Besos de una Historia

Capítulo trece: Un problema resulta en amistad.

—Tienes una cara horrible.

—Gracias por tu amabilidad —responde Kim ingresando a la heladería —. Me quedé hasta muy tarde en la fiesta de Drake. Sólo tuve tiempo de bañarme y cambiarme antes de venir aquí.

— ¿Estuviste en la fiesta?

—Sí, ¿quién no asistiría a una fiesta así?

—Es que no te vi —me encojo de hombros mientras limpio una mesa.

—Realmente no pensé que eras de fiestas, Rossy. Bueno, estuve en una esquina llenando mi cuerpo de tragos, así que tal vez por eso no me viste.

—Me fui temprano, creo que por eso no nos vimos —corrijo.

—Uh, chica responsable. Tengo un dolor de cabeza horrible —lanza su mochila bajo el mostrador —. ¿Tampoco viste a Drake?

— ¿Por qué la pregunta?

—Pues desde que se lanzó a la piscina nadie más lo vio, y es su fiesta, no creo que sea común que desaparezcas de tu fiesta.

—Tal vez se aburrió —miento.

Por supuesto que tengo una idea de por qué no estaba en su fiesta, pero me cuesta creer que después de que me fui, él sólo se haya metido a su habitación.

—Lo más seguro es que haya conseguido una chica, es guapo, apuesto que cualquier chica de anoche podría haber caído en su encanto. ¿Tú no?

— ¿Yo qué? —pregunto nerviosa.

—Si no crees lo mismo que yo. ¿Drake es muy guapo, verdad?

—No lo había pensado. O sea, sí, supongo debe de tener algo, no sé. No soy de fijarme mucho en el físico y Drake puede ser guapo, pero también es molesto, siempre tiene esa sonrisa de burla, tiene sus momentos de ego y es sólo un poco inteligente. Eso es todo.

—Pareces conocerlo bien como para no hablarle mucho.

—Sí, eh, yo... Paso mucho tiempo con su prima. ¿Por qué mejor no comes algo y tomas una aspirina? Debemos seguir trabajando aquí hasta más tarde.

—Si jefa —me da un saludo militar y camino hasta dentro del almacén a contar la mercadería, aunque sé que va a tomar alguna fruta como desayuno.

Suelto un suspiro de cansancio, siento que será un día largo.

***

Miro la puerta cuando mis cinco amigos ingresan, casi todos con unas caras que gritan por todos lados tener resaca, me saludan con la mano y van en busca de una mesa al fondo. Tomo mi libreta pero antes de ir con ellos noto a Kim que está tratando de calmar a una señora que grita.

— ¿Qué...? —La mujer no me deja terminar la pregunta porque ya está arremetiendo contra mí.

— ¡¿Vienes a defender a la inepta de tu amiga?! ¡Porque déjame decirte que esta heladería no sirve para nada!

—Primero cálmese, necesito que me explique qué pasa —doy una mirada a Kim y ella rueda los ojos con fastidio.

—La señora aquí presente quiere cinco litros de helado...

— ¡Y no quieres dármelos!

— ¡Porque usted está pagando la mitad del precio! —grita también.

— ¡Pues así cuesta!

Decido intervenir antes de que este griterío se escuche hasta afuera.

—Disculpe pero si no paga el precio que está estipulado no vamos a venderle ningún helado.

—Mira niña, conozco a los adolescentes de ahora, ¿cómo sé que no están tratando de robarme?

—Porque el tarifario está allí —señala Kim quien ya parece perder la paciencia.

—Pues entonces todo este negocio trata de robarnos, ¡exijo que venga el dueño! —sus brazos comienzan a moverse sin control.

—Señora... —trato de agarrar su brazo antes de que golpee a alguien, pero tira de éste y termino cayendo al suelo.

— ¿Qué está pasando aquí?

Rogger habla con la señora mientras Kim me ayuda a levantarme. Limpio el delantal de lo que pudo quedar sucio, volteo y veo a mis amigos caminando hacia mí, luego mi mirada cae en la mujer que ahora parece ser la víctima.

— ¿Trataste de empujarla? —me pregunta.

— ¡Claro que no!

— ¡No mientas! —trata de avanzar hacia mí pero mi compañera de trabajo se interpone.

—Estás suspendida —sentencia.

¿Qué?

—Debería estar ya despedida...

—Kim dale el helado a la señora, no tiene que pagar, y tú, Rossy, estás suspendida por hoy.

Me quedo callada tratando de procesar lo que está pasando, yo no tuve la maldita culpa pero parece que la mujer se armó un cuento en donde yo soy una abusiva y ahora estoy suspendida. Tomo leves respiraciones que no hacen nada para calmar mi ira, así que voy en busca de mi mochila y salgo del lugar empujando la puerta.

Porque si decido replicar puedo terminar despedida.

Que se vaya a la mierda el "todo cliente siempre tiene la razón".

—Antes de que comiences a jalarte el cabello deberías de respirar —Drake se para a mi lado.

—Ya lo intenté y no puedo calmarme. ¿Qué haces aquí? —me cruzo de brazos y lo miro.




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