Benjamín

Buenos negocios

Ese día al regresar del trabajo le comenté a mi esposa del pollito que parecía no tener pico y ya saben, sintió feo y se preocupó, ella todavía no podía conocer el lugar, ¡por el trabajo en casa que es mucho!, jamás pensé que una ama de casa hiciera tanto, yo siempre vi a mi mamá tranquila y hasta jugaba con

nosotros, ya que me case valoró el trabajo de la mujer en el hogar, desde muy temprano párate a preparar el desayuno, a planchar ropa, a recoger la que esta tirada, a lavar la ropa sucia, a ir por el mandado para la comida, prepararla, tender la ropa, dar de comer al esposo y si es el caso a todos sus hijos, la hacen hasta de sicólogas ya que cada integrante de la familia debe ser tratado diferente,

escuchar sus problemas, ayudarles a los niños a la tarea, preparar la cena, lavar los trastes, tirar la basura, convivir con todos y dormirse tarde, para después: ¡increíblemente pararse temprano!, todo sin recibir pago alguno, el único pago para ellas es ver a su familia feliz; te amo madre y gracias por cuidar de mi por tanto tiempo.

Por asares del destino no puede ir a ver al pollito el día de mi descanso, así que lo vi solo unos minutos cada día, hasta que llegó el otro jueves de descanso.

No perdí tiempo en pararme temprano y llevar a mi esposa a conocer el lugar y enseñarle el pollito que me preocupaba; para tener un mejor lugar y sin tanta gente teníamos que irnos a las seis de la mañana; así los hicimos, pero ya había público, no era mucho, eso sí, ya estaban los tamales y le invite a mi esposa...

--- buenos días señora la salude con gran entusiasmo y feliz del día.

--- buenos días señor ahora viene con compañía, contestó muy amable, pero se dio cuenta que mi esposa se me quedó viendo...

--- todos los días lo veo a él y a mucha gente que viene a ver a los pollitos sin comprarme, él señor es primera vez que me compra, de que le doy, pregunto amablemente...

--- deme una torta de rajas con queso y tú amor?... le pregunte cortésmente.

--- una de verde por favor, dijo mi esposa, ya le había cambiado el semblante...

--- también deme dos atoles de chocolate bien calientitos y la cuenta por favor, al mismo tiempo que sacaba el dinero para pagar.

Al dar la mordida a mi torta de tamal se escuchó lo crujiente del bolillo, ¡¡¡mmmmm!!  el sabor del tamal era riquísimo, no estaba seco, pero eso sí, ¡bien caliente, me quemé!, me lloraron los ojos, me tragué un pedazo que fue quemando mi pechito por dentro, mi lengua, mi tráquea, hasta llegar mi a mi estómago, y tontamente le di un sorbo al atole que estaba ¡casi hirviendo!, así que también me quemé mis labios y lengua, deje mejor de comer para que se enfriará un poco, pagué y le dije a mi esposa:

--- ¡¡mira!!...

---- qué bonito!!!, exclamó, se veían algunos cajones apagados y las siluetas

de ellos, tal como se lo platiqué, quedó maravillada...

¡¡Llegaba más y más gente, unos se iban y otros llegaban, había momentos en que, de tanta gente, los de atrás no podían ver, incluso había una que otra discusión entre mamás... que usted llegó después que yo!!, que yo tengo rato esperando!!, que no!!, que sí!!, que no empuje!!, etc.

Otros llegaban y me saludaban con una sonrisa:

--- ¡Buenos días!

--- hola buenos días les contestaba... los negocios abarrotados de clientes, era un éxito rotundo.

Mi esposa y yo, estuvimos comiendo muy tranquilamente nuestro tamal y nuestro atole, platicábamos en voz baja de la gente, de los pollitos y de los negocios, ella me preguntaba:

--- que venderías amor, la verdad me hacía pensar… dejábamos pasar a todos porque llevaban prisa, así estuvimos un par de horas hasta que salió la veterinaria a comprar su desayuno, disfrutando y observando a la gente que iban y venían.

Llegó un momento en que ya no había tanta gente, me acerqué y no veía al pollito sin pico, lo busqué hasta que lo encontré, me di cuenta que los cajones cambiaron de lugar, en ese momento me nació conocer a la veterinaria y darle algunas sugerencias.

--- Hola buenos días, ¿está lleno verdad?, le pregunte cortésmente.

--- sí, todos los días se pone igual o peor, contestó.

--- Me percate que mueve de repente los cajoncitos verdad?, porque me costó trabajo localizar un pollito nuevamente...

--- ha sí, se les da alimento y se les revisa su estado de salud... contestó muy segura de sí.

--- quisiera darle mi opinión al respecto si no le molesta... le dije muy respetuoso...

--- ¡Claro!, dígame señor... contestó algo extrañada.

--- pienso que los problemitas que ha habido entre la gente, es porque se tardan en ver y no dejan a los demás, todos llevan prisa... asintió con su cabeza y con mucha atención.

--- creó sin equivocarme, es debido a que sus pollitos preferidos o perros ya no están donde los vieron el día anterior, y se ponen a buscar en los demás cajones, por lo que le siguieron que trate de ponerlos en el mismo lugar y verá que la gente se

tardaría menos tiempo y los demás pasarían más rápido, dije muy seguro de lo hablaba.



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En el texto hay: humor, aprender, aventura

Editado: 07.02.2020

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