Antes pensaba que lo más importante para ser un buen escritor era el talento. El talento nato. Por supuesto que era importante la disciplina y la constancia,la imaginación y el trabajo. Y una buena ortografía.
Ahora pienso que, aunque uno no tenga un talento sobresaliente, también puede ser escritor,¿Porqué?,Pues porque puede trabajar diligentemente esa dosis de talento que Dios le dió y educarse. Aveces llega más lejos un diligente que un talentoso indisciplinado.
Tengo que reconocer que me tomé bastantes vacaciones en enero, este es el mes de mi cumpleaños así que, decidí descansar de esta novelita un poco.
Creo que esté será el antepenúltimo capítulo, pronto terminamos con esta historia,yo de compartirla con ustedes y los que me leen,pues de leerla. Gracias por llegar hasta aquí.
Luz miró a Ulises,con esa chispa de determinación que el ya comenzaba a conocer muy bien. Esa mirada que le decía, que ella estaba decidida a hacer algo. Aveces esa determinación lo asustaba, o por lo menos,lo inquietaba. Es que, Ulises sabía que en ciertas situaciones de su vida, Luz hacía decisiones casi irrevocables. Y le inquietaba, cuando se relacionaba con él.
-Quiero, que hagamos nuestros votos nupciales - le había dicho mirándolo amorosamente.
-Veamos- ella le extendió una hoja que tenía algo escrito.
Ulises leyó con cuidado. Luego levantó la cabeza y dijo en voz alta - el segundo es mío?-
-Es una sugerencia, puedes hacer el tuyo propio como tú lo desees - ella se sonrojó.
-Yo, Luz, te acepto a tí, Ulises,cómo mi legítimo esposo,para amarte,respetarte,cuidarte,comprenderte,obedecerte,serte fiel, en lo próspero y en lo adverso,en la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad...- Ulises había continuado leyendo lentamente, cayendo en la cuenta de la seriedad y compromiso que Luz había mostrado al hacer esos votos, generalmente ya no se usaban - hasta que la muerte nos separe...-
Ulises suspiró. Luego leyó en voz alta su parte.- Yo Ulises,te acepto a tí Luz,cómo mi legítima esposa, para cuidarte, comprenderte,amarte,respetarte,escucharte, serte fiel, compartir mi vida contigo,en lo próspero y en lo adverso,en la salud y en la enfermedad,en la pobreza y en la riqueza, hasta que la muerte nos separe.-
Ulises no supo que decir. Luz se le quedó viendo, tal vez no le habían gustado,talvez él pensaría que esos votos eran bastante terminantes e inexorables. El había dicho una vez que ella aveces parecía inexorable. Ahora Luz suspiró.
Él aún no decía nada. Ella se encogió de hombros -Te parecen excecivos?-
- Qué?- al parecer el estaba en un muy lejano lugar mental.
-Los votos, -dijo ella, señalando la hoja de papel, que él aún sostenía en una mano.
-No creo que sean excesivos, más bien, creo que yo nunca había pensado en hacer mis propios votos, es...-dijo mirando la hoja,- una buena directriz -
-Entonces no te parecen mal?-
-Por supuesto que no,es solo que...nunca había pensado detenidamente que, cuando uno se casa, te estás casando en efecto,para compartir tu vida con esa persona especial -
Luz prestó atención, y dejó que el siguiese expresando lo que sentía.- eso sin dudarlo significa que vas a sacrificar cierta independencia, no tendrás las mismas libertades, serás responsable de tu comportamiento hacia la persona que elegiste -
-Eso,te asusta?- Ulises se la quedó viendo. Sonrió.
-No,en lo absoluto.- su sonrisa se hizo más amplia.- creo,-dijo tocando su cabeza cariñosamente - que cuando estás con la persona correcta,con esa persona que Dios preparó para tí, no hay temor,eso es, por que hay amor, amor de verdad, amor para siempre.- la miró con una ternura hermosa que llenó de calidez el corazón de Luz. Ella sonrió a su vez.
-Amor por siempre -
- Sí - repitió él - amor por siempre - y le besó los nudillos, expresando con su mirada,lo que no dijeron sus labios.
Uno podría pensar,con cierto pesimismo, que un hombre no experimenta las emociones que tanto proclaman las novelas,en cuanto a cómo se siente un hombre, cuando ve venir hacia él, ante el altar de Dios,a la mujer que el ha escogido y que ella lo ha elegido a él para compañeros de vida matrimonial.
Pero, aunque puedo creer que,debido al enorme peso o conocimiento de cambio de circunstancias respecto a él y su unión a ella, algunas veces haya un cierto shock en él, que le impide disfrutar al máximo de esa sencilla y única experiencia.
Aunque bastante impresionado por las circunstancias, Ulises,en cuanto vió a Luz, entrar por el pasillo de la iglesia, de la mano de su cuñado,a quien por cierto, había conocido unos pocos días antes, una luz de apreciación y amor llenó sus ojos y su corazón. Ella era su amada mujer, la paloma que, había permanecido escondida, exclusivamente para él. Cada paso que daba hacia él, confirmaba la hermosa seguridad de que todo estaba bien y que ellos estaban seguros, seguros en Dios y amándose el uno al otro.
Ella estaba preciosa, el vestido que ella creía que no le sentaría bien,le quedó perfecto. Llevaba la cara descubierta y una profunda emoción en los ojos, ella estaba emocionada , hermosa y feliz. Muy, muy feliz.