrió sin dudar.

-Este es Francisco, y aquí está Paco y está es Irene,está fue la foto que nos tomamos la navidad antes del accidente -

El observó la fotografía con curiosidad.-Eran una hermosa familia.- dijo amablemente.

-Si- dijo ella suspirando, luego lo miró.-Nunca me has contado lo que le pasó a tu esposa...-

Ulises suspiró -Mi esposa me dejó Luz -

Los ojos de Luz fueron cambiando de expresión junto a su cara.

-Me darías la oportunidad de escuchar?- ella solo pudo asentir.

-Nunca te lo dije, primero porque estaba herido aún. Después porque.. sé que eres partidaria del matrimonio. Se que eres enemiga del divorcio. Tuve temor de que me descartaras -




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