Besos de una Historia

Capítulo diecisiete: Compras navideñas.

Oh, Navidad, dulce y linda Navidad.

Las navidades habían sido solitarias estos dos últimos años, estando mi mamá y yo en un pequeño departamento, más con ella trabajando mucho, a penas y podíamos tener un pollo horneado en ese día. Y con lo que respecta a la decoración, solo escuchábamos villancicos de las luces del vecino.

Así que me sorprendo mucho al llegar a casa del trabajo, y ver todo el lugar con luces, guirnaldas, creo que hasta muérdago, y sobre todo ese árbol mediano en el centro de nuestra sala. Las personas de Montgomery ya habían puesto su decoración por toda la ciudad hace unas semanas, y tal vez por eso pensé que nosotras no pondríamos nada este año.

—Estás sobre muérdago —canturrea mi abuela feliz.

— ¿Quieres que me bese con la puerta?

—Bueno no, pero al menos ya sabes que allí está, después podrías traer algún chico.

— ¡Abuela! —Cierro la puerta empujándola con el pie — ¿Dónde está mamá?

—Estamos a una semana de navidad, querida, eso significa que fue a comprar regalos.

—No está ganando un gran sueldo como para comprar "regalos".

Mamá había conseguido un trabajo como gerente en una de las tiendas más conocidas en el centro comercial, pero era nueva así que no era mucho, debíamos sobrevivir con su paga, con la mía y con el escaso dinero que le daban a la abuela.

—Quiere que esta navidad sea mejor, Rossy. Estos años han sido terribles, así que está recibiendo éste como toda una niña.

Hace años a mamá le entusiasmaba muchísimo la navidad, nos juntábamos con la abuela e íbamos a comprar todo lo relacionado con esa fecha. Solía verla feliz por todo ese mes. Luego los problemas llegaron, mamá comenzó a trabajar como desquiciada, tuvo novios tontos, se casó con un idiota, se divorció, fuimos a vivir a otra ciudad y cosas así, olvidando lo bonito que era esta época.

Es por eso que si mamá es de nuevo feliz haciendo una gran fiesta por navidad, no me quejo. A pesar de que tal vez terminemos endeudadas.

—Supongo que debo comprar regalos también.

—No me quejaría si me das uno.

Subo a mi habitación, me quito la ropa que huele a dulces y helado (aunque huela delicioso), y me pongo un vestido casual. Por aquí no es que haga demasiado frío por estas épocas, en realidad está algo soleado y fresco. Por último tomo un poco del dinero que tengo guardado y mi teléfono.

Rossy: "Jackie, dime que no estás ocupada"

Jackie: "Sabes perfectamente que no tengo ocupación alguna. ¿Que deseas de esta humilde servidora?"

Rossy: "Compras navideñas"

Jackie: "Uhhh, me apunto. Nos vemos en diez minutos en el mini  centro de compras"

Rossy: "¿No es un centro comercial?"

Jackie: "Es pequeño, por eso es mini, dah!"

Jackie: "Aunque aquí todo es pequeño"

Rossy: "Sólo apresúrate, Jackie"

Rossy: "Y puedes llamar a Yannis, ¿por favor?"

Jackie: "Ahora mismo"

 

***

— ¡Hasta que decide aparecer! —grita Jackie en burla cuando ve caminar hacia nosotras a Yannis.

—No me demoré mucho.

—No es por eso, me refería a que desde que salimos de la escuela, tu noviecito te acapara mucho. No tienes tiempo para nosotras.

—Que dramática. Ya estoy aquí, ya podemos comenzar con las compras —dice entusiasmada.

—Bien, comencemos con nuestras madres.

Buscamos en distintas tiendas, perfumes, joyas... Pero muy aparte de que no nos gustaban, el presupuesto no nos alcanzaba. Así que tuvimos que dar una vuelta más por todo el lugar, y lo mismo pasó con cada miembro de nuestras familias.

—Estoy cansada. Las compras no son tan divertidas.

—Vamos, chicas, ya sólo nos faltan nuestros amigos.

— ¿Tenemos que comprarles algo obligatoriamente? —pregunto asustada.

No me mal entiendan, los aprecio muchísimo, a esas cinco personas en total, pero el dinero que tengo no me alcanza como para sustentar más regalos.

—No generamos dinero respirando, no nos alcanza Yannis, además, con nuestro cariño nos es suficiente —agrega Jackie.

—Yo realmente quería comprarles algo.

—Mejor guardas el dinero para la feria, esta vez sí tenemos que estar todos juntos.

—Bueno... Mis padres están decidiendo si iremos a la casa de la abuela.

—No, este año no, Yannis. Por favor —suplica.




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