Besos de una Historia

Capítulo seis: El club de los golpes.

Drake Jason.

—Maldita sea —gruño sacándome el casco.

— ¡¿Qué mierda fue eso, Drake?! —Grita Kenny — ¡Te dije que estaba libre! ¡Debiste lanzármela a mí y no al idiota de Gen!

—Es un estúpido partido de práctica, no tienes porqué alterarte así, además, Gen lleva en el equipo dos años, de alguna manera tiene que practicar sus reflejos.

—Pues eso hizo que perdiéramos, imbécil —me da un empujón y corre hasta las gradas.

—Es un idiota, no le hagas caso —dice Morris llegando a mi lado.

—Estoy tan cansado, si no fuera por el castigo del viernes lo habría golpeado. Me voy a las duchas y luego me largo de aquí.

—Oye señor distraído —me retiene —. ¿Se te olvida el club de deportes?

—Ya tengo el suficiente cansancio físico por hoy.

—Vamos, sólo serán dos horas, luego listos para ir a jugar videojuegos. ¿Qué te parece?

—Dos horas son demasiado tiempo y hoy no puedo, debo recoger la camioneta. Papá quiere que me haga "responsable".

—Te diré esto con todo el cariño que te tengo, estás jodido.

Ruedo los ojos y le saco el dedo del medio. Morris y yo llevamos siendo amigos desde que mi padre me inscribió a clases de deportes después de la escuela, muy aparte de que nos complementamos bien, tenemos muchas cosas en común, y una de esas es que nuestros padres aman el deporte.

Camino hasta los vestidores para quitarme el uniforme todo sudado, y sin pensarlo decido meterme a una de las duchas vacías justo cuando el timbre comienza a sonar. He estado dos horas sin parar en la cancha con el equipo, practicando, corriendo, sudando, y esperan a que tenga el esfuerzo físico para seguir con el club de deportes. Al menos si me quieren allí pues tendrán que esperar a que me duche, tampoco soy antihigiénico.

Me pongo la toalla alrededor de mi torso y busco ropa extra en mi casillero dentro del vestidor. Tomo un buzo y un camiseta cualquiera. Y cuando me estoy vistiendo el silbato del maestro Forges resuena por todo el lugar afuera. Es entonces que tratando de ponerme la camiseta salgo corriendo del baño.

Iba todo normal hasta que choco con alguien.

—Se supone que para cambiarte están los vestidores, idiota.

Esa voz...

Dios, la voz de la nueva amiga de Jackie no es chillona, no es irritante, pero para mi mal carácter de estos días, me es estresante. Considerando que parece que la encuentro en todos lados. ¿Cómo hace para no cansarse de verme?

—Perdón, te ayudo —extiendo mi mano para que pueda volver a levantarse.

El estúpido silbato vuelve a sonar.

—Gracias, ahora llegaré tarde —dice con amargura comenzando a trotar a la cancha.

No me puede estar pasando esto a mí.

Normalmente me agradan las personas nuevas, soy divertido, pero Rosalie ha llegado en el momento en donde no quiero serlo, estoy enfocado en otras cosas, como el equipo y los deportes por ejemplo, y yo simplemente no puedo hacerme amigo de ella.

En el fondo sé que fue porque evitó lo que estaba tratando de lograr durante todo el año.

— ¡Drake! ¡Nueva! ¡Cinco vueltas con los demás!

— ¿Eres algún tipo de acosadora? —pregunto al trotar a su lado.

— ¿Perdón?

—Te pregunto si eres una acosadora. Tal vez tenga que comenzar a tomar distancia de ti.

— ¿Se te fundió el cerebro, rubio? —pregunta.

—Oye Ross, no me culpes. Vives al frente de mi casa —comienzo a enumerar con mis dedos —, estudias en la misma escuela que yo...

—Es la única escuela cercana en kilómetros —ignoro su comentario.

—Tienes casi todas las clases conmigo, no sé cómo lo hiciste pero fui tu guía por la escuela...

—Un guía bastante pésimo —vuelvo a ignorarla.

—Te volviste amiga de mi prima, te sientas con nosotros en los recesos y ahora estás aquí, acosándome en mi club de deportes.

— ¿Qué tan grande debes tener el ego como para pensar que estoy acosándote?

—Bueno, es lo que me das a entender con todas tus apariciones, invades mi burbuja personal —me encojo de hombros.

—Bueno, el que ahora invade mi burbuja personal al correr a mi lado eres tú, así que apártate —comienza a correr más rápido para alejarse.

Tiene la suerte de que estoy lo suficientemente cansado como para no perseguirla.

—Oye, desde éste ángulo no sé ve tan mal la nueva.

—Deja de ser tan grotesco, Shane —ruedo los ojos al notar como los ojos de uno de mis compañeros del equipo están en el trasero de Ross.

—Vamos Drake, es linda, no puedes negarlo.

—Eso no quita que te quedes como baboso mirando partes que no deberías.

—Bueno, alguien tiene que mirarlas. Y quién sabe, hasta se podrían tocar.

Nunca me ha agradado que hablen así de las mujeres, es decir, tuve una crianza dura en la que mi papá me mantenía metido en cualquier deporte como obsesionado, pero siempre ha respetado a las personas, y eso me enseñó desde pequeño. Así que lo siguiente que noto es a Shane tirado en el pasto tocándose el ojo, y mi puño en el aire, después de haber impactado contra el rostro de él.




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