Besos de una Historia

Capítulo tres: Barney y ricitos de oro.

—Hey, tú —dice la chica de cabellos morados.

—Hey... Tú —le doy una sonrisa cuando se sienta tras de mí.

Efectivamente terminé perdiendo mi primera clase en mi primer día. Había tardado demasiado en busca de mi casillero, así que para no malgastar el tiempo fui en busca de mis libros a la biblioteca. Ahora estaba ingresando al segundo curso y una de las cosas que más me sorprendieron, es que tiene asientos individuales y otros para dos, sin contar que el aula es grande, es como si todo un grado pudiera entrar aquí.

Tal vez éste sea todo el penúltimo grado.

Veo mi horario, tal vez sea la mitad del grado. No creo que nos dividan cuando pueden entrar todos aquí.

— ¿Conociste alguna persona desagradable de Montgomery?

—Pues, conocí a uno que casi acaba con mi paciencia.

—Como la mayoría aquí —suelta una risa —. ¿Por qué escogiste un asiento para dos?

—Parecía el más limpio, además está en medio, es un buen sitio.

—Bueno, eres nueva, tal vez por eso...

—No me digas que ya tienen un sitio escogido —tanteo —. Ya me instalé y me da flojera moverme.

—Tranquila —dice con una sonrisa de gracia —, yo solía sentarme allí, mi primo y yo solemos compartir asiento en todas las clases. Evitamos rodearnos de aires negativos cuando estudiamos.

—Bueno, si quieres tú sitio de vuelta yo...

—Nah, no importa. Así también conoces a mi primo. Es un idiota, pero es mi primo.

— ¿Ser tu primo cuenta como adjetivo bueno?

—Sí, si lo llamo familia es que él es aceptables —se encoge de hombros y se acomoda en su asiento.

—Perdón por la tardanza, parece que los de tercer año aman contar historias para evitar tener clases —dice un hombre alto con terno, un bigote gracioso y algo pasado de peso, que supongo es el profesor.

—Ese es el maestro Micky, es bueno como para enseñar matemáticas —susurra —. Oye... No me dijiste tu nombre. Soy Jackie.

—Oh, yo soy...

— ¡Maestro Mick, cada vez le queda mejor ese bigote! —grita ingresando un rubio.

Era esa voz, era ese tono burlesco, era ese idiota sin sentido de la amabilidad.

—Llegas tarde, Drake.

—Estaba hablando con el equipo, quieren competir con una escuela de esa ciudad, no recuerdo el nombre. ¿Jeyli? ¿Jensy? ¿Jerli?

—Jersey —le corrijo y su mirada cae en mí con una sonrisa de burla.

—Oh, señorita Courtney, bienvenida a clases —el maestro me da una sonrisa al percatarse de mí.

—Sí, señorita Courtney, sea totalmente bienvenida —responde con diversión el tipo allí parado.

—Ya siéntate Drake, por favor.

—A la orden, señor —le guiña el ojo a la primera fila de estudiantes y corre a sentarse... A mi lado —. ¿Qué hay, Barney desnutrido?

Con disimulo volteo, el tal Drake acaba de saludar a Jackie, sólo que no capto si es cariño disfrazado de ofensa, o si en realidad sólo es una ofensa. Creo pensar que es divertido para ellos, Jackie no se ve como la chica que se deja ofender por cualquiera.

—Mira ricitos de oro, deja de meterte con mi cabello, ¿quieres? —Le da una sonrisa sarcástica —No llegaste a decirme tu nombre —se dirige a mí.

—Rosalie —se entromete —. Rosalie... ¿Courtney? Si estoy seguro de eso. ¿Puedo llamarte Ross? Evitaría grabarme un nombre tan —hace un ademán con la mano, como si buscara las palabras correctas —... Dulce. Se siente como empalagoso.

—Me dicen Rossy —le doy una sonrisa a ella.

—Eso es aún más dulce —saca un libro de su mochila y lo lanza sobre el pupitre.

¿Es que no podía meterse en sus propios asuntos?

—Oh, déjala en paz. Si es tu manera de ligar, pues lo haces horrible.

—No trato de ligar, boba.

Mi cabeza se mueve entre ellos tratando de entenderlos, luego noto que por estar enfrascada en esta conversación, me perdí algunos minutos de la clase del maestro Micky.

—Lamento romper su burbuja de lo que sea, pero me están distrayendo.

—Así que tenemos una cerebrito aquí.

Yo de aplicada no tengo mucho, es agotador tener que repetir que la escuela no me gusta, prefiero estudiar en casa o por internet que en una escuela, lo único bueno es que mis notas no son deprimentes, pero tampoco sobre salientes.

—Drake, ya cállate.

—Sí, Barney...

—Hijo de...

—Tu tía —la interrumpe de nuevo con esa sonrisa de satisfacción boba.

Alto.

Tu tía.

Oh, mierda. Y justo cuando pensaba que estaba haciendo una amiga.

—Él es tu primo —deduzco.

—Tu nueva amiga sí que es inteligente —se burla.

—Idiota.

***

—Bien, la clase ha terminado, pueden irse.

El rubio a mi lado guarda el mismo y único libro que sacó en toda la clase, mientras yo me doy el tiempo de guardar mis bolígrafos con sumo cuidado. Prefiero tomarme mi tiempo antes de tener todo revuelto y no encontrar con qué escribir en mi próxima clase.




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