— ¿Ya te agobiamos?
—Jackie, se supone que era algo sutil —le reprende Yannis.
—Era la única manera sutil que conozco —se defiende.
Yannis deja su bolso en la mesa y se sienta a mi derecha. Las tres estamos en una mesa del comedor, una que escogí para mí sola, ya que está cerca a la puerta y se me es más fácil salir.
—Dime, Rossy, ¿te pasa algo?
—Nada, Yannis, estoy bien, de verdad —respondo extrañada.
—Bueno, es que... —deja la frase al aire.
— ¿Es qué?
—Se refiere a que nos has estado evitando durante casi dos semanas —Jackie se sienta a mi lado izquierdo.
—Por supuesto que no, he hablado con ustedes durante clases, hasta me senté contigo en física Jackie.
—Sí, pero luego sales corriendo, no te sientas con nosotros en el receso, ya ni te despides, sólo te vas y ya.
—Ah, eso, es que tengo que trabajar, y no puedo llegar tarde, eso es todo. No crean que me cansé de ustedes, me agradan como para apartarlas.
—Eres tan dulce pequeña Rossy —Yannis apretuja mi mejilla.
—Auch.
—Perdón, no lo pude evitar.
—Así que Rossy ya regresó con nosotros —Morris voltea la silla y pasa sus piernas sobre ella.
—Hola Morris —lo saludo con una sonrisa.
—Que bueno tenerte de nuevo aquí, Rossy.
Vincent acomoda sus gafas sobre la nariz, haciendo que lo mire extrañada, llevo tres semanas aquí y no lo había visto con unas. No es que le queden mal, sólo que se ve raro.
— ¿Desde cuándo las usas? —Yannis pronuncia la pregunta que me hacía mentalmente.
—Mamá piensa que si estoy frente al teléfono voy a quedarme ciego...
—Cosa en la que no está tan equivocada —interfiere Jackie.
—Así que me llevó al oftalmólogo, y desde ayer debo llevar gafas. Ahora sí soy un nerd completo.
—Oh, por favor, no eres un nerd —dice Yannis —. Además, ahora los chicos con gafas son más atractivos.
—Gracias —responde y noto un leve sonrojo.
Ellos son tan tiernos.
La chica de cabellos morados a mi lado comienza a hacer una tos fingida.
—Por favor, algunos aquí no queremos presenciar esas cosas.
— ¿Qué cosas?
—No le hagas caso —responde Vincent a la rubia.
— ¡Ya llegué! —grita Drake y yo no puedo evitar rodar los ojos.
Que quede claro que yo no evité a mis amigos durante estas semanas, he hablado con muchos, pero eso no quiere decir que no he cumplido la "condición" que el rubio me puso. Trato de alejarme lo más que puedo de él. Sobre todo después del castigo que me llevé por su culpa.
—Oh, Ross, qué bueno encontrarte aquí —puedo notar la sonrisa burlesca que tiene.
—Digo lo mismo —saco mi teléfono del bolsillo de mi mochila y me entretengo con éste dejando que los demás se sigan con su conversación.
Estoy tratando de pasar desapercibida, Drake tal vez siga con la loca idea de que soy su acosadora (cosa en la que no está para nada en lo cierto), y yo sigo teniéndole rencor por el castigo, así que me evito contacto físico o verbal con éste durante al menos estos minutos de receso, luego puedo seguir con lo de esquivarlo.
— ¡Rossy! —grita Jackie en mi oído.
— ¿Qué necesidad de gritarme? —toco mi oreja como resguardándola de cualquier sonido.
—Bueno, te estaba hablando y no me hacías caso.
—Perdón Morris, ¿qué decías?
—Bueno, posiblemente organizaremos una fiesta la próxima semana, y queremos que estés allí.
Tal vez soy una chica muy aburrida, porque las fiestas ni embriagarme me llaman mucho la atención, es decir, por supuesto que puedo ir a algunas pero soy de las primeras en irme siempre ya que termino aburriéndome. Además, mamá se pone intensa si salgo de noche.
—No lo sé, apenas voy semanas aquí, mamá me diría que no con sólo el pretexto de que no conozco el lugar, sin mencionar que no los conoce.
—Es una pena —la voz burlesca de Drake es notoria.
—Oh, vamos, también podríamos celebrar que llevas un mes aquí sin volverte loca —suelto una risa por las ocurrencias de Yannis.
—Yo digo que deberíamos hablar con la mamá de Rossy —agrega Jackie comiendo una galleta —, así nos puede conocer y si nos portamos bien hasta puede dejarla salir con nosotros.
— ¿Qué clase de adolescente debe pedirle permiso a sus padres?
—Yo, Drake.
—Tampoco te burles, idiota. Es normal, su mamá debe preocuparse, si tuviera una hija no la dejaría andar sola por allí —le responde su prima.
—Al punto, entonces vamos a la casa de Rossy para conocer a su madre.
— ¿Hoy? —le pregunto a Morris.
— ¿Tienes que trabajar hoy? —Niego —Entonces es hoy.
—Voy avisando que si mi casa está hecha un desastre, pues no es culpa mía.